Relojes inteligentes y fit band ¿Monitorean correctamente nuestros parámetros de salud?
El príncipe Harry de Inglaterra, la modelo y empresaria Kim Kardashian, el actor Will Smith y el ex basquetbolista Shaquille O’Neal. Estos y otros famosos popularizaron Oura Ring, un anillo inteligente capaz de monitorear el sueño y otros parámetros como ritmo cardíaco, temperatura corporal y actividad física, para predecir si el usuario está cursando algún problema de salud. Los “wearables”, o tecnología «ponible» o «vestible», comenzaron a surgir hace poco más de una década de la mano de relojes inteligentes y fit band. Pero, ¿monitorean correctamente nuestros parámetros de salud? Mientras tanto, el mercado sigue expandiendo cantidad de usuarios y variedad de dispositivos. A los anillos, también se les suman tatuajes electrónicos, píldoras, plantillas y ropa inteligentes.
Cálculo de pasos y calorías de los wearables
Brian Chen, experto en tecnología del diario The New York Times, mostró que el Oura Ring había contado como pasos unos 30 kilómetros que había recorrido en motocicleta. Fue un problema reportado por varios usuarios.
Este dispositivo, al igual que otros, utiliza esos parámetros físicos para alimentar algoritmos que le permiten afirmar cuántas calorías gastó el usuario, su estado general de salud y hasta predecir si su cuerpo se ha recuperado de las actividades del día anterior. En su momento, la empresa fabricante del Oura Ring promocionaba que su producto era capaz de detectar si la persona se había enfermado de Covid-19.
Chen sostiene que la tecnología de los wearables no están lo suficientemente madura y recomienda esperar algunos años para empezar a usar estos dispositivos y así lograr una mejor experiencia y registros más confiables.
Para determinar los pasos, estos dispositivos utilizan acelerómetros que registran los movimientos a los que son sometidos, pero no “ve” el movimiento del usuario. En base a cálculos y algoritmos estima el tipo y la intensidad del movimiento de la persona.
Y con ese dato también calcula las calorías quemadas, a partir de lo que se conoce como MET, equivalentes metabólicos al gasto calórico de una persona que está en reposo. Ejemplo: si el dispositivo detecta que la persona realizó una caminata rápida de 30 minutos, multiplica el gasto calórico basal por el MET de esa actividad. En este caso, ese valor es 3. Pero si el dato inicial está mal, el gasto calórico también lo estará.
Detectar problemas cardíacos a partir el VO2max
Algunos dispositivos también muestran un parámetro desconocido para muchos: VO2max. Es la cantidad máxima de oxígeno que el organismo puede absorber, transportar y consumir en un tiempo determinado. Sirve para conocer la capacidad aeróbica de la persona y este parámetro, de alguna manera, sirve para saber la salud de nuestro corazón. Una VO2max más alta puede indicar juventud, o dicho de otro modo, más años de vida.
El Apple Watch, otros relojes inteligentes y las fit bands (la más conocida es FitBit, de Google) monitorean este parámetro de salud. Pero a nivel médico se mide de otra manera. Por lo general, a la persona se la pone a hacer ejercicio intenso con una máscara de oxígeno y varios sensores en el cuerpo. Es una prueba que habitualmente realizan los atletas profesionales.
Pero los wearables no miden el VO2max, sino que lo estiman. Para ello, los fabricantes hicieron pequeños experimentos con algunas personas y así diseñaron los algoritmos. Sin embargo, ese grupo experimental no siempre representa los patrones cardíacos, de respiración y respuesta a la actividad física de cada uno de los usuarios de los dispositivos. En conclusión, casi nunca su estimación coincide con el VO2max real.
Fallas cardíacas desde nuestro smartwatch
En tanto, para medir el ritmo cardíaco, estos dispositivos tienen sensores ópticos que pueden «mirar» debajo de la piel y determinar cómo cambia el volumen de la sangre, una forma indirecta para escuchar los latidos del corazón. En otros casos, incluyen un pequeño electrocardiograma para registrar la actividad eléctrica del corazón.
