Santa Fe: Quién es Sergio Aladio, el sindicalista que desafía el poder de Hugo Moyano
Aladio lidera el Sindicato de Camioneros de Santa Fe y se desafilió hace cinco años de la federación nacional. Se mudó dos veces porque amenazaron a sus hijos. El moyanismo busca intervenirlo y le armó un gremio paralelo. Por qué denuncia una “asociación ilícita”.
En su época de apogeo, el legendario líder metalúrgico Lorenzo Miguel acuñó una frase que revelaba su curiosa forma de concebir la democracia interna, sin opositor alguno, que es la misma que siguen teniendo muchos de sus colegas: “En la UOM siempre se vota por unanimidad”. ¿Podría jactarse de lo mismo Hugo Moyano, el dirigente que a partir del 2003 estructuró un esquema de poder equivalente al del viejo cacique sindical?
La respuesta es “no”: en la Federación de Camioneros ya no se vota por unanimidad. Desde 2015, Moyano tiene un rival que desafilió a su gremio de la estructura nacional y que desafía su poder, mientras reivindica su autonomía y la necesidad de que la dirigencia porteña, centralista, respete la independencia de los sindicalistas del interior. Se llama Sergio Aladio, tiene 48 años y conduce el Sindicato de Camioneros de Santa Fe, de 25.000 afiliados.
Este sindicalista pasó por todo lo que uno imagina que debió soportar un adversario de alguien poderoso como Moyano: le armaron un gremio paralelo para restarle trabajadores, lidió con autoridades nacionales que le complicaron el reconocimiento oficial, debió recurrir a la Justicia para resistir el intento de intervención al sindicato y atravesó algo mucho peor, ya que tuvo que mudarse dos veces porque amenazaron a sus hijos en la calle.
Aladio nació en Bernal, en el conurbano bonaerense, y a los 14 años se fue con su familia a Santa Fe. Allí, de la mano de un pariente, a los 17 años empezó a trabajar como “lechuza”, como se le dice al acompañante del chofer de camiones porque tiene que tener los ojos bien abiertos (de la misma forma comenzó Moyano). Mientras le cebaba mate al conductor, este dirigente aprendió el oficio que le permitió recorrer todo el país hasta que se convirtió en delegado y luego entró como vocal al Sindicato de Camioneros de Santa Fe, liderado por Marcelo Dainotto, un aliado de Moyano.
Se trata del mismo gremio que antes fue conducido por Abel Beroiz, asesinado de tres balazos y siete puñaladas en 2007, en el centro de Rosario, por una feroz interna sindical. Dainotto fue su sucesor, llegó a convertirse en secretario adjunto de Moyano en la Federación de Camioneros y debió dejar su cargo en 2014 por irregularidades en el manejo de fondos del sindicato (la Justicia le secuestró 2 millones de dólares de distintas cajas de seguridad) y por una asamblea en la que se enfrentaron facciones internas y que terminó con un muerto y cuatro heridos de bala.
Cuando Moyano quiso designar a un nuevo jefe del Sindicato de Camioneros de Santa Fe, uno de los más importantes del país, un sector de la conducción se opuso. La pelea terminó con unas elecciones que tuvieron lugar en 2016 y en las que, pese a la resistencia moyanista, ganó Aladio. Lo primero que hizo el flamante líder santafesino fue desafiliar a su sindicato de la federación, es decir, declarar su autonomía y declararle la guerra nada menos que al “dirigente ejemplar” de Alberto Fernández, que por entonces estaba en plena luna de miel con el gobierno de Mauricio Macri.
Para debilitar a su rival, Moyano alentó en 2019 la creación de un sindicato paralelo en Santa Fe con la idea de vaciar de afiliados al que lidera Aladio, quien revalidó su poder en enero pasado al resultar reelegido hasta 2024 en los comicios del gremio. El adversario santafesino de Moyano denunció que existe una “asociación ilícita en contra de la provincia, de la propia institución y de los trabajadores camioneros”; y se quejó del centralismo de los dirigentes porteños que no escuchan ni tienen en cuenta a sus pares del interior.
-¿Por qué es un opositor a Hugo Moyano?
