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Argentina: ¿Por qué es tan díficil disminuir las muertes por siniestros viales?

Los accidentes al volante son un tormento para la Argentina. Las muertes por siniestros es una de las principales causas de defunción en el país. En 2019, perdieron la vida 3.370 personas, según el Ministerio de Salud de la Nación. Pero otros expertos y organizaciones aseguran que la cifra es más alta. Para la asociación Luchemos por la Vida en promedio mueren 20 personas por día a causa de siniestros viales.

Y, según el Banco Mundial, en Argentina la mortalidad por lesiones en accidentes de tránsito es de 14,1 fallecidos cada 100 mil habitantes por año. Está por debajo de la media mundial (16,7). E incluso es más baja que la de países vecinos como Brasil, Chile y Uruguay.

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Pero llama la atención que en esos países este indicador haya descendido desde 2000 a esta parte, pero Argentina muestra un incremento. Al inicio de este siglo el valor para nuestro país era de 11,5 muertes en accidentes de tránsito cada 100 mil habitantes en nuestro país. Mientras que Brasil logró bajarlo 19,7 a 16.

¿Por que Argentina no puede bajar las muertes en las rutas? Los expertos coinciden es que las políticas de seguridad vial deben focalizarse en tres ejes:

  • Educación vial.
  • Minimizar los riesgos que provocan los accidentes.
  • Cambiar leyes y normativas e incrementar su control.

Minimizar riesgos para evitar los accidentes

Para Horacio Botta Bernaus, abogado especializado en derecho de tránsito y educación vial, uno de los errores de Argentina es quedarse con los datos del después. “Nos empezamos a preocupar desde el accidente en adelante. Pero no evaluamos los riesgos. Si bajamos los riesgos, vamos a tener menos accidentes”.

Detalla que hay tres tipos riesgos en tránsito:

  • Infraestructura inadecuada. Una rotonda mal diseñada, un ruta angosta, etc. Son los riesgos que insumen más inversión para cambiarlos, asegura el experto.
  • Gestión de la infraestructura. Por ejemplo, un semáforo mal gestionado puede aumentar el riesgo de accidentes. “Es clave que haya gente capacitada en los organismos que manejan las redes viales de las ciudades”, dice Botta Bernaus.
  • Comportamiento de los usuarios de la red vial. El especialista asegura que es el mayor riesgo porque en Argentina no se enseña educación vial de manera correcta.

Educación vial

“Es fundamental implementar la educación vial sistemática y continua en escuelas primarias y secundarias, capacitando a los docentes”, asegura Alberto Silveira, presidente de la asociación civil Luchemos por la Vida.

Para Botta Bernaus hay profesionalizar la enseñanza de la educación vial para obtener el carné de conducir. “Los adolescentes de hoy aprenden a conducir igual a como aprendí yo. Eso no es una formación profesional para un problema que se lleva 6.000 vidas por año”, asegura.

Y agrega: “La medida más importante que tomó España fue formalizar el aprendizaje de conducción. También el estado elevó la calidad de los exámenes. En Argentina, la gente no va a las autoescuelas porque no les hace falta para aprobar”.

Su experiencia indica que los exámenes para obtener la licencia se realizan sobre la ley y no sobre las buenas prácticas, que no están en la normativa. Y pone un ejemplo: “La moto tiene 10 veces más chances de participar de un accidente que otro vehículo motor. Uno de los problemas es que no se ve cuando circula. Las buenas prácticas dicen que el motociclista debe usar un chaleco retroiluminado. Pero eso no figura en las leyes”.

Argentina, uno de los peores país para conducir

La empresa Zutobi, especializada en educación vial, ubicó a Argentina como el cuarto país más peligroso para manejar entre 53 analizados. Solo es superado por Sudáfrica, Tailandia y Estados Unidos. Los países más seguros son Noruega, Islandia y Estonia.

La consultora tuvo en cuenta cinco factores:

  • Tasa de muertes en accidentes de tránsito cada 100 mil habitantes. En Argentina es de 14,1 muertes cada 100 mil habitantes. En países como Islandia y Noruega, esa tasa apenas supera las dos muertes cada 100 mil.
  • Velocidad máxima límite en las rutas. Es de 130 km/h en Argentina, solo superado por los 140 km/h de Polonia. En Bolivia es de 80 km/h. En la mayoría de los países es de 100 a 110 km/h.
  • Promedio de uso del cinturón de seguridad. En Argentina es del 40,8%, según datos de la Organización Mundial de la Salud. Países como India, Bolivia y Perú tienen porcentajes menores al 20%. Pero en 33 de los 53 países analizados el valor supera el 75%.
  • Porcentajes de las muertes en las rutas atribuidas al consumo de alcohol. Es del 17% en Argentina, mientras que las mayoría de los países europeos tiene tasas más altas, a pesar de que conducir en sus vías es más seguro.
  • Límite máximo de la concentración de alcohol en sangre para conductores. Es de 0,05 gramos/litro de sangre a nivel nacional como la mayoría de los países analizados. Solo Cuba y Hungría tienen alcoholemia cero.

Cambios en las normativas viales y mejores controles

Silveira cita una iniciativa de la ONU para reducir en un 50% las muertes por siniestros viales en el decenio hasta 2030. El programa sugiere cambios en la normativa y pone el foco en los controles. En este sentido las medidas claves son:

  • Uso permanente y generalizado de los cascos en motocicletas y bicicletas.
  • Uso permanente y generalizado de los cinturones de seguridad y sistemas de retención infantil.
  • Cumplimiento de los límites de velocidad y una reducción a 30km/h en calles.
  • Evitar el consumo de alcohol y/o drogas al volante.
  • Evitar el uso del celular al volante.
  • Priorizar a los peatones como principales usuarios de las vías de tránsito.

“Para esto es necesario generalizar los controles eficaces en calles y rutas con sanciones efectivas a los infractores. Y lograr la unificación nacional de un sistema de otorgamiento serio y responsable de licencias de conducir, que incluya puntos y capacitación a todos los conductores”, detalla Silveira.

Y agrega que también se deberían incorporar los delitos contra la seguridad vial en el Código Penal para imponer penas de prisión para los transgresores.

Botta Bernaus cree que endurecer penas y cambiar normativas no deberían ser la prioridad. “Hay que eliminar el mito de que los accidentes solo lo provocan criminales que salen alcoholizados a matar gente con el auto. La experiencia me dice que la mayoría de siniestros viales le podrían haber pasado a cualquier persona”, apunta.

No obstante, reconoce que bajar la velocidad de circulación e instaurar la alcoholemia cero ayudan a bajar la siniestralidad y la mortalidad. Sin embargo, explica que el cambio de la normativa debe ir acompañado con cambios en la infraestructura, mejores controles y más educación vial.

“La seguridad vial empieza antes de la ley. Empieza con buenas prácticas”, sostiene. Como con las campañas para lavarnos las manos durante la pandemia, Botta Bernaus cree que en seguridad vial hay que empezar a explicar desde lo más elemental.

“Nadie enseña a elegir el casco más seguro o a ponernos el cinturón de seguridad según nuestra contextura física”, ejemplifica.Como puntos positivos, el experto destaca que en Argentina se ha mejorado la red vial en algunas regiones y que la implementación de la licencia única es un buen comienzo para profesionalizar la enseñanza de la seguridad vial.

“Las autoridades tienen que asumir su responsabilidad para lograr estos cambios urgentes e imprescindibles, mientras que cada uno de nosotros tenemos que mejorar conductas en el tránsito, no asumiendo riesgos innecesarios”, cierra Silveira.

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