INTERÉS GENERAL

13 de enero: Día Mundial de la Lucha contra la Depresión

¿Cómo se diagnostica la depresión? ¿Qué síntomas puede tener? ¿Qué tan común es este trastorno de la salud mental? ¿Los niños y adolescentes también pueden tenerla?

Hoy, jueves 13 de enero, es el Día Mundial de la Lucha contra la Depresión, un trastorno de la salud mental frecuente que afecta a más de 300 millones de personas en el mundo y que, como cualquiera de su tipo, aún sigue rodeado de prejuicios, estigma y desconocimiento. Por eso, desde Filo.News hablamos con las psicólogas Mara FernándezMelisa Mirabet Cecilia Salas Gatti para conocer más sobre los síntomas que genera, los si y los no de cómo abordarla, y cómo la pandemia de Covid-19 llevó a más personas a los consultorios de terapia psicológica.

La Organización Mundial de la Salud define a la depresión como a un trastorno del ánimo que se caracteriza por una tristeza persistente, por la pérdida de interés en las actividades con las que normalmente se disfruta o se encuentra placer y por la incapacidad para realizar las actividades cotidianas, durante al menos un período de dos semanas.


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Salas Gatti, psicóloga y Directora Ejecutiva de la organización de salud mental Casaclub Baires (@casaclub_baires), señala que actualmente es considerada como la principal causa mundial de discapacidad, por encima de las enfermedades cardiovasculares y el cáncer. “Es el resultado de la interacción compleja entre diferentes factores socialespsicológicos y biológicos“.

Además, según describe, afecta diferentes áreas de la vida. En relación al estado de ánimo, pueden aparecer sentimientos de tristeza, preocupaciones constantes o sensación de vacío. En el área cognitiva, aparecen dificultades en la concentración, pérdida de interés, culpa, indecisión, incluso ideas suicidas. Desde lo conductual suele aparecer el aislamiento, relaciones dependientes, llanto repentino. En el área somática surge el insomnio o hipersomnia, la fatiga, aumento o disminución del apetito, entre otros. 

Por otro lado, “el trastorno por depresión no discrimina”, agrega la psicóloga especialista en Trastornos de la Conducta Alimentaria, Mara Fernández (@hablar_sana). Puede afectar a personas de cualquier edad, género, condición económica, nivel educativo o cultural.

En niños y adolescentes, sostiene, es bastante frecuente. “Se estima que aproximadamente un 5%, o 1 de cada 20 niños y adolescentes, tendrá un episodio depresivo antes de cumplir los 19 años”. En ellos, suelen presentarse los siguientes síntomas:

  • Sensibilidad extrema al rechazo o poca resistencia ante los fracasos o errores.
  • Irritabilidad elevada, ira u hostilidad extrema.
  • Tristeza frecuente o episodios de llanto, como también sentimiento de desesperanza.
  • Disminución de su interés en actividades, o dificultad para divertirse en actividades que previamente eran sus preferidas.
  • Ausentismo o disminución del rendimiento escolar.
  • Problemas de concentración.
  • Cambio importante en los hábitos alimentarios o del sueño.
  • Pensamientos o expresiones sobre la muerte o intención de suicidarse activa o pasivamente.
  • Aislamiento social o falta de comunicación.
  • Autoestima baja.

Lo que debe y no debe hacerse

¿Qué se hace entonces cuando reconocemos en nosotros mismos o en otros la presencia de los síntomas descritos? Si se trata de uno mismo, sugiere Salas Gatti, “Lo primero que tenés que saber es que no estás solo/a. Hay más de 300 millones de personas atravesando por lo mismo. No te quedes solo/a, busca una persona de tu confianza y contale como te sentís, pedile que te ayude a contactar a un profesional de la salud mental”. 

En el otro caso, lo primero es reconocer que esa persona está pasando por un momento de mucha apatía y angustia. “Pequeñas actividades diarias, como levantarse, bañarse, tender la cama, pueden resultar un gran desafío. Es sumamente necesario comprender esto, ya que muchas veces las personas en el intento de ayudar terminan haciendo acciones que no colaboran con el otro”.

