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Electrodomésticos inteligentes: entre la comodidad y los riesgos de seguridad

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En un mensaje compartido en la red social X a principios de mes, Johnie Lee, un experto en ingeniería financiera de Uber, reveló un descubrimiento inquietante sobre su lavarropas inteligente LG. No solo descargaba aproximadamente 100 MB de datos diariamente, sino que también enviaba una sorprendente cantidad promedio de 3,6 GB hacia algún servidor en la nube. ¿Qué motivaba a un electrodoméstico aparentemente simple a intercambiar datos en tal magnitud?

Algunos usuarios de X especularon que esta información podría estar alimentando algoritmos de inteligencia artificial, una práctica que LG había anunciado públicamente a comienzos del año. Preocupado por posibles riesgos de seguridad, Lee desconectó su lavarropas de internet, recordando incidentes pasados como el malware Lemmon Duck, que infectó dispositivos IoT para minar criptomonedas.

En 2017, Check Point descubrió una grave vulnerabilidad en los dispositivos LG SmartThinQ, permitiendo a los atacantes espiar y tomar control de artefactos conectados, desde cámaras de aspiradoras hasta lavavajillas. Tras exhaustivas investigaciones, Lee sospechó que el firmware de su router Asus podría estar registrando de manera incorrecta el uso de datos de los dispositivos conectados.

Más allá de estos problemas técnicos, persiste la preocupación por la seguridad y privacidad de los dispositivos IoT. Desde cámaras de seguridad hasta televisores inteligentes, estos aparatos son objetivos potenciales para ciberataques. Aunque ofrecen comodidades como gestión remota y notificaciones personalizadas, también plantean riesgos significativos.

Los datos recopilados por estos dispositivos no siempre son relevantes para su funcionamiento básico. Un estudio de Which? en 2023 reveló que marcas líderes enviaban datos personales a empresas de seguimiento, incluidos gigantes tecnológicos como Google y Meta. La dependencia de estas aplicaciones puede dejar a los usuarios sin opciones más seguras.

A medida que la tecnología avanza, los electrodomésticos inteligentes pueden enfrentar problemas de obsolescencia acelerada. Las actualizaciones de software pueden mejorar la funcionalidad, pero también pueden dejar dispositivos perfectamente funcionales fuera de servicio. Este ciclo de actualización forzada plantea preocupaciones éticas y ambientales.

Antes de invertir en el último electrodoméstico conectado, es crucial considerar tanto sus beneficios como los riesgos asociados. La tecnología debe simplificar la vida, no comprometer la privacidad ni la seguridad. Detrás de cada innovación, hay intereses comerciales, y nuestros datos personales son una moneda de cambio en este juego.

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