MÚSICA

La Renga revive la resistencia: noche de catarsis y rock en Racing

Opinando San Nicolás google news

En una conjunción de rituales aparentemente desvanecidos en la cultura rockera y una intensa catarsis ante la situación política actual, La Renga selló su esperado regreso al área metropolitana de Buenos Aires con el primero de los cuatro espectáculos planeados en la cancha del club Racing de Avellaneda, durante la noche del pasado sábado.

Más de seis años transcurrieron, marcados por numerosos intentos frustrados frente a la negativa oficial del Gobierno porteño, bajo pretextos administrativos, desde la última vez que el trío, originario del barrio de Mataderos, se presentó. El reencuentro, a pocos kilómetros de la Capital, no podría haberse dado en un contexto más apropiado. En un reciente y comentado reportaje, el Indio Solari afirmó tener siempre “bandas de combate”, una postura compartida por La Renga desde los años ’90. Con la ausencia en los escenarios del exlíder de Los Redondos, la banda liderada por Chizzo Nápoli quedó prácticamente sola en esta empresa.

El retorno a los preceptos políticos que marcaron la década menemista revivió un espíritu de resistencia que el rock asumió en aquellos años. Es aquí donde La Renga puede levantar la antorcha que, de hecho, nunca dejó caer. La multitud que abarrotó el Cilindro de Avellaneda aprovechó la ocasión para expresar su malestar contra el gobierno de Javier Milei y defender el único espacio donde pueden sentirse dueños de la situación.

El grupo ya había confrontado al presidente actual cuando se adueñó del tema “Panic Show” durante la campaña electoral, interpretando la canción de una manera que no se alineaba con las intenciones originales de la banda al crearla. Todo esto creó un ambiente propicio para que el primer show de La Renga en Racing tuviera una carga extra, explotando en forma de catarsis y celebración.

Desde las primeras horas, los alrededores del estadio reflejaron un ambiente festivo con grupos de fanáticos llenando las calles entre cánticos y banderas, mientras la policía bonaerense, fuertemente armada, custodiaba la zona con cascos y escudos.

La verdadera fiesta comenzó a las 22 horas, cuando el trío compuesto por Nápoli, Tete y Tanque Iglesias activó su maquinaria de rocanrol sin reservas, caracterizada por riffs de guitarras distorsionadas y una base rítmica sólida.

Aunque la excusa era poner fin a la gira de presentación de “Alejados de la red”, el álbum publicado en 2022, el repertorio abarcó toda la historia de la banda. La estética de la escenografía replicó la portada del álbum, incluyendo una buena cantidad de temas de ese disco, pero también se exploraron canciones de las otras producciones realizadas en sus 35 años de carrera.

Con 31 canciones interpretadas durante el concierto de casi tres horas, el grupo pudo permitirse dejar fuera temas icónicos como “La balada del diablo y la muerte”, “El revelde” y, sorprendentemente, “Panic Show”. Aunque cuando el espectáculo culminó cerca de la 1 a.m. con “Hablando de la libertad”, ningún fanático podía sentirse decepcionado, ya que el repertorio fue contundente y no dejó espacio para quejas.

“Buena pipa” y “Tripa y corazón” dieron el tono desde el principio, indicando que no habría respiro ni espacio para bajar la guardia. Canciones como “A tu lado”, “A la carga mi rocanrol” y “El twist del pibe” lo confirmaron.

“Qué lindo tocar acá, tan cerca de casa”, celebró Chizzo, quien optó por dejar que la potencia de las canciones hablara por sí sola, sin necesidad de discursos. Hubo solo algunos saltos por parte del cantante y guitarrista, así como de Tete cuando, promediando el espectáculo, el público comenzó a corear de manera unánime “el que no salta votó a Milei”.

Chizzo comentó sobre los tiempos difíciles, pero en lugar de discursos, respondió con una visceral interpretación de “Hielasangre”.

Entre mezclando temas de “Alejados de la red” y clásicos celebrados como “El ojo del huracán”, “Voy a bailar a la nave del olvido”, “Corazón fugitivo”, “El rito de los corazones sangrando” y “El juicio del ganso”, el concierto fue una experiencia sonora intensa. Manuel Varela se unió al escenario con el saxofón y la armónica, convirtiéndose en el cuarto “rengo”.

Hacia el final, la efervescencia alcanzó su punto máximo con “El viento que todo empuja”, “Oscuro diamante” y “La razón que te demora”. Los bises presentaron las infaltables “Desnudo para siempre (o despedazado por mil partes)”, “Arte infernal”, “El final es en donde partí” y “Hablando de la libertad”.

La Renga tiene programado regresar a Racing el próximo martes 9, el jueves 11 y cerrar el ciclo el sábado 13; días en los que el retorno de las políticas de los ’90 se reflejará en los combativos rituales rockeros que no encontraban su lugar exacto desde entonces.

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