-Nosotros arrancamos en 2014 con una disputa para transparentar el gremio de la provincia de Santa Fe. Había un secretario general en ese momento (por Marcelo Dainotto) que se dedicaba mucho a los autos de carrera y poco al gremio. Este muchacho también era secretario adjunto de la Federación de Camioneros, es decir, adjunto de Hugo Moyano, y se dio una pelea que no estaba prevista contra la Federación de Camioneros. Tratamos de llegar a entendimientos hasta que ellos lamentablemente seguían con la decisión firme de avanzar sobre la provincia, de intervenir el sindicato, de no permitirles a los camioneros de Santa Fe que saldaran cualquier discusión que podían tener. Y eso nos puso en veredas distintas. Nosotros tenemos otra visión del sindicalismo y sobre todo del interior del país.
-¿Cuál es su visión del sindicalismo tan distinta de la de Moyano?
-Nosotros creemos en el federalismo, en la independencia de cada una de las provincias. Los dirigentes de cada una de las provincias tienen la capacidad para saldar cualquier problema. Nosotros somos entidades de primer grado, o sea autónomas en cada una de las provincias, y adherimos o no a una federación, que es una entidad de segundo grado. No somos una filial y esto no es una unión, que se maneja directamente desde Buenos Aires, como en la Unión Obrera Metalúrgica, donde decide todo Antonio Caló desde la central porteña. Pero en la federación, cada sindicato de base de primer grado tiene independencia. Después depende de cada provincia si le entrega a Moyano las conducciones independientes de cada una de esos sindicatos. Eso es lo que no aceptamos.
-¿Ese poco apego al federalismo por parte de Moyano en qué lo afecta a usted concretamente?
-En la falta de independencia económica. Independencia para discutir paritarias por sectores, según las realidades distintas. No es lo mismo una paritaria en Buenos Aires con el chofer de larga distancia que con lo que padecemos nosotros o muchas provincias del interior. Tampoco es lo mismo discutir paritarias con camiones de caudales, que tienen una vinculación muy fuerte dentro de Capital Federal a lo que nos pasa en el interior del país.
-Es decir, las paritarias deberían descentralizarse porque hoy las maneja el sindicato a nivel nacional.
-Deberían descentralizarse para que lleguen los beneficios de mejor manera hacia los trabajadores. Cuando llegamos al gremio teníamos solamente 17 delegaciones y la mitad eran propiedad del gremio. Hoy nos faltan comprar tres delegaciones y son todas del gremio. Esto es la independencia económica. Poder construir un edificio de seis pisos, como estamos haciendo ahora, para una nueva sede sindical en Rosario. Poder llevar a los chicos de nuestros afiliados de vacaciones a Bariloche o a Córdoba todos los años. Darles participación a los trabajadores. Si no tenés independencia económica, no hay manera de sostener esas actividades. Por eso el poder central te debilita para que los trabajadores se empiecen a poner molestos y voten una alternativa cada vez que lo puedan hacer.
-¿Cuál es el costo que paga por oponerse a Moyano?
-El intento de intervenciones que fallaron, siempre en complicidad con cada gobierno. Antes era (Jorge) Triaca, ahora es otro ministro el que lo está intentando. Hoy nuevamente están intentando tratar de generar incertidumbre en los trabajadores de la provincia. Estamos cansados de estos atropellos. Creemos que hay una asociación ilícita en contra de la provincia, de la propia institución, de los trabajadores camioneros de Santa Fe, y desde la comisión directiva hemos ordenado a los abogados para que hagan las denuncias penales correspondientes. Ya no da para más esta discusión.
-¿A quién involucra en esta asociación ilícita?
-A todas las personas que intentan llevarse por delante todas las gestiones y toda la institucionalidad ya reafirmada desde el Ministerio de Trabajo. Hicimos elecciones en enero, participamos como única lista porque siempre les hacemos llegar mensajes por si tienen una línea opositora para que la hagan participar y nunca lo hacen, pero siempre después terminan tirando piedras desde la vereda. Hablo de toda la gente que responde al moyanismo.
-¿También lo incluye al ministro de Trabajo, Claudio Moroni?
