DEPORTES

GUILLERMO VECCHIO: Una parte fundamental de la historia del básquetbol argentino

Mientras atraviesa la “cuarentena” en su casa, el histórico entrenador aceptó el convite para hablar de básquet, su gran pasión. Recordó el ascenso a la Liga Nacional conseguido con Regatas en 1992, analizó el proceso de la “Generación Dorada” y dio su parecer sobre el futuro del baloncesto argentino. Y en relación con su trabajo en las selecciones nacionales, dijo: “Creo que fui lo que Menotti fue para el fútbol”.

Guillermo Edgardo Vecchio es parte fundamental de la historia del básquetbol argentino, por su destacada labor como formador y entrenador de diferentes seleccionados nacionales. Pero también tiene su lugar de preponderancia en el desarrollo histórico del deporte en San Nicolás, por haber sido el técnico que llevó a Regatas a la Liga Nacional en 1992 y por haber conducido al club de nuestra ciudad en su primera campaña en la “A”, antes de hacerse cargo de la Selección Mayor de Argentina. Por esto y por mucho más, siempre la suya es una voz autorizada para hablar de la actualidad del baloncesto en el país, por ser Vecchio una persona vinculada al trabajo con los jóvenes; lo que plantea en la entrevista, el desafío de abordar el futuro, nunca tan incierto por estos días.

Mientras atraviesa la “cuarentena” con su familia completa en su casa (junto a su esposa, hijos y nietos), Vecchio aceptó el convite del programa radial nicoleño Supernoba para hablar de básquet: su gran pasión.En primer lugar, Vecchio confesó que recuerda “cosas muy lindas” de su paso por San Nicolás. “Cosas que alguna vez me gustaría revivir”, contó. Y, puntualmente, de esa campaña con Regatas que terminó en el ascenso, destacó que guarda “los mejores recuerdos”. Y afirmó: “No hubo nada negativo y no hay nada malo que recuerde de esos años en Regatas. La pasión con la que se laburaba durante tantas horas, tantas horas de viaje acumuladas, el cariño de la gente, grandes amigos que me quedaron de esa época, que siguen en mi memoria y en mi corazón a pesar de que no los veo, como el “Cabezón” Eseverri, los De Felippe, “Carlitos” Terreno, Edelmann, entre tantos otros”. “Las prácticas eran extenuantes y desgastantes, pero nadie abría la boca, todo en beneficio del equipo. Fueron unos jugadores maravillosos”, resaltó el nacido en Buenos Aires el 9 de marzo de 1961.

Uno de los padres de “la criatura”
Vecchio –quien ya había logrado ascender a la máxima categoría con Estudiantes de Concordia en 1986– tras su paso triunfal por Regatas se hizo cargo de la Selección argentina teniendo por delante varios desafíos: el Mundial de Toronto (Canadá) en 1994, los Panamericanos y el Preolímpico, ambos a disputarse en Argentina en 1995; y, si se daba la clasificación, luego los Juegos Olímpicos de Atlanta, en 1996. Vecchio y sus equipos cumplieron con todas las metas planteadas (9º puesto en el Mundial, medalla dorada en los Panamericanos y de plata en el Preolímpico y 9º lugar en Atlanta) en lo que significó un punto de inflexión en el básquet de Argentina. Aunque fue por su labor en los seleccionados juveniles que el DT recogería sus mayores pergaminos con el paso de los años, preparando para la “batalla” a muchos de los que con el tiempo se convertirían en los integrantes de la “Generación Dorada”.

Fue entre 1993 y 1997 que Vecchio tuvo a su cargo a los mejores proyectos del país, sobre los que dijo: “En ese momento solo pensábamos que eran chicos diferentes por sus cualidades y por su manera de entrenarse y si bien yo les decía que seríamos los mejores del mundo, realmente nunca pensé que podían llegar al lugar al que llegaron”. “Sería muy fácil de mi parte decir que sí creía en lo que podía ocurrir con esa camada de menores de 17 o 19 años seis, siete u ocho años después”, agregó, en relación con el subcampeonato del mundo en Indianápolis 2002 y a la medalla de oro que se cosechó en Atenas 2004, bajo el mando de Rubén Magnano. “Disfruté muchísimo esa etapa formando a esos chicos”, confesó Vecchio, también seleccionador de México, Venezuela, Panamá y Chile a lo largo de su carrera (la cual se extendió por cuatro décadas).

Consultado con relación a su vínculo con Emanuel Ginóbili en ese período, Vecchio detalló: “Yo lo dirigí poco a Manu, él alternaba en las selecciones juveniles y explotó después de que se fue a Europa”. “Él logró lo que logró porque se mató, yo puse solo un granito de arena para que él sea lo que fue; lo único que hice fue reclutarlo para la Selección, entrenarlo y darle los mejores conceptos como hacía con todos los jugadores, que era mi función con ese grupo”, apuntó.Sobre la conquista de Ginóbili y compañía en Atenas 2004 se hizo una serie de cuatro capítulos, llamada “Jugando con el alma” (dirigido por Christian Rémoli), el cual fue emitido por Netflix. Allí Vecchio es mencionado por los propios protagonistas por su influencia en su formación. En relación con este tema, Vecchio opinó: “El documental me deja muy bien parado, la opinión de los muchachos me hace muy bien”. Y sostuvo: “Siento que ayudé a que se creara toda una dinastía en el básquet argentino”. “Salvando las distancias y con todo respeto, creo que fui para el básquet lo que (César) Menotti fue para el fútbol. Más allá de que soy muy amigo de Carlos Bilardo quien me enseñó muchísimas cosas sobre cómo dirigir una selección si bien pertenecemos a diferentes deportes, el “Flaco” (por Menotti) realizó una gran tarea en los años previos al Mundial de 1978 que sirvieron para crear una organización”, marcó Vecchio, quien al mismo tiempo consideró que “hubo un antes y un después en la forma de trabajar en el fútbol argentino con la aparición de Menotti, por los métodos de trabajo que generó”.

