INTERÉS GENERAL

Los 5 avances que prometen revolucionar el campo de la salud

Los hallazgos científicos llenan miles de páginas de revistas especializadas, pero pocas veces llegan a las primeras planas de los medios populares. Entre la multitud de noticias desproporcionadas que se difunden, hay un puñado que realmente merecen sobresalir porque pueden cambiar la vida humana. ¿Cuáles son los 5 avances que prometen revolucionar el campo de la salud?

1- Edición genética

La tecnología para “cortar y pegar” genes ya tiene varias décadas. Sin embargo, la reciente invención de la técnica conocida como CRISPR (por las siglas en inglés de Clustered Regularly Interspaced Short Palindromic Repeats) convulsionó los laboratorios científicos. Permite usar una familia de enzimas bacterianas para editar cualquier tipo de secuencia genética con facilidad.

naranja X

Aplicada ya en el campo de la agricultura y la veterinaria, la CRISPR no sólo le valió el Premio Nobel a las científicas Jennifer Doudna y Emmanuelle Charpentier en 2020 sino que también promete mejorar el tratamiento de varias enfermedades humanas y hasta curarlas de raíz, si se implementa en embriones tempranos afectados por patologías que dependen de un gen.

Si bien hay cuestiones éticas que aconsejan andar con pie de plomo a la hora de intervenir en el genoma humano, es difícil conseguir que los científicos no utilicen más temprano que tarde las diversas tecnologías del ADN y el ARN desarrolladas últimamente para reparar las mutaciones que originan trastornos letales.

El ADN en la mira de los científicos

Así, hoy se están ensayando distintos tipos de modificaciones genéticas en las células –modificando, incluso, “letra por letra” el libro del ADN- para intentar curar desde el exceso de colesterol que lleva a infartos a los miembros de ciertas familias hasta la distrofia muscular que deja en sillas de ruedas a algunos niños.

Unos pocos tratamientos genéticos que modifican el ADN ya están disponibles para tratar ciertos tipos de hemofilia y atrofias musculares. Pero no siempre tienen éxito y su precio –entre 1 y 3 millones de dólares- resulta todavía prohibitivo para la mayoría de la población. Se espera, sin embargo, que los costos caigan en los próximos años.

La posibilidad de contar con máquinas que “leen” rápidamente el ADN completo de una persona por menos de 100 dólares abre ya la puerta a múltiples diagnósticos y tratamientos. Al conocer qué secuencia genética está alterada en un paciente (o en un tumor específico obtenido a través de una biopsia) es posible utilizar un fármaco capaz de remediarlo. Ya se intenta enviar un virus con la secuencia correcta de un gen para que se incorpore a los tejidos de un órgano como si fuese un caballo de Troya, llevando la solución al problema puntual de cada paciente. Este tipo de “medicina de precisión” también se utiliza hoy a la hora de “leer” las características particulares de un tumor y tratarlo con la fórmula adecuada, en lugar de “disparar al montón”.

2. Inmunoterapia y células CAR-T

El cáncer –o, mejor dicho, los cánceres- son objeto de estudio y tratamiento desde mucho tiempo atrás. A la batería de quimioterapias y anticuerpos monoclonales que se administran, hoy se le suman nuevas estrategias, que buscan modificar mecanismos inmunológicos que el tumor logra cooptar para extender su dominio sobre el organismo.

Gracias a los nuevos descubrimientos sobre el sistema defensivo, hoy se están desarrollando distintos tipos de inmunoterapias que facilitan que el propio organismo reactive sus defensas para luchar contra tumores y enfermedades autoinmunes.

Si bien la mayoría de las inmunoterapias son fármacos elaborados con moléculas pequeñas o anticuerpos monoclonales muy sofisticados, los investigadores también están probando nuevas terapias celulares “a medida” del sistema inmunológico de los pacientes. Es el caso de la inmunoterapia CAR-T, que se está empezando a utilizar hoy contra ciertos cánceres de la sangre.

Entender la inmunoterapia CAR-T

Los investigadores extraen ciertas células defensivas (linfocitos T) de un paciente con cáncer, las modifican en el laboratorio mediante técnicas genéticas para que adquieran un receptor sintético (que se “ enganchará” con las células tumorales), y las reintroducen en el organismo enfermo. Gracias a este trasplante de linfocitos T modificados, se reactivan las defensas del sistema inmunológico contra el cáncer.

Hasta ahora, las células CAR-T (por las siglas en inglés de Chimeric Antigen Receptor ) han funcionado para combatir la leucemia y otros cánceres de la sangre en unos 20.000 pacientes. No obstante, son muy caras de desarrollar (se calcula que cada infusión celular cuesta medio millón de dólares) porque se hacen específicamente para cada paciente. Además, necesitan ser repuestas regularmente porque se agotan.

Muy pronto, los científicos desarrollarán células que funcionen como “fármacos vivientes” y que puedan ser almacenadas y usadas en enfermedades más allá del cáncer. Después de todo, los linfocitos T son las células especializadas en destruir todo tipo de agentes invasores, como virus y bacterias. Sólo hay que indicarles dónde actuar (y dónde no).

Además, los genes de las células CAR se podrán “prender” o “apagar” mediante la técnica CRISPR. Por último, los científicos ya vislumbran la posibilidad de insertar en las CAR circuitos biológicos sintéticos que ordenen la producción de distintas proteínas defensivas.

Por supuesto, habrá que demostrar que todas estas manipulaciones celulares son seguras antes de infundir millones de linfocitos reformados en los pacientes.

