Javier Milei asume la presidencia: enfrentando la peor herencia de la historia Argentina
En su discurso de asunción este domingo, Javier Milei no dudará en declarar que ha heredado la peor situación económica y social en la historia argentina. Confiado en la formación de un “seleccionado” ministerial, busca infundir ánimo a su equipo ante el desafío sin precedentes que les espera.
La crisis actual, según expertos, supera incluso la vivida en 2001. En aquel entonces, la clase media fue la más afectada por el corralito, pero ahora la miseria se refleja en las calles, con un aumento de mendigos y la desoladora escena de niños buscando sustento en la basura.
Milei asume en un contexto donde la pobreza infantil es alarmante, con seis de cada diez niños en situaciones precarias. Los planes sociales tienen más de 1,2 millones de beneficiarios, y la pauperización del poder adquisitivo es evidente en diversos sectores, dando lugar a un fenómeno de “asalariados pobres”.
Ante este panorama desafiante, el presidente electo tiene como prioridad no solo reducir la inflación, sino evitar una hiperinflación que, según él, está al acecho. Su primer gran objetivo será presentar un paquete de leyes para estabilizar las cuentas públicas y recortar gastos.
Milei advierte sobre la urgencia de controlar la inflación, ya que, de lo contrario, la pobreza podría alcanzar el 95%. Su discurso se centrará en magnificar la herencia recibida y en la necesidad de afrontar medidas drásticas para evitar una explosión económica.
El presidente electo buscará comunicar sus decisiones de manera efectiva mediante la viralización de mensajes, aprovechando la herramienta de los celulares. Además, evalúa la posibilidad de recordar a aquellos que dependen de planes sociales la importancia de recuperar la cultura del trabajo y dejar de depender del Estado.
En medio de los preparativos para su discurso de asunción, Milei considera la difícil decisión de otorgar o no un bono de fin de año a los beneficiarios de planes sociales, sopesando la necesidad de contener el gasto y mantener la paz social. Su mensaje repetido de “no hay plata” podría convertirse en un mantra en los primeros días de su mandato, pero el tiempo dirá cómo se enfrentará a los desafíos que se avecinan.
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