Solicitar ayuda de un profesional, promover actividades que la persona disfrutaba, promover el apoyo social y familiar, acompañar a hacer actividad física y escuchar de manera activa y empática son las cosas que, señala, definitivamente ayudan. En cambio, enojarse, frustrarse cuando no se obtienen los resultados esperados, sugerir medicación sin consulta profesional y tratar al otro de vago son los grandes “no” a la hora de abordar este problema.

La Lic. Mirabet, psicóloga especialista en gestión emocional y alto rendimiento (@melisamirabet), explica que para poder diagnosticar la depresión, siempre debe hacerlo un profesional de la salud mental, “ya que es quien se encuentra habilitado y con los conocimientos y experiencia suficiente para realizar una evaluación de los signos y síntomas que se presentan en la persona”.

Frente a alguien que presenta síntomas algo que no debe hacerse nunca es naturalizarlo, enfatiza. “Suele hacerse mucho con los adolescentes que los padres mencionan que se la pasa durmiendo como todos los de su edad, cuando quizás estamos frente a algo menester de atención”. Tampoco es correcto aconsejar con frases invalidantes, como “estás mal porque querés”, cuando poder salir adelante de la depresión y lograr una reducción sintomática “requiere de múltiples intervenciones como ser un espacio psicoterapéutico, un plan farmacológico, a veces acompañamiento terapéutico y hasta trabajar con psicoeducación familiar”.

Sin embargo, se entiende que “convivir con una persona que tiene depresión no es fácil“. Según Fernández, “a la impotencia y el malestar que surgen cuando vemos que alguien de nuestra familia está triste, no disfruta con cosas que antes le encantaban, se suma que la pareja o la familia pueden sentir que ya no es la  persona que era antes”.

“En estas circunstancias, la irritabilidad que tiene el deprimido se une a la de la familia, ya que en algunos momentos pueden llegar incluso a sentirse menospreciados y utilizados. Los familiares deben entender que la depresión es una enfermedad y siempre el que más sufre es quien la padece. El mejor consejo se resume en una palabra: empatía. Es necesario que entiendan qué pueden aportar y dónde están los límites. Pueden informarse sobre la enfermedad, animar al enfermo, motivar a que realice ciertas tareas, darle afecto, comprensión, apoyo y acompañamiento”.

¿Cómo influyó la pandemia?

Salas Gatti diferencia entre la depresión clínica y la tristeza que experimentamos todos las personas frente a determinadas situaciones. Es normal y transitorio sentir tristeza cuando muere un familiar o ante problemas laborales, por ejemplo, pero la depresión clínica es mucho más acentuada y reviste otra gravedad. 

“Las últimas investigaciones demostraron que durante el 2020 los casos de personas con depresión a nivel global aumentaron un 28%, sobre todo en los países dónde se presentó mayor cantidad de contagio y mayores medidas restrictivas en la movilidad de las personas”, señala. “Resulta sumamente preocupante considerando que todavía la pandemia Covid-19 no terminó y no es el único trastorno psiquiátrico que presentó un aumento tan relevante“.

Al respecto, Mirabet, que trabaja desde la psicoterapia cognitivo conductual, finaliza: “Hoy más que nunca debemos visibilizar la importancia de cuidar la salud mental de la población ya que la situación mundial por la pandemia ha llevado a un mayor reporte de consultas por ansiedad y depresión“.

“El miedo, la frustración y la tristeza han sido emociones que probablemente todas las personas han sentido, sin embargo los casos diagnosticados de trastornos depresivos se han ido incrementando por todos los cambios que este contexto conlleva. Así como el último tiempo el foco se ha puesto en cuidar la salud física para no contraer COVID, a dos años de esta pandemia, el cuidado de la salud mental tiene que ser prioridad de cada sector social para prevenir cuadros como la depresión que hoy en este día de lucha invitamos a tomar conciencia”.

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