Cuando se le preguntó si se siente reconocido por esta tarea desarrollada, Vecchio manifestó: “Yo creo que la alegría de un hombre no pasa por tener o no un reconocimiento. Yo estoy feliz por el trabajo que hicimos en nuestro proceso, del camino recorrido, el cual volvería a recorrer si pudiese volver atrás. Disfruté mucho ese viaje; de los logros que fueron muchísimos y también disfruté cuando no me fue bien”. “Si vos me preguntás si me siento reconocido, te digo que sí, porque a todos los lugares adonde voy me recuerdan mi trabajo en esos tiempos”, valoró.

Presente y futuro
Por otro lado, acerca del subcampeonato conseguido por Argentina en el Mundial del año pasado en China, Vecchio indicó que a Sergio Hernández lo respeta “como colega”, pero aseguró que “ni él (por el “Oveja”) pensaba que iba a llegar a donde llegó ese equipo”. “Hizo muy bien su trabajo arriesgando, apostando y le salió bien, de principio a fin, desde los Panamericanos hasta el Mundial”, destacó. Igualmente, Vecchio fue crítico con el actual trabajo en las formativas. En ese sentido, comentó: “No me gusta cómo se está trabajando en las categorías menores”. “Y eso es lo que va a marcar si podrá salir o no otra Generación Dorada, porque las figuras de la actual selección ya están todas en Europa desde hace varios años”, advirtió, para después aseverar que “hay que enseñarles a ganar a los jóvenes con la camiseta de Argentina, que es muy pesada por todo lo que se consiguió”.

Loading...

Por último, Vecchio precisó que “lo más importante para la enseñanza con los chicos es la técnica desde lo deportivo y la ética desde lo humano”. “El mensaje que brindo siempre es que no hay que tener sueños, sino objetivos. Y que con sacrificio esos objetivos son alcanzables”, remató Vecchio, cerrando la conversación con una frase típica de un maestro; eso que él fue, que es y que seguirá siendo.

El inolvidable ascenso con Regatas
Un viernes 10 de abril de 1992 Regatas (justo para sus 100 años de vida) dejaba atrás una ardua lucha en las categorías de ascenso del básquetbol argentino y llegaba por primera vez a la Liga Nacional, constituyéndose este en un hecho histórico para todo San Nicolás y la región. Los Náuticos lo lograron venciendo por 3 a 0 a Banco de Córdoba, en una de las series decisivas de la vieja Liga “B” 1991/92 (edición en la cual jugaron también Belgrano y Somisa, como si esto fuera poco). Tras su notable conquista, los regatenses en la madrugada del día siguiente fueron recibidos en el Parador por una verdadera multitud, la cual los acompañó para festejar en las intersecciones de las calles Mitre y Sarmiento (frente a la Plaza Mitre).En Córdoba, en el tercer partido, Regatas ganó por 103 a 94 y pasó a ser de la “A”, bajo la conducción de Vecchio. En dicho encuentro, el ganador contó con el aporte sobresaliente del estadounidense Teddy Colter, quien terminó con 30 puntos, 5 rebotes y 3 asistencias.

En medio de una notable actuación colectiva, además lucieron esa noche los trabajos de su compatriota James Parker (19 puntos) y del máximo héroe de la hinchada por aquellos días tan felices e imborrables: Teodoro Michalópulos.Aquella vez, fue goleador de Banco de Córdoba y del juego un cordobés de Río Tercero que años más tarde llegaría a nuestra ciudad para jugar en Belgrano y que se convertiría en ídolo de los Rojos: Carlos Colla.

En esa noche que fue toda de Regatas, el “Caco” anotó 36 puntos.El partido se desarrolló ante un público local bastante hostil, lo cual, incluso, generó ciertas dudas en los árbitros respecto del inicio de la segunda parte, por lo que se vio demorado durante varios minutos. De todas maneras, Regatas fue permanentemente arriba en el marcador, teniendo en Colter a la máxima figura de la cancha. Esto le permitió conseguir una victoria que motivó la alegría final y el festejo hasta altas horas de la madrugada de un gran número de nicoleños que viajaron para presenciar ese espectáculo.
En los anteriores choques con Banco, Regatas en su mítico estadio había ganado en el arranque del cruce por 122 a 114 (con 42 de Lorio y 41 de Colla, goleadores de ambos bandos), mientras que en el segundo duelo lo había hecho por 102 a 95 (con 24 de Gallardo y 35 de Colla para la visita).Regatas había arribado a la final habiendo ganando 26 de sus 33 cotejos, mientras que Banco había disputado 32, con 23 triunfos. Luego de ascender, Regatas perdió la final del campeonato con Santa Paula de Gálvez (Banco de Córdoba se quedaría con el tercer ascenso).Al plantel que ascendió a la máxima categoría, además de los citados Michalópulos, Colter y Parker, lo integraron, entre otros, Ricardo Lorio, Waldemar Cardona, Alejandro Gallardo, Ferrari, Cabral y Martínez. Fue asistente de Vecchio en su paso por Regatas Jorge Acosta.

Fuente: Diario El Norte / Facundo Mancusosecciondeportes@yahoo.com.ar

Artículos Relacionados

Volver al botón superior