Cómo será la estrategia para diferir la segunda dosis de las vacunas en la Argentina
La medida busca "proteger a mayor cantidad de personas con alguna condición de riesgo, lo antes posible y reducir el impacto de las muertes por esta enfermedad”. Fue consensuado entre Vizzotti y sus pares de las 24 jurisdicciones del país.
El Consejo Federal de Salud (COFESA) informó que se diferirán las segundas dosis de las vacunas para inocular a la mayor cantidad posible de personas y aminorar el impacto de la segunda ola de coronavirus. Habrá un diferimiento de las segundas dosis de todas las vacunas actualmente disponibles en el país –Sputnik V, Covishield/ChadOx-1 y Sinopharm– a un intervalo mínimo de 12 semanas desde la primera dosis, informó el Ministerio de Salud en un comunicado emitido a primera hora de esta tarde.
El consenso para la recomendación se produjo en el marco de una reunión del COFESA en la cual las máximas autoridades sanitarias del país adoptaron las recomendaciones de los miembros de la Comisión Nacional de Inmunizaciones (CONAIN) y del Comité de Expertos que se reunieron esta semana para analizar de manera integral la evolución de la pandemia.
“Ayer la CONAIN avaló en este contexto priorizar la aplicación de la primera dosis a la mayor cantidad de personas posibles con el objetivo de minimizar la mortalidad, y diferir tres meses la segunda dosis”, explicó la titular de la cartera sanitaria, Carla Vizzotti.
Y si bien la ministra aseguró que la decisión se basa “no sólo en la evidencia científica, sino en favorecer la equidad en el acceso y, por supuesto, revisando permanentemente toda la información nueva y prosiguiendo con las gestiones para contar con más dosis lo antes posible y así cumplir con el esquema completo lo más rápido posible”, algunos especialistas manifestaron sus dudas sobre la decisión.
Lo cierto es que las vacunas que están autorizadas hasta el momento en el país se dan en dos dosis con diferentes intervalos para lograr la protección total. En el caso de la Sputnik V, además, se trata de dos componentes, que juntos brindan inmunidad completa.
Sobre la posibilidad de que hoy se adoptara esta medida, el médico infectólogo Eduardo López había declarado en medios radiales que “en la vacuna Sinopharm no se puede diferir la segunda dosis porque no hay datos de que se pueda, ni de eficacia con la primera dosis”. “No hay estudios con una sola dosis, no sabemos la eficacia con una sola dosis, por lo tanto, con la vacuna Sinopharm no aconsejaría una sola dosis ni diferir la segunda”.
“Prefiero en el caso de Sinopharm dar dos dosis en un intervalo de 30 días y no esperar a ver si con una sola dosis es eficaz porque esa seguridad no la tengo –insistió López–. No hay datos de cuán eficaz es con una sola dosis; no hay ningún trabajo publicado de la Fase III ni de que se pueda diferir la segunda vacuna más de 21 días (más/menos 8 días) o sea que se tiene que dar con un intervalo máximo de 30 días”.
Emiratos Árabes Unidos es uno de los países que más vacunaron a su población con la inoculación de Sinopharm. Pero científicos de ese país descubrieron un problema en algunas personas a las que se les aplicó esta vacuna contra el COVID-19: tras las pruebas de anticuerpos, muchas de ellas no registraron una respuesta suficiente de inmunización. Por eso, las autoridades locales decidieron dar una tercera dosis a esas personas.
“Cuando se comprueba que algunas personas no responden a las vacunas, existe la iniciativa de acercarse a ellas y darles una tercera inyección de la vacuna Sinopharm, que ha demostrado, en el contexto del estudio, que refuerza su inmunidad”, afirmó Walid Zaher, investigador jefe de G42 Healthcare, distribuidor de la vacuna china en los Emiratos Árabes Unidos.
Argentina adquirió ya un millón de dosis de Sinopharm, mientras que hay 3 millones en camino, según confirmó la ministra Vizzotti.