3. Xenotrasplantes

Los investigadores en trasplantes de órganos siempre han utilizado animales como modelos para experimentar técnicas quirúrgicas y tratamientos de reemplazo. Pero hoy comienzan a dar un paso más: utilizar órganos de animales (mayormente, cerdos, que son los más parecidos) para tratar enfermedades humanas.

Los primeros xenotrasplantes (de una especie a otra) serán de corazón y riñón, anticipan los expertos.

¿Se desarrollarán órganos a demanda y se eliminarán las largas listas de espera para trasplantes? La bioingeniería de órganos asegura que sí desde varios años atrás, pero los desafíos siguen siendo mayúsculos. Aunque hay avances alentadores.

En 2022 se hizo un trasplante de corazón de un cerdo a un humano, que sobrevivió dos meses. En el futuro, los científicos modificarán los genes que contienen los animales para “humanizarlos” y que no generen rechazo al trasplantarlos a humanos. De hecho, un grupo de investigadores argentinos, dirigido por Daniel Salamone, acaba de anunciar que logró producir una camada de cerditos a los que les falta uno de los genes responsables de desencadenar la catarata de respuestas de rechazo de un órgano. Cuando se eliminen todos esos genes de rechazo en cerdos, sus órganos serán más aptos para trasplantar a humanos.

Además de los trasplantes entre especies, los bioingenieros están imprimiendo órganos en 3D que luego recubren con células humanas. Todavía no hay fábricas de órganos artificiales, pero algunos laboratorios científicos experimentan con “organoides” elaborados a baja escala. Lo cierto es que la demanda de trasplantes cada vez es mayor en el mundo y los avances en biotecnología y bioingeniería abonan las esperanzas.

4. Inteligencia Artificial (IA)

Durante muchas décadas, la ciencia-ficción imaginó máquinas capaces de pensar mejor que los seres humanos. Pero sólo el advenimiento de la plataforma Chat-GPT parece haber convencido a la humanidad de que tal cosa es posible. El programa que permite preguntar y conversar con una computadora está en boca de todos. Maneja un estilo de lenguaje que se mimetiza con el humano y entrega información sobre cualquier tema sin dudar. Aunque, en verdad, el programa muchas veces se equivoca o inventa respuestas, su coherencia y sabiduría parecen mayores –o, al menos, iguales- a las de muchos expertos.

Por otra parte, la capacidad de almacenar, sumar y comparar datos empieza a tener efectos en el campo de la salud. La telemedicina hoy agiliza las consultas médicas, mientras las historias clínicas electrónicas se vuelven una forma eficiente de gestionar la salud de los pacientes en hospitales de varios países, incluida la Argentina.

Muy pronto las radiografías, resonancias magnéticas y tomografías serán “leídas” por software inteligente. Algoritmos inteligentes ayudarán a los médicos a tomar decisiones sobre el diagnóstico y el tratamiento de sus pacientes, basándose en la más reciente evidencia científica. Incluso puede que los bots firmen informes de laboratorio, biopsias de tejidos y recetas para dolencias básicas, tomando en cuenta los antecedentes de cada paciente en su historia clínica.

Inteligencia diagnóstica

La inteligencia artificial también será útil en el pronóstico de enfermedades y en predecir la evolución de pacientes ambulatorios o internados. Permitirá distinguir en un electrocardiograma si una arritmia es peligrosa o sólo generará palpitaciones pasajeras. Seleccionará a pacientes pre-diabéticos para reforzar cambios en el estilo de vida y evitar que progresen hacia una diabetes crónica. Analizará colonoscopías para evaluar posibles lesiones cancerígenas y detectará melanomas con sólo chequear una foto de la piel. Muy pronto, la Inteligencia Artificial quizás pueda captar los primeros indicios de Parkinson mientras una persona duerme con un casco.

Los médicos tiemblan ante la posibilidad de que un robot los reemplace. Sin embargo, algunos softwares podrán señalar muy pronto qué tienen los pacientes en base a los resultados de sus tests de laboratorio o a partir de los datos provenientes de dispositivos portátiles (aplicaciones de celulares, interfaces cerebro-computadora, y relojes inteligentes).

Para la mayoría de los casos, claro, siempre será necesario el juicio clínico del médico con experiencia. Pero la inteligencia artificial promete ser su mejor auxiliar posible y liberar el tiempo que destinan los médicos a tareas rutinarias para aplicarlas a cuestiones más relevantes.

5. Vacunas

La pandemia de COVID-19 le recordó a la humanidad el beneficio de las vacunas a la hora de evitar, si no la infección por virus y bacterias, las enfermedades graves que producen. La tecnología de ARN mensajero que dio origen a las vacunas más eficaces contra el SARS COV-2 promete utilizarse ahora para obtener vacunas contra múltiples enfermedades.

Se anticipan ya nuevas vacunas contra los coronavirus y contra el virus sincitial respiratorio (RSV) para adultos y niños. También están a la vuelta de la esquina una vacuna universal contra la influenza o gripe, vacunas contra distintas cepas del dengue, contra la malaria o paludismo y una nueva vacuna contra la tuberculosis.

La pandemia también enseñó que no es sólo cuestión de contar con un medicamento o una vacuna para terminar con una enfermedad. También es preciso tener acceso a ellos y lograr que las comunidades confíen en su eficacia.

Finalmente, es preciso reconocer que la innovación tecnológica y farmacéutica son formidables, pero muchas veces es más importante prevenir con medidas básicas de higiene y vacunas las enfermedades más difundidas, que curar las enfermedades más raras de la época.

LEER: La Municipalidad impulsa la campaña “Más Luces, Menos Ruido”
Fuente
Pensar Salud

Artículos relacionados

Volver al botón superior