GÉNERO

Amalia Granata y la máquina de escupir prejuicios

Sus declaraciones respecto al físico de su hija Uma dan vueltas en todos los portales. En esta nota un análisis sobre la responsabilidad discursiva, la mirada materna y los estereotipos de género.

Opinando San Nicolás google news

Esta semana la diputada Amalia Granata volvió a ser viral: su hija Uma Fabbiani cumplió quince años y las declaraciones de su mamá en una entrevista televisiva generaron indignación. 

“Estuve en cada detalle, por eso es agotador. Ella es muy particular. Es muy grandota, es morocha, súper morena. No cualquier cosa va con la piel, hay que tener mucho cuidado con los colores, con el calzado”, fueron las palabras de Granata sobre el físico de su hija minutos antes de su gran entrada. 

Las palabras hicieron eco y tanto en los medios de comunicación como en las redes la importancia de una mirada materna tierna y empática se hizo presente. ¿Es Amalia una mala madre por exponer así a su hija? ¿Podemos juzgar su mirada y sus formas? ¿Qué pasa en la psiquis de una adolescente al escuchar algo así? ¿Es la madre la responsable de nuestra percepción?

La idea de esta nota no es hablar de Granata ya que el análisis es más interesante a lo macro, por eso entrevisté a Cinthia Gonzalez Oviedo, psicóloga y especialista en género e infancias para intentar desarmar los trastornos y la mirada social que tienen nuestras hijas y nuestras madres.  

¿Lo víctima te quita lo victimaria?

Los movimientos feministas pusieron sobre la mesa muchísimos debates silenciados durante décadas. La generación de nuestras madres creció a fuerza de anfetaminas convencida de que ocupar el menor espacio posible era una cualidad femenina. Flacas y  enfermas, millones de mujeres en el mundo intentan encajar en un estereotipo que aún hoy causa estragos en nuestros cuerpos y en nuestra psiquis. 

Las primeras dietas comienzan desde que somos muy pequeñas. Entendiendo que la sociedad aún le adjudica a las madres la enseñanza, ¿cuánto peso tiene en nuestra crianza su opinión? El libro “Pese lo que pese”, de la nutricionista Jesica Lavia y quien redacta, indica que los 13 años son la edad en donde se realiza el primer tratamiento para adelgazar y muchos picos llegan con la famosa fiesta de quince

“Hoy la mirada materna y la función materna siguen siendo muy influyentes porque todavía estamos siendo una sociedad generalizada en donde las tareas de cuidados son más maternas que paternas. Además todavía estamos atravesadas por los estereotipos de género y el proceso de socialización ya ocurrió, entonces, ya está escrito en nuestro cuerpo y en nuestra psiquis”, sostiene la especialista. 

Cuando hablamos del proceso de socialización nos referimos a todo lo aprehendido respecto a cómo corresponde que seamos mujeres o varones dentro de nuestra cultura, sin contar otros géneros porque aún, de forma mainstream, la sociedad continúa siendo heteronormativa. 

“Amalia Granata es una mujer que está atravesada por los estereotipos, ha hecho una carrera basada en este en su belleza hegemónica y, como muchas madres, reproduce estas violencias. Seguramente desde un lugar de amorosidad y eso es lo más contraproducente, porque por ejemplo para no decirle `gorda´, característica que está asociada a algo negativo socialmente, le dice `grandota´. Y esa es una palabra que ha hecho mucho daño sobre todo a esas personas que no cumplen con la mirada femenina de la delicadeza”, indica Oviedo.  

La buena madre como institución 

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