El poder del efecto Pigmalión en la educación: El vínculo entre docentes y estudiantes
Estrategias para crear un ambiente educativo inclusivo y promover el crecimiento de los estudiantes
El vínculo de respeto y confianza que se establece entre las figuras de autoridad y las infancias y adolescencias son fundamentales desde los primeros años de vida, ya que desde que ingresan al ámbito escolar, el docente comienza a ser la otra figura, además de sus familias, con capacidad para condicionar sus creencias, su autovaloración y la confianza que tengan en sí mismos.
Teniendo presente que las palabras tienen poder, comprobado por las neurociencias, y que los vínculos asimétricos, en este caso con menores, pueden ser positivos cuando cuidan o totalmente nocivos cuando son descalificativos y violentos, la educadora especializada en Neurociencia e inteligencia emocional, Eli Delacour, explica la importancia de conocer de qué se trata el efecto Pigmalión y de qué manera deberíamos actuar.
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El efecto Pigmalión se refiere a las expectativas del docente en relación al alumno y cómo estas influyen en su rendimiento escolar. Los maestros tienden a ofrecer un mayor soporte emocional, retroalimentación clara de sus progresos y mejores oportunidades de desarrollo a aquellos alumnos que prejuzgan como más capaces. Distintos estudios han demostrado que los profesores dedican más atención y ofrecen mayor soporte a los alumnos que prejuzgan como “mejores”. A su vez, los alumnos que reciben una determinada “etiqueta” responden de maneras distintas de acuerdo al nivel de valoración que sienten por parte de los educadores.
La mirada de la figura de autoridad, tanto en la escuela como en casa, representa mucho en la construcción de la personalidad de los estudiantes, ya que todavía no tienen la posibilidad de discernir acerca del juicio que está haciendo esa persona sobre ellos mismos y de entender que solo se trata de una opinión. Es importante no comparar a los estudiantes entre sí y tener en cuenta su individualidad.
Para escapar a la lógica del efecto Pigmalión, es fundamental mostrar el error como una oportunidad de aprendizaje, romper con estereotipos y etiquetas, evaluar el proceso y la trayectoria académica en lugar del resultado y realizar calificaciones de forma consciente y no basadas en creencias previas. Asimismo, los adultos deben regular sus propias emociones y evitar el uso de palabras violentas o negativas hacia los estudiantes, ya que estas pueden quedar grabadas en sus creencias de forma duradera.
En resumen, el efecto Pigmalión destaca la importancia de las expectativas y el trato que los docentes brindan a sus alumnos, ya que esto puede influir en su rendimiento académico y desarrollo personal. Crear un ambiente educativo inclusivo, basado en el respeto y la confianza, permite potenciar el crecimiento de los estudiantes y fomentar su autoconfianza y autonomía.