-Sí, claramente. Yo tengo certificación de autoridades, firmada por el propio Ministerio de Trabajo, hasta 2024. Ahora, uno va al sistema público del Ministerio de Trabajo para ver quién figura al frente del sindicato y hay un tipo que dice ser interventor nombrado por la federación a la cual no pertenezco. Entonces si no es una asociación ilícita, si no es una trampa para tratar de destruir la consolidación de un gremio desde el interior del país, yo pregunto qué es. No entiendo qué otro nombre le podría poner.
-¿Moyano alentó la creación de un sindicato paralelo en Santa Fe para restarle poder?
-Moyano todo lo puede, pero la Justicia le ha puesto un freno a esa locura porque la semana pasada hicieron otro allanamiento en Santa Fe y volvieron a encontrar cartas documento truchas mandadas por OCA, una empresa vinculada a Moyano, e imputaron a gente por falsificación de firmas. Eran cartas de supuestos afiliados nuestros para desafiliarse del sindicato, pero detectaron que eran falsas, que estaban todas armadas con gente de la propia empresa para tratar de generar un perjuicio. Acá el fin es económico. Quieren ir por la caja, quieren ver cómo pueden debilitarte para tratar de sacarnos afiliados o generarnos dificultades en los bancos, pero siempre utilizando ardides delictivos y con complicidad del propio Ministerio. Si queremos construir un país distinto, no tendría que ser así.
-¿Todo esto no pudo hablarlo con Moroni?
-En realidad, para que me atienda a mí, Moroni le tiene que pedir permiso a Moyano. Imaginate que en esta situación no me va a atender… Con Moroni hablo a través de las denuncias que le presentamos desde la provincia de Santa Fe.
-¿Qué sintió cuando Alberto Fernández calificó a Hugo Moyano de dirigente ejemplar?
-Son cuestiones políticas. Pero en la provincia de Santa Fe esas cuestiones no nos mueven la aguja. Tenemos otra realidad. En algún momento, dirigentes sindicales comían milanesas con (Juliana) Awada en la Quinta de Olivos y se jactaban de eso y ahí tomaban decisiones para dañar a nuestro sindicato. Sin embargo, seguimos estando acá.
-Pero esas declaraciones revelan el grado de favoritismo del Gobierno hacia Moyano.
-Insisto en que son cuestiones políticas que Alberto Fernández debe llevar adelante por alguna situación particular del gobierno nacional y después quizá las cosas cambien. Cada vez que hay desgaste de los gobiernos se empieza a mirar desde otro lugar, como le pasó en algún momento a Cristina (Kirchner), como le pasó a (Mauricio) Macri, como le pasó a Néstor (Kirchner), como le pasó a tantos otros gobiernos. Es parte de lo que sucede en este país.
-¿Y por qué casi todos los gobiernos terminan rindiéndose ante el poder de Moyano?
-Como gobierno, creen tener la necesidad de llegar a acuerdos con Hugo, así como con otros sectores. Lamentablemente, después se terminan destruyendo esos acuerdos y generan daños en cada uno de los sectores. Lo que padecimos como camioneros del interior por la ruptura entre Moyano y Cristina (Kirchner) fue terrible.
-¿En qué sentido lo padecieron?
-Los empresarios percibían Refop (Régimen de Fomento para la Profesionalización del Transporte, que establecía la devolución de los aportes patronales si tenían a sus choferes en blanco y dentro del convenio camionero), pero todo eso se perdió (N. de la R.: Cristina Kirchner lo eliminó por decreto por la pelea política con Moyano) y terminó dañando a toda las pequeñas empresas que lo necesitaban para seguir subsistiendo.
-¿Se siente solo como opositor a Moyano o hay otros dirigentes del interior en la misma posición?
-Tenemos diálogo con muchos compañeros de distintas provincias y seguramente muchos de ellos, si tuvieran la posibilidad, también lo harían. Hay un desgaste de esos compañeros, pero lamentablemente todavía no se animan o no tuvieron el acompañamiento que deberían haber tenido por parte de un Ministerio de Trabajo que trabaje para todos y no solamente para un centralismo. Quiero dejar en claro que esto no es una rebelión sino tratar de estar al lado de los trabajadores y de que la recaudación de estas provincias sea volcada a los trabajadores de cada uno de los distritos. Acá no hay otras discusiones ni otros planteos que no sean solamente estos, vinculados con el verdadero federalismo. El federalismo que nos abrace a todos y no el federalismo nocivo que solamente toma decisiones para Buenos Aires.
