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Herpes zóster o culebrilla: cuando regresa el virus de la varicela

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Las personas que se infectaron con el virus de la varicela (Varicela zóster) tienen riesgo de que el patógeno se reactive y produzca culebrilla o herpes zóster.

Más común de lo que parece

Cuando el virus ingresa por primera vez al organismo produce el conocido cuadro de varicela: sarpullido, picazón y fiebre moderada. Entre los 7 y 14 días, el paciente se cura de esta enfermedad, pero el virus no desaparece. Permanece recluido en las células nerviosa y puede resurgir.

La enfermedad es más común de los que parece. En EE.UU. cerca del 90 por ciento de la población estuvo expuesta al virus Varicela zóster durante su infancia.

“Se calcula que el 30% de estas personas tiene riesgo de padecer Herpes Zóster. Si bien en la Argentina no se cuenta con datos epidemiológicos, es una enfermedad de observación frecuente en la práctica cotidiana”, aseguran Ana Torre, Dolores Bastard y Gabriela Torres Ordóñez, médicas del Servicio de Dermatología, Hospital Italiano de Buenos Aires.

Herpes zóster no es herpes simple

El herpes zóster no es el virus del herpes simple (VHS). Este otro patógeno provoca llagas alrededor de la boca o en el rostro. Y también es una infección de transmisión sexual (ITS).

Síntomas del herpes zóster

El síntoma principal de la enfermedad es una erupción cutánea. Son ampollas dolorosas que salen en la cara, tórax, abdomen y/o en la espalda. “En el 80% de los casos, la erupción es precedida por dolor en el área afectada; un menor número de pacientes pueden referir cansancio, decaimiento, fiebre o cefalea”, señalan las especialistas del Hospital Italiano en una actualización sobre esta patología publicada por la Sociedad Argentina de Dermatología.

Más del 95% de los pacientes presentan dolor agudo asociado a herpes zóster y en el 70% de los casos persiste luego de un mes. El cuadro puede ser más complicado si el virus toma los nervios ópticos o auditivos.

La mayor complicación es la Neuralgia Posherpética (NPH), un dolor neuropático de larga duración que se prolonga desde al menos tres meses hasta varios años. Se produce hasta en el 30% de los casos.

“Es infrecuente en los menores de 40 años y el riesgo aumenta con la edad. Otras complicaciones son la sobreinfección bacteriana, casi siempre por Staphylococcus aureus, la parálisis facial periférica, la disfunción vestibular (vértigos, movimientos torpes), el compromiso visceral y las pérdidas auditivas y visuales”, señalan las especialistas.

La NPH es una patología difícil de manejar y la persona tiene dificultades para llevar una vida normal. Por lo general, se utilizan anticonvulsivos o antidepresivos para tratar el dolor.

Factores de riesgo de la culebrilla

El herpes zóster resurge especialmente en pacientes que tienen un sistema inmunitario débil. Por eso, los factores de riesgo son:

  • Personas mayores. El riesgo de padecer esta enfermedad aumenta a partir de los 40 años sigue creciendo con el envejecimiento de la persona. A mayor edad, hay un debilitamiento del sistema inmune, conocido como inmunosenescencia, que genera mayor susceptibilidad y riesgo de padecer enfermedades infecciosas.
  • Pacientes inmunosuprimidos. Las personas que están con un tratamiento inmunosupresor, radioterapia, o tienen VIH/sida, diabetes mellitus o cáncer tienen un riesgo incrementado.
  • Personas que tuvieron varicela antes del año de edad. Padecer la enfermedad de muy pequeño aumenta el riesgo de que el virus se reactive.
  • Historia familiar de herpes zóster. Si existen antecedentes en la familia, el riesgo aumenta en las personas.
  • Un metanálisis también determinó que el estrés es un factor de riesgo.

Antivirales y analgésicos como tratamiento

En las personas con un sistemas inmunológico sano, la enfermedad es autolimitada y no requiere tratamiento. “Aun así, se recomienda tratar a todos los pacientes con cuadros de menos de 72 horas de evolución, ya que el tratamiento temprano alivia el dolor durante la fase aguda, limita la extensión y la duración de la erupción, previene la neuralgia posherpética y disminuye la transmisión viral”, aseguran las especialistas.

El tratamiento principal es un antiviral como aciclovir o valaciclovir. Los antivirales inhiben la replicación del virus. El tratamiento puede durar siete días o hasta que desaparezcan las vesículas.

Para el dolor debe indicarse una fármaco de acuerdo con la intensidad de este síntoma. “El dolor puede ser neuropático o nociceptivo. Para este último se recomienda indicar analgésicos no opioides como el paracetamol. Si el dolor persiste, se puede agregar un opioide débil como el tramadol”, explican Torre, Bastard y Torres Ordóñez.

¿Se debe aislar al paciente infectado?

Mientras que la varicela se transmite por las secreciones respiratorias y es muy contagiosa, en el herpes zóster el virus solo se transmite por contacto directo con las vesículas. Por lo tanto, solo se recomienda un aislamiento de contacto en caso de herpes zóster, a diferencia de la varicela, en cuyo caso el paciente debe estar aislado.

Vacunas contra el herpes zóster en Argentina

En la actualidad existen dos vacunas preventivas contra el herpes zóster. Pero en Argentina solo Zostavax (laboratorio Merck) está autorizada por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat).

Es una fórmula a virus vivos atenuados de una sola dosis y de aplicación subcutánea. Tiene una eficacia del 70% en personas de 50 a 59 años pero baja al 38% en mayores de 70 años. Se recomienda su aplicación en mayores de 60 años sin comorbilidades y desde los 50 años, si la persona presenta una comorbilidad. En cualquier caso, debe recibir la autorización de un profesional de la salud.

Shingrix, del laboratorio GSK, es la otra vacuna aprobada en EE.UU. por la FDA a partir de una plataforma más moderna. Mostró una eficacia de más del 90%. Podría ser autorizada por Anmat en el transcurso del 2023.

Fuente
Pensar Salud

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