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La caja boba: Televisión basura con mucho rating

Veinte años después de la primera edición, volvió Gran Hermano a la televisión argentina. 18 personas encerradas en una casa donde las cámaras graban todo lo que hacen durante 24 horas. ¿por qué le va tan bien?

En octubre comenzó una nueva edición de Gran Hermano, el reality show más visto de la televisión a nivel mundial. Un formato en el que varias personas son encerradas en una casa donde tienen que convivir y las cámaras graban todo lo que hacen durante las 24 horas del día. “Nominan” a sus compañeros y los televidentes los van eliminando de la casa uno a uno, domingo a domingo.

Esta nueva edición de Gran Hermano volvió veinte años después del debut del formato en la televisión argentina. Lo hizo con 18 participantes de distintas provincias y pocas cosas nuevas. La mayoría de las mujeres responden al modelo de belleza hegemónica, los varones también… aunque algunas excepciones. En la casa ya se expresaron ideas homofóbicas, racistas y clasistas… aunque casi pasaron de ser percibidas.

Hay que decir que este reality despierta odios y pasiones. Vuelve seis años después de la última edición con una mayor participación de la gente que no solo influye a través de su voto en la “gala de eliminación, sino creando corrientes de opinión en las redes sociales, creando sus líderes y enemigos.

Vuelve también en un momento donde los productos televisivos de los de tienen poco para innovar. Pocas producciones nacionales, novelas enlatadas traídas del extranjero, algunos programas de entretenimiento.

Y finalmente, lo hace en un contexto social complejo atravesado por una situación económica muy angustiante para la mayoría del pueblo; un contexto donde crece la división social, económica y politica.

Televisión basura

La realidad es que el formato de Gran Hermano es atractivo, engancha y por eso tiene mucho rating. Pero es quizás una muestra de una televisión decadente que no encuentra buenos formatos para levantar rating y recurre a las viejas recetas. Además, otros programas de chimentos y espectáculos llenan horas de pantalla hablando de lo que pasa adentro de “la casa más famosa del mundo”.

Vivimos en un pais que ha llegado a dar grandes programas de ficción, películas de reconocimiento internacional, buenos formatos periodísticos e infantiles… pero eso va perdiendo cada vez más con los productos enlatadoss y formatos únicos que se adaptan a los distintos países.

El debate público que se genera en las redes sociales mezcla la aburrida vida cotidiana de estas, hasta hace poco, “perfectos desconocidos con los temas que realmente le importa a la gente como la politica, el ajuste, la inflación, los derechos y humanos.

Aunque se presenta como un juego de estrategia, muchos saben que quienes participan del show en realidad buscan entrar al mundo del espectáculo y poco les importa el premio mayor. Eso lo han demostrado las viejas ediciones, donde el éxito de la mayoría de los participantes es efímero y luego caen en el olvido.

Por otra parte, algunas cosas oscuros recorren las historias de este programa. La depresión que sufren los que salen, el maltrato, el olvido, casos de suicidios y hasta de abusos sexuales trasmitidos en vivo [como sucedió en GH España).

La pregunta es ¿Por qué nos engancha? ¿Por que hoy tiene el mayor rating de la tv?

Quizás porque necesitamos olvidarnos un rato de la situación complicada que vivimos a diario.

Frente a esto, apostamos a los sectores de la cultura que desde abajo pujan por una tv inclusiva y más popular. Una televisión que muestra la realidad de la Argentina profunda. Una televisión que ponga en valor las producciones locales de calidad y a quienes las hacen, no solo desde el centro porteño sino desde cada rincón del país. Una televisión popular, federal y que ponga el ojo al servicio de las mayorías populares.

Chispas

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