¿Qué enfermedades se pueden tratar con actividad física?
Ya no quedan dudas de que el ejercicio físico es una de las medidas de prevención más importantes para la salud. Moverse todos los días, entre 10 minutos y media hora, puede ofrecer años de vida. La evidencia que muestra que algunas enfermedades se pueden tratar con actividad física es numerosa. Pero lo que ahora empiezan a confirmar los investigadores es que la actividad física también funciona como un tratamiento eficaz para enfermedades tan serias como el Parkinson o la insuficiencia cardíaca.
Insuficiencia cardíaca: beneficio indiscutido
Practicar caminatas es una recomendación habitual de los cardiólogos para sus pacientes. Sin embargo, aquellos que padecen insuficiencia cardíaca suelen mostrar reparos, debido a que su corazón tiene dificultades para bombear sangre y suelen padecer disnea o problemas para respirar, además de fatiga progresiva. Ahora, una nueva revisión de toda la evidencia revela que no hay razón para temer. Al contrario de lo que se creía, los pacientes con insuficiencia cardíaca se benefician de la actividad física supervisada por especialistas.
En un dictamen conjunto publicado el 21 de marzo, la American Heart Association y el American College of Cardiology –AHA y ACC, las dos sociedades cardiológicas más importantes de los Estados Unidos- animan a los pacientes con insuficiencia cardíaca a realizar ejercicios para mejorar su capacidad de oxigenación y otros parámetros que contribuyen a un avance de la calidad de vida.
La actividad física, dicen los especialistas, otorga incluso más beneficios que la medicación en pacientes que tienen un tipo particular de insuficiencia cardíaca, más frecuente en las mujeres, con fracción de eyección preservada, en la que el corazón se endurece pero todavía logra bombear sangre para que circule por el cuerpo.
“El ejercicio ayuda a mejorar la capacidad de bombeo del corazón, disminuye la rigidez de los vasos sanguíneos y expande la capacidad funcional y energética del músculo esquelético”, apunta Vandana Sachdev, director del Laboratorio de Ecocardiografía del NIH (Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos) y uno de los autores de la nueva recomendación. El entrenamiento en lugares que tienen supervisión médica puede aumentar hasta un 14% el consumo máximo de oxígeno, lo cual puede tener un gran impacto clínico en estos pacientes.
Coordinación en Parkinson
El ejercicio no sólo es un buen tratamiento para los pacientes cardíacos. Un nuevo estudio Cochrane confirma que también funciona para los enfermos con Parkinson.
El Parkinson es una enfermedad neurodegenerativa que afecta generalmente a personas mayores de 60 años y que produce alteraciones en el movimiento (rigidez, temblores, lentitud, incoordinación), además de problemas para dormir, fatiga, dificultades cognitivas y trastornos del ánimo. Aunque no existe una cura, sí hay medicamentos y tratamientos de estimulación cerebral profunda que permiten controlar durante un tiempo los síntomas. Y si bien se sabía que la kinesioterapia ayudaba, hasta ahora no se conocía con precisión qué tipo de ejercicios eran más benéficos que otros para mejorar el movimiento y la calidad de vida de los pacientes con Parkinson.
Tras analizar 156 estudios, investigadores internacionales liderados por Elke Kalbe, de la Universidad de Colonia, en Alemania, concluyeron que tanto la danza como los ejercicios en el agua, el entrenamiento de fuerza y resistencia, el tai chi y el yoga pueden ayudar a los pacientes con Parkinson.
“Observamos mejorías clínicas significativas en la severidad de los síntomas motores con casi todos los tipos de ejercicio, incluidos el baile, el entrenamiento para mantener el equilibrio y la marcha, los ejercicios múltiples y los de tipo cuerpo-mente”, señala Moritz Ernst, primer autor del estudio Cochrane. “Lo importante es practicar ejercicio en general, no tanto el tipo”, agrega Kalbe. “Hay que estimular a los pacientes a que elijan el que más les guste, ¡todo cuenta!”.
Los programas especializados de fisioterapia también mejoran el movimiento de los pacientes con Parkinson, pero es preciso hacer estudios más grandes con pacientes más severos para confirmar estos resultados.
Contra la depresión
Como sea, muchos otros estudios revelan que la actividad física sirve para tratar muchas enfermedades crónicas, como la diabetes tipo 2, la osteoporosis, la EPOC y ciertos cánceres.
Entre las enfermedades que se pueden tratar con actividad física quizás el caso más relevante hoy es el de la depresión, una enfermedad mental con raíces biológicas que trae discapacidad y, muchas veces, lleva a la muerte por mano propia. Distintos estudios han encontrado que el movimiento –tan difícil de lograr para estos pacientes, que suelen sentirse cansados y desganados- ayuda a mejorar los síntomas de tristeza y falta de esperanza en mayor medida que los fármacos antidepresivos.
De hecho, el ejercicio breve de alta intensidad mejora 1,5 veces más el ánimo, el estrés y la ansiedad que los fármacos o la psicoterapia cognitiva, según un reciente estudio australiano publicado en el British Journal of Sports Medicine.
La actividad física es una medicina tan o más importante que los fármacos de última generación, coinciden los médicos, y es mucho más barata. Sólo hay que dar el primer paso y no dejar de avanzar.
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