MÚSICA

Abel Pintos brilló en una noche de contrastes en la Fiesta de la Confluencia

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La segunda jornada de la Fiesta de la Confluencia reservó un espacio para explorar sonidos alternativos, alejados de los carriles tradicionales del pop y el rock. En esta dinámica, la presencia de Abel Pintos como figura estelar adquirió una relevancia especial, siendo ovacionado por 250 mil espectadores en Neuquén. Su música, de carácter expansivo y ambiguo, se integró de manera coherente en la programación, generando un contraste interesante con el despliegue energético de la jornada anterior, encabezada por Tan Biónica.

Mientras que la apertura del festival estuvo marcada por la explosión de Tan Biónica, con un estilo más propenso al desborde, la presentación de Pintos representó la contracara: un espectáculo meticulosamente planificado, donde cada elemento estaba cuidadosamente ubicado. A diferencia de Tan Biónica, cuya actuación se caracterizó por su espontaneidad, Pintos logró alcanzar objetivos similares con un enfoque completamente diferente.

El cantante, reconocido por su estilo pulido y sus conciertos extensos, ofreció una actuación impecable, con un vestuario deslumbrante y una voz cuidadosamente trabajada. Su presentación, que requiere una disposición activa por parte del público, se extendió hasta altas horas de la madrugada, brindando un espectáculo memorable.

Desde los primeros compases de “Sueño dorado”, Pintos cautivó a la audiencia, demostrando su habilidad para adaptarse a diferentes estilos musicales sin perder su esencia. A lo largo de su actuación, el cantante, oriundo de Ingeniero White y un habitual en la Fiesta de la Confluencia, demostró su autenticidad y comodidad en un amplio abanico de géneros, todos ellos arraigados en el melodismo y las formas del pop.

Además de la destacada actuación de Pintos, la noche también contó con la presencia de otros talentos locales, como el cantor y guitarrista Matías Rivas, quien ofreció una interpretación emotiva de la canción comprometida, recordando la importancia de la solidaridad y el trabajo en la tierra.

En resumen, la segunda noche de la Fiesta de la Confluencia fue un festival de contrastes, donde la música de Abel Pintos brilló con luz propia, demostrando una vez más su capacidad para conectar con el público y trascender fronteras estilísticas.

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