GÉNERO

Susan Saradon y la feminización de la pobreza

La actriz de Hollywood encabezó una manifestación en pedido de salarios dignos para las trabajadoras de restaurantes y terminó presa. La noticia dejó expuesta la falencia que existe en trabajos extremamente precarizados en donde las mujeres son protagonistas.

Está comprobado, en el mundo las mujeres ganamos un 28% menos que los varones por el mismo trabajo. Los factores son muchos, pero los números indican una desigualdad innegable. Además de que somos más pobres, la mayoría de nuestros trabajos están vinculados con el cuidado y la limpieza. Trabajos subestimados por un mundo productivo que se las ingenió para ningunear esas tareas y así, explotarlas.

La mayoría de les trabajadores en restaurantes y atención al público en Estados Unidos son mujeres, muchas de ellas madres solteras de descendencia afrolatina. Las manifestantes, incluida la artista, usaron remeras con la leyenda: “Las madres demandamos un salario justo”.

En este caso se mezclan dos realidades que compartimos con el país de los 50 estados y también con el mundo entero: la invisibilización del cuidado y la precarización de los únicos trabajos que encuentran quienes tienen poco tiempo libre por la propia crianza. En Argentina, el mercado laboral castiga a las mujeres que son madres, cuantos más hijos/as tengan, menor es el salario y menor el acceso a empleo formal y de tiempo completo.

Por ejemplo, en el 2022, un informe especial elaborado por la Oficina de Presupuesto del Congreso indicó que una mujer con tres o más hijos/as tenía 15% menos de probabilidad de trabajar fuera de la casa que una mujer que no es madre y un salario relativo 18% más bajo. O sea, la brecha no sólo existe entre mujeres y varones sino además entre las mujeres con hijes o sin.

El panorama es desalentador y Susan Sarandon lo sabe. Las protestas que sucedieron en el Capitolio de Nueva York, se realizaron después de que se aprobara un nuevo aumento del salario mínimo (a 17 dólares la hora) que excluye a los y las trabajadores de restaurantes. Más del 70% en el rubro en EE. UU. está compuesto por mujeres pero, sin ninguna sorpresa, sólo el 30% ocupa cargos gerenciales o ejecutivos.

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En nuestro país las mujeres son mayoría en los sectores de servicio doméstico (97,2%), salud (72,3%) y educación (71,5%). De hecho, casi 4 de cada 10 mujeres ocupadas se insertan en alguno de estos tres sectores. Los varones por su parte se ubican en los sectores de la industria (64,5%), transporte (85,8%) o construcción (96,8%). Y si bien muchos de estos rubros se encuentran precarizados, los que están destinados a las mujeres están peores pagos que el resto.

Sarandon, de 76 años, es parte de la organización One Fair Wage que participa de distintas intervenciones relacionadas a los derechos de los y las trabajadoras. En el 2008 atravesó una situación similar en Washington cuando protestaba por los derechos de las personas migrantes. Adivinen quiénes son mayoría en la inmigración estadounidense y la pasan doblemente horrible: claro, sí, las mujeres.

Tanto las Naciones Unidas como distintas organizaciones internacionales refuerzan que la brecha salarial es una de las violencias más naturalizadas y determinantes y que nos quedan aún más de doscientos años para terminar con ella. Si a eso le sumamos sociedades que continúan invisibilizando el trabajo de cuidado o el trabajo en casa, los años se hacen siglos.

La desigualdad laboral respecto al género existe en todo el mundo y los números ayudan a entender, al menos, en dónde estamos paradas. Por ahora lejísimos. Aún así, no todo es oscuridad: Susan Sarandon ya es libre y está bien.

Fuente
Filo News

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