-¿Usted cree que Moyano privilegia los intereses de Buenos Aires?
-Totalmente. Son los intereses que sostiene el secretario general del sindicato de Buenos Aires y él inclina la balanza para la entidad que representa.
-¿Y margina al interior?
-No sé si lo margina, pero no le presta atención a los dirigentes del interior o no les dar la posibilidad autónoma a cada uno de los dirigentes o de las provincias. Somos una entidad que se mueve a través de los aportes de los propios trabajadores y si ese dinero no lo volcás a los propios trabajadores en beneficio de ellos y de sus familias causás un daño enorme. A esta oficina me vienen a ver tanto trabajadores como empresarios que la están pasando mal y encontramos una alternativa para ayudar a los dos. A los trabajadores para que puedan seguir sosteniendo los trabajos y a los empresarios para que puedan seguir sosteniendo sus empresas. Este es el desafío de la nueva dirigencia que quiere tener la visión de un país distinto. Basta de discusión. Hay que terminar el tema de la grieta y tenemos que ponernos a trabajar en serio para tratar de construir algo distinto. Hay que darles la autonomía a las provincias para que lo puedan hacer.
-Usted desafilió al sindicato de la federación, pero no es un camino que hayan seguido sus colegas del interior.
-Hay distintas cuestiones. Uno es el SURRBAC, el sindicato de recolección de residuos de Córdoba, que también está desafiliado. En la provincia del Chaco hay tres sindicatos, uno de base y tres con simples inscripciones que afilian a distintos trabajadores. Tucumán tiene un sindicato con simple inscripción afiliando trabajadores de camioneros a otro sindicato que está retirado de la federación. Las provincias del Sur están divididas en dos partes. Hay dificultades por todos lados que quizá se desconocen, pero, insisto, es culpa de un federalismo nocivo para las provincias. Nosotros no estamos fuera de la federación porque quisimos sino porque nos echaron. Seguramente era un mal ejemplo.
-La imagen de Moyano también es la de alguien que consolidó su poder interno con buenos salarios y mejores condiciones laborales para los trabajadores. ¿Esto es así o es parte de un mito?
-Si me lo cruzo a Hugo de frente lo voy a ir a saludar porque es lo que corresponde. No creo en los odios ni en las cuestiones personales. Cada uno defiende la institución de la manera que quiere. Seguramente le voy a agradecer por muchas cosas que nos dio a los camioneros, pero también le diría que hoy en Santa Fe se está equivocando.
-¿Cómo están los salarios de los camioneros?
-Seguramente como está todo el país. Siempre nos hace falta llegar a algunos acuerdos superadores. Nosotros tenemos independencia para discutir en la provincia y mientras Buenos Aires cierra un bono por 25.000 pesos, en Santa Fe se están pagando bonos de 30.000 y de hasta 70.000 pesos. Depende mucho de cada una de las actividades.
-¿Cómo ve la posibilidad de que Pablo Moyano lidere la CGT cuando se renueven las autoridades el año que viene? ¿Lo preocupa? ¿Piensa que la CGT puede jugar algún papel en contra de usted?
-No me preocupa. Hay situaciones muy difíciles dentro de la estructura sindical argentina cuando tres gremios grandes, como Comercio o UATRE, por ejemplo, tienen más votos dentro del CGT que cien gremios juntos. Esa es la discusión que seguramente están teniendo en Buenos Aires entre los gordos y algunos otros gremios que están apareciendo.
-Pero si usted participara del congreso de la CGT sería un voto cantado. Me imagino que elegiría a Héctor Daer y no a Pablo Moyano, ¿no?
-No sé, tendríamos que ver el momento y tendríamos que sentirnos acompañados de lo que necesite nuestra gente y lo que sea mejor para todos los trabajadores del país, no solamente para los camioneros.
-El 17 de noviembre usted organizó un acto en Santa Fe del que participaron dirigentes de la CGT como Héctor Daer y Antonio Caló. ¿Lo interpretó como un gesto de respaldo en la pelea con Moyano?
