GÉNERO

Disparidad de género en el ahorro: un 54% de hombres frente al 44% de mujeres

En el informe del Global Gender Gap Report del Foro Económico Mundial del 2017, se evidenciaba un preocupante deterioro en la situación económica de las mujeres en comparación con sus contrapartes masculinas. A pesar de los esfuerzos de campañas internacionales por la equidad salarial y el reconocimiento del derecho de las mujeres a igual remuneración por igual labor, los resultados seguían siendo desalentadores.

Según las proyecciones del mismo informe, se estimaba que la brecha económica entre los géneros no se cerraría hasta el año 2234, una predicción que ciertamente generaba desesperanza. Esta situación se ve respaldada por el reciente estudio “Healthy, Wealthy & Work-Wise: los nuevos imperativos para la seguridad financiera” de Mercer, una consultora global en recursos humanos, que confirma la persistencia de esta disparidad.

El estudio revela que las mujeres, como resultado de esta disparidad económica, poseen un menor poder adquisitivo en comparación con los hombres. En diversos aspectos, desde la planificación financiera hasta la confianza en una jubilación segura, las mujeres se ven desfavorecidas. Ana María Weisz, directora de Wealth de Mercer en Argentina, destaca cómo las disparidades en el empleo y los ingresos impactan negativamente en la capacidad de las mujeres para planificar y ahorrar, enfatizando las diferentes experiencias y actitudes en el mercado laboral.

Las mujeres continúan enfrentando obstáculos como la brecha salarial, trabajos con menor remuneración, lagunas laborales y la responsabilidad desproporcionada en el cuidado de otros, todo lo cual afecta sus ingresos a lo largo de su vida laboral y, por ende, sus futuras pensiones. Weisz también señala que factores como la maternidad y el cuidado influyen en estas lagunas financieras.

El impacto de la salud en la seguridad financiera de las mujeres es otro aspecto crucial resaltado en el estudio. Las mujeres tienen diferentes necesidades de salud y son más propensas a ser cuidadoras de otros, lo que requiere recursos financieros adicionales, especialmente considerando su mayor esperanza de vida.

Para abordar estas desigualdades, es fundamental adoptar enfoques innovadores y específicos que reconozcan las necesidades financieras, de salud y profesionales únicas de las mujeres en cada etapa de sus carreras. Esto implica colaboraciones estratégicas con diversas partes interesadas, desde el gobierno hasta organizaciones no gubernamentales, con el fin de implementar programas que promuevan la inclusión y la equidad de género en el ámbito laboral y más allá.

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