Al respecto se manifestó hoy su par de la ciudad de Buenos Aires, Fernán Quirós, quien reiteró su posición a favor de esta estrategia: “El impacto de una primera dosis generalizada en términos de daño social es mucho mayor que achicar la cantidad de personas y vacunarlas rápidamente con las dos dosis”.
“Se sabe que la primera dosis de la vacuna protege un poco menos para tener la enfermedad, pero para tener la enfermedad grave y mortal la primera dosis es muy eficaz”, detalló el funcionario, quien agregó que “esta estrategia es la que utilizan varios países como Inglaterra que tienen mucha gente que vacunar y pocas dosis para asignar”. “Hablamos de demorar la segunda dosis. No evitarla, sino demorarla”, reforzó.
Un estudio reciente advirtió sobre los riesgos de la estrategia
Investigadores de Canadá advirtieron ahora que si bien la postergación de la segunda dosis puede tener beneficios, también puede implicar riesgos de mayor aumento de brotes de COVID-19 en el futuro.
Lo alertaron en función de los resultados de un trabajo en base a un modelo de computación que les permitió estimar el impacto de la postergación de las dosis como una medida sanitaria ante la escasez de vacunas que hay en el mundo. El estudio se publicó en la revista Science y fue realizado por investigadores de las universidades de Princeton, Harvard y Columbia y los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos, las universidades de Montreal y Mc Gill de Canadá, la Universidad de Oxford y el Wellcome Trust del Reino Unido, y la Universidad de Sydney de Australia.
Aunque el trabajo se centró principalmente en las vacunas de Pfizer/BioNTech, Moderna y Oxford/AstraZeneca, los investigadores aclararon que los resultados “son generalizables en todas las plataformas”. “Varios países, entre ellos el Reino Unido y Canadá, declararon que retrasarán las segundas dosis de las vacunas contra el COVID-19 en respuesta a la escasez de suministros, pero también en un intento de aumentar rápidamente el número de personas inmunizadas”, explicó Chadi Saad-Roy, que trabaja en los departamentos de Ecología y Biología Evolutiva (EEB) y Biología Cuantitativa y Computacional del Instituto Lewis-Sigler de Princeton y fue el autor principal del estudio.
“Los ensayos clínicos originales de las vacunas, más la epidemiología posterior, son bastante optimistas respecto a la eficacia de la primera dosis. Sin embargo, seguimos sin saber cómo persistirá a largo plazo la protección y la duración de la inmunidad de una sola dosis (o del curso completo de dos dosis o de la infección natural, en realidad)”, agregó Saad-Roy.
Nicole Lurie es asesora estratégica de la Coalición para las Innovaciones en la Preparación ante Epidemias (CEPI), en los EEUU, y su recomendación fue que “en este momento no se debe retrasar la segunda dosis de la vacuna de ARNm más allá de los intervalos evaluados para su autorización de uso de emergencia”. “Aunque es poco probable que la respuesta inmune a la primera dosis se degrade rápidamente, es incompleta y no hay datos que indiquen cuánto tiempo podría demorarse una segunda dosis sin comprometer la efectividad –amplió–. Ni siquiera sabemos la duración de la inmunidad producida por el régimen de dos dosis o cómo el momento de la dosis afecta la inmunidad en personas de edad avanzada e inmunodeprimidas, que representan la mayoría de las hospitalizaciones y muertes. Retrasar sustancialmente una segunda dosis podría dejar a estas personas inadecuadamente protegidas e impedir el progreso hacia el objetivo de aliviar el aumento de las hospitalizaciones”.
Asimismo, reforzó que las poblaciones esenciales para el funcionamiento social y económico, como el personal de atención médica de primera línea y otros trabajadores esenciales, necesitan la garantía de que, si se vacunan, pueden esperar un alto nivel de protección y pueden trabajar de manera más segura. “Retrasar una segunda dosis no puede proporcionar esa seguridad y puede tener un impacto adverso en su futura disposición a trabajar o vacunarse”, advirtió Lurie.
Infobae
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