-Para poner en contexto esa cuestión: soy el secretario de Organización del Partido Justicialista de Santa Fe y pertenezco a la CGT de Rosario, que organizó un homenaje a José Ignacio Rucci. Llama mucho la atención cuando alguien que está del otro lado de la vereda de Hugo Moyano se sienta con Daer. En ese momento dije que cuando Rucci fue titular de la CGT lo primero que hizo fue salir a recorrer el país y trató de buscar la unidad de todo el movimiento obrero del país.
-¿Eso que hacía Rucci lo está haciendo la dirigencia nacional?
-A través de estos actos, a través de lo que hizo Daer, se dio una señal de que se podía hacer, de que se intentaba hacerlo. Tratar de recibir a dirigentes del interior en sus gremios o en la propia CGT para escucharlos.
-A Moyano se lo ha criticado también por los bloqueos a empresas, que son medidas de fuerza de carácter extorsivo y violento. ¿Qué opina sobre esa modalidad de protesta?
-Hay que ver cada contexto y cada situación. A esas cuestiones que se ven por televisión habría que evaluarlas porque hay que ver cómo se llegó a ese punto y a esa medida de fuerza. Porque para llegar a eso tuviste que pasar por toda una serie de pasos administrativos dentro del propio Ministerio de Trabajo hasta que se libera a las partes para que tomen las medidas que correspondan. Esa última herramienta es la que uno no quiere usar, pero es una medida de fuerza.
-¿Y siempre hay que apoyarla, aunque la modalidad sea extorsiva?
-Cuando la medida de fuerza está basada en defender los salarios y los derechos de los trabajadores, la vamos a acompañar, sea decidida por Moyano o por quien sea. Ahora, cuando ese planteo es para defender intereses propios de las personas que a veces conducen esas instituciones, no la vamos a acompañar porque nosotros estamos para defender a los trabajadores, no para defender solamente a Sergio Aladio, a Hugo Moyano o a cualquier otro.
-¿Le gustaría convertirse en el titular de la federación, como Moyano?
-Hay tiempos para cada una de las cosas que uno tiene que hacer. Hace doce años que me bajé del camión. Yo soy camionero. Estoy trabajando en un lugar al que estamos reconvirtiendo y mejorando. Nos faltan muchas cosas hacer dentro de la propia provincia y ayudar a mucha gente como para estar pensando en una conducción nacional.
-¿Nunca sintió miedo por enfrentarse a alguien poderoso como Moyano?
-En lo personal, no, aunque uno con su familia siempre tiene un poco de temor. Me mudé dos veces, pero es parte de la historia… Siempre amenazan a los hijos en la calle, los llaman por teléfono. Cada episodio está denunciado, aunque la Justicia es muy lenta para encontrar a quien lo hizo. Y yo no puedo decir si lo hizo una u otra persona.
-Su sindicato publicó una solicitada en medio del conflicto con Moyano que incluía una frase sugestiva: “Sepan los dirigentes capitalinos que en el interior del país estamos preparados, tal como lo estuvieron nuestros caudillos hace dos siglos, para seguir dándoles batalla hasta el triunfo final”. ¿Lo cree realmente?
-Estamos muy lejos de los tiempos en que esos caudillos discutían a sangre y fuego, pero uno siente que las cosas se van repitiendo continuamente, esa discusión de algunos dirigentes con colegas del interior, a quienes creen de menor nivel. No es así, tenemos muy buenos dirigentes y, sin embargo, siguen siendo marginados. Y si en algún momento todos esos dirigentes del interior se juntaran y confluyeran en un acuerdo terminaría sucediendo eso del triunfo final, salvando las distancias. Por eso les insisto a los dirigentes de Buenos Aires que hay que salir a caminar el interior.
-Usted tiene mandato hasta 2024. ¿Y después?
-Gané las elecciones en enero, justo antes de la pandemia. Y el Ministerio de Trabajo me expidió un certificado de autoridades dejándome en posesión del cargo hasta 2024. Después veremos qué es lo que deciden mis compañeros, si vamos a seguir conduciendo el sindicato o si vamos a volver al camión de donde vinimos, a recorrer las rutas del país.
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