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Ya son dos mamás trans que reciben la asignación universal por hijo

Apenas supo que su hermana incapacitada estaba embarazada, Roxana López decidió hacerse cargo de ese bebé. Acompañó a su hermana en todo el embarazo, estuvo con ella en el parto y, desde que nació, se ocupa de Mateo. Para él, ella es su mamá.

Roxana es una mamá trans que vive en la ciudad entrerriana de Concordia y, para mantenerse ella y a su hijo, trabaja en su casa como costurera.

Recién hace un año se enteró de que tenía la posibilidad –y el derecho– de gestionar la Asignación Universal para el nene. Se lo informó Darío Pérez, coordinador del Área de Diversidad Sexual de la Municipalidad de Concordia, adonde ella se acercó para integrarse a los talleres que allí se dictaban.

“Arranqué la gestión de la Asignación en octubre del año pasado, siempre con el acompañamiento del señor Darío Pérez”, contó Roxana a Presentes. Lo hizo con algo de desconfianza: “No pensé que me la iban a dar siendo una mamá trans. Además creí que iba a tomar mucho tiempo, tres, cuatro, cinco años”. Pero nada de eso ocurrió. “Recibí la tarjeta hace unos días y ya la habilité. Ahora solamente falta ir al banco para poder cobrarla”, dijo, feliz.

Si bien el trámite se resolvió bastante rápido, no fue tan sencillo: hubo que demostrar ante la Anses (organismo encargado de otorgar estas asignaciones) que la mujer, que es la tía biológica del niño, es además su principal cuidadora. Para ello se invocó la addenda 63, una herramienta que el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación incorporó para agilizar y simplificar el pase de la titularidad de la AUH cuando la persona que figura en la asignación es una, pero es otra la que se hace cargo del niño, niña o adolescente.

“Tuvimos que acreditar una serie de requisitos. Por ejemplo, presentamos un informe escolar para atestiguar cómo el niño concurre a la escuela, en qué condiciones de higiene, etcétera. También un certificado de vacunas, donde constaba siempre el acompañamiento de Roxana”, enumeró ante Presentes el coordinador del Área de Diversidad, quien acompañó todas las gestiones para la tramitación de la AUH, que finalmente se resolvió positivamente.

“Estoy muy contenta por mi logro, por mi esfuerzo, el sacrificio, por ser constante. Y más que todo por mi hijo, porque esto es algo más para brindarle a él. Soy una mamá trabajadora, luchadora, siempre voy por el camino más largo. Y esto ayuda un montón”, resaltó Roxana, ya con la tarjeta en su poder.

Además consideró que su caso “es una puerta más que se abrió, no sólo para mí sino para otras mamás trans o para abuelas que crían a sus nietos sin cobrar la AUH”.

El primer caso
Roxana es la segunda madre trans argentina que gestionó con éxito la AUH para su hijo. La primera fue Georgina Soledad Leguizamón. También concordiense, su caso tardó bastante más tiempo en resolverse: 8 años.

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Georgina estuvo a cargo de su hijo Dylan Daniel desde que nació, en marzo de 2010. La tramitación de la asignación debió ser más sencilla porque ella figuraba en la partida de nacimiento. “El nene estaba a mi cargo y tenía mi apellido porque yo lo reconocí. Pero cuando él nació yo todavía no tenía el cambio de género hecho”, explicó Georgina en diálogo con Presentes.

A pesar de que la Ley de Identidad de Género está en vigencia en Argentina desde 2012, esa diferencia entre el nombre que figuraba en la partida de nacimiento y la nueva identidad de Georgina, fue la excusa para ponerle trabas.

“Cuando me acerqué a la Anses para poder hacer los trámites para la asignación me dijeron que no podía cobrarla porque yo no era la mamá”, contó Roxana, que regularmente volvía al organismo para iniciar las gestiones. Pero los impedimentos no cesaron: le decían que faltaba algún documento o le exigían otros nuevos. Así el trámite se fue demorando. “Pasé 8 años yendo y viniendo sin ninguna respuesta, siempre esperando y siempre con respeto. Fue tanta la humillación que recibí durante ese tiempo en que me negaban el cobro”, lamentó Georgina. “Pero seguí porque ese salario era algo que le pertenecía al nene”, subrayó.

La situación empezó a encaminarse cuando se acercó al Área de Diversidad y recibió el asesoramiento y acompañamiento del equipo de la Dirección de Gestión Preventiva y Promoción, y del área legal de la Municipalidad de Concordia.

Frente a la persistente negativa de Anses, el equipo decidió judicializar el caso. Se interpuso una medida autosatisfactiva (de carácter urgente, similar a un amparo) y, con la intervención del titular del Juzgado de Familia N° 2 de Concordia, Rodolfo Jáuregui, y la defensora Lorena Pignataro, finalmente se consiguió el beneficio, en agosto de 2018.

A través del caso de Georgina –considerado como un caso testigo– se puso en evidencia la falta de adaptación de la Anses a la Ley de Identidad de Género.

Decisión política
Por las características de cada uno, los casos de Georgina y Roxana son inéditos en el país. Y los dos ocurrieron en la localidad entrerriana de Concordia. “Estos casos no se dieron por casualidad: se lograron gracias al trabajo realmente serio y comprometido que venimos haciendo con las compañeras”, remarcó Darío Pérez.

Destacó la decisión política del anterior intendente, Enrique Cresto, al crear el Área de Diversidad Sexual dentro de la comuna. “Fue una de las de las primeras de la provincia, cuando todavía no había ni siquiera a nivel provincial”, recordó y destacó la “plena libertad” con la que han podido trabajar y darle al área “un contenido y un marco teórico, que siempre fue por más igualdad, inclusión y derechos, y que hasta ahora sigue siendo la consigna”.

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