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Los residuos plásticos invaden el ambiente y llegan a la mesa

El mar es el sitio con más presencia de microplástico.

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En lo alto del Everest y hasta en la desolada Antártida, los residuos plásticos están presentes en forma de pequeñas partículas de menos de cinco milímetros. Los microplásticos son una consecuencia de la vida moderna que tarda hasta 600 años en degradarse y se va fragmentando hasta llegar a tamaños microscópicos.

El mar es el sitio con más presencia de microplástico.

Además del daño ambiental, los investigadores están comenzando a estudiar sus efectos en la salud: los microplásticos están presentes en el agua y en los alimentos.

Estudios que alarman

Un trabajo del Fondo Mundial para la Naturaleza estimó que las personas podrían estar ingiriendo por semana el equivalente a una tarjeta de crédito (cinco gramos) de residuos plásticos.

Andrés Arias, investigador del Conicet en el Instituto Argentino de Oceanografía de Bahía Blanca, realizó la primera detección de microplásticos en el Mar Argentino. “Lo detectamos en el estómago de corvinas del estuario de Bahía Blanca. Luego se fue encontrando en la biota que vive a lo largo de toda la costa del país”, comenta.

Científicos hallaron residuos plásticos en otro lugar recóndito: la cima del Everest, a 8.400 metros de altura.

Y agrega: “Tiene que ver más con la actividad del continente porque los microplásticos circulan, flotan y se dispersan. Además, hay poca infraestructura de canalización de aguas residuales y en el tratamiento del desechos”.

Microplásticos en Antártida y el Everest

El mar es el sitio con más presencia de microplástico. Lo que no esperaban los investigadores era encontrarlos en la Antártida. Investigadores españoles hallaron por primera vez pequeñas partículas de poliéster, acrílico y teflón en un arroyo de la isla Livingston, en el sector antártico pretendido por Argentina. Los tamaños de los fragmentos van de los 0,4 y 3,5 milímetros.

Por su parte, científicos de la Universidad de Plymouth hallaron microplástico en otro lugar recóndito: la cima del Everest, a 8.400 metros de altura. Las partículas encontradas son de poliéster, acrílico, nailon y polipropileno y están asociadas a la ropa que se utiliza para escalar.

“Aunque a menudo está ligada al océano, la contaminación plástica es omnipresente en nuestro medio ambiente”, explicó Imogen Napper, una de las investigadoras.

La Sociedad Americana de Química detectó por primera vez la presencia de microplástico en el cuerpo humano en 47 muestras de tejido adiposo y de hígado de donantes.

Arias distingue dos consecuencias para la biota marina. La primera es física ya que produce obturación en los sistemas digestivos y reproductivos. Pero también hay un efecto químico: “Hay más de 900 sustancias aditivas de los plásticos. Y algunas son tóxicas como los ftalatos y el bisfenol A (BPA). Producen problemas crecimiento y reproducción”, detalla.

Efectos en la salud

El investigador sentencia: “Sería necio pensar que algo que le hace daño a la biota de la que nos alimentamos, no nos va a ser daño a nosotros. Hay efectos que no conocemos, porque no podemos hacer experimentos en humanos”.

Se sabe poco del impacto en la salud de estas partículas. “Necesitamos urgentemente más datos sobre los efectos en la salud de los microplásticos, que están presentes en todas partes, incluso en el agua que bebemos”, dijo María Neira, directora del Departamento de Salud Pública de la OMS.

Pero ya hay algunas pistas sobre su potencial impacto en la salud. Una colaboración de la Sociedad Americana de Química detectó por primera vez la presencia de microplástico en el cuerpo humano en 47 muestras de tejido adiposo y de hígado de donantes.

El más presente fue el BPA, material que compone los envases de alimentos. Hace una década se prohibió la fabricación de mamaderas con BPA porque algunos estudios demostraron que podría afectar el desarrollo del bebé, su respuesta inmune y promover la aparición de tumores.

“Es preocupante que estos materiales no biodegradables que están presentes en todas partes puedan ingresar y acumularse en los tejidos humanos. No conocemos los posibles efectos en la salud”, asegura Varun Kelkar, uno de los autores del trabajo. 

Soluciones

Arias cree que no hay una sola solución a este problema. “La más inmediata es reducir el consumo para que se produzca menos. Se fabrican 400 millones de toneladas anuales y se duplicó la producción en una década”, asegura. Y agrega que hay que fomentar el desarrollo, producción y uso de otros materiales biodegradables.

Además de disminuir su uso, hay que impulsar su reutilización y reciclado y se deben sancionar leyes para regular su uso.

Días atrás el Congreso de la Nación argentina sancionó una ley que prohíbe la importación y comercialización de cosméticos y artículos de higiene con microesferas plásticas. Son partículas de menos de un milímetro que le otorgan poder abrasivo o exfoliante el producto.

“Es fundamental que comprendamos el impacto que el sistema productivo genera ante la problemática del plástico y que fomentemos medidas que generen cambios concretos, porque estamos consumiendo partículas de plástico a través del agua y del aire”, dijo Manuel Jaramillo, director general de Fundación Vida Silvestre Argentina.

Fuente
Pensar Salud

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