Con estas tecnologías, relojes inteligentes y fit bands a través de su monitoreo a veces notifican al usuarios de posibles riesgos cardiacos como una fibrilación auricular.
Apple logró una aprobación «pour la galerie» de la FDA de EE.UU. de su Apple Watch como dispositivo que puede ser usado solo “para uso informativo” en cuanto a los parámetros cardíacos. Todavía están lejos de ser dispositivos de “grado médico” como un holster.
Pero FitBit asegura que su Fit Band puede ayudar a detectar una fibrilación auricular (FA), una aceleración irregular de la frecuencia cardíaca, y así prevenir consecuencias de salud más graves. Realizó un estudio clínico con más de 455 mil personas que usaban esta banda.
Para ello pusieron a prueba un algoritmo que detecta posibles casos de fibrilación auricular en forma remota. Luego esas personas eran examinadas personalmente para confirmar o no el diagnóstico. “El software mostró un alto valor predictivo positivo para la fibrilación auricular (FA). Los dispositivos portátiles pueden facilitar la identificación de personas con FA no diagnosticada”, concluyó el trabajo el artículo publicado en la revista científica Circulation.
Análisis errados sobre cómo dormimos
Wearables como anillos, relojes inteligentes y fit bands también tienen problemas cuando monitorean cómo dormimos. El sueño de una persona se compone de tres etapas: sueño liviano, sueño profundo y sueño REM. El sueño profundo sirve para reparar nuestras células, músculos y para regular el metabolismo. El sueño REM (cuando soñamos) “sana” nuestro cerebro y emociones.
Pero estos dispositivos no pueden medir con precisión el sueño REM. Los estudios de sueño utilizan sensores especiales para medir el movimiento de los ojos (REM significa en inglés Rapid Eyes Movement o Movimiento Rápido de los Ojos). Los dispositivos ponibles deducen nuestra etapa del sueño a partir de cuánto nos movemos y de la frecuencia cardíaca.
Por lo tanto, dado que no monitorean con éxito los parámetros no servirían para indicar con precisión nuestra calidad de descanso. Incluso su utilización suele generar insomnio en algunas personas.
Interferencias con los marcapasos
Además de falta de precisión, estos dispositivos podrían interferir con marcapasos y otros dispositivos electrónicos cardíacos implantados (CIED). Esa es la conclusión de un estudio que evaluó esta posibilidad en modelos computacionales y tomando como referencia los valores de normas internacionales ISO 14117.
El nivel de interferencia fue mayor en el caso de los relojes inteligentes que el ocasionado por balanzas y anillos. “Nuestros resultados indican que estos dispositivos electrónicos de consumo podrían interferir en pacientes con CIED. Los presentes hallazgos no recomiendan el uso de estos dispositivos en esta población debido a la posible interferencia”, dice el trabajo publicado en la revista científica Heart Rythm.
¿Monitorean bien nuestros parámetros de salud los relojes inteligentes y los fit band? Desafíos por delante
A pesar de que todavía los relojes inteligentes y los fit band no son precisos cuando monitorean nuestros parámetros de salud, el uso de esta tecnología -sirve para que la gente comprenda cómo algunos hábitos cotidianos impactan en la salud y así tomar conciencia sobre cómo llevar un vida saludable.
Su tamaño pequeño, bajo costo, usabilidad y comodidad facilitan la adherencia a los controles de los parámetros de salud que, de otra manera, la persona no accedería por falta de recursos, tiempo o incomodidad.
Una incógnita es cómo esta tecnología será asimilada por el sistema de salud. Por el momento, parecen dos sistemas paralelos que podrían fusionarse con beneficios para los pacientes. O bien, podrían entrar en conflicto, por ejemplo, al sobrecargar de consultas las clínicas y hospitales por falsas alarmas de fallas cardíacas informadas por estos dispositivos.
Pero los expertos creen que la inteligencia artificial, el aprendizaje profundo y el big data -esto es, los billones de gigabytes de datos que están recolectando estos dispositivos-, además de mejoras en el hardware, irán afinando la precisión con la que estos dispositivos miden nuestros parámetros físicos y predicen qué tan saludable estamos.