El urgente llamado a la acción: desafíos en la lucha contra la violencia de género en Argentina
La persistente crisis en la lucha contra la violencia de género en Argentina se refleja en cifras desgarradoras: una mujer o persona trans es víctima de femicidio cada 26 horas, mientras la designación de un líder para la Subsecretaría de Protección contra la Violencia de Género sigue pendiente. En un contexto donde una de cada dos mujeres sufre violencia doméstica y solo el 21% se anima a denunciar, la incertidumbre sobre la continuidad de políticas públicas para protegerlas es alarmante. ¿Qué futuro aguarda a las mujeres argentinas ante estas estadísticas sombrías?
La falta de designación para liderar la Subsecretaría ha sembrado incertidumbre sobre el destino de las medidas públicas para proteger a los vulnerables. Delfina Schenone Sienra de ELA expresó su preocupación por la inacción: “Por el momento, solo hay incertidumbre y parálisis. Lo que vemos es una falta de interés en el tema”. La crisis económica ha exacerbado la violencia, haciendo crucial una respuesta estatal efectiva y transparente.
El programa Acompañar, prorrogado hasta marzo, fue vital durante la pandemia, pero la falta de nuevas inscripciones y la sobrecarga han afectado su eficacia. Agustina Rossi de ELA subrayó la importancia de estos programas para empoderar a las mujeres económicamente y ayudarlas a salir de situaciones violentas.
La línea 144, un recurso vital, enfrenta desafíos similares debido a la falta de presupuesto adecuado. Sin recursos, los programas de género corren el riesgo de desaparecer, dejando a las mujeres sin el apoyo necesario. La Educación Sexual Integral es esencial para prevenir la violencia y proteger a los menores del abuso, pero también está en riesgo por la falta de inversión.
Detrás de cada política, cada número, hay vidas en juego. El gobierno argentino debe tomar medidas inmediatas y efectivas para abordar la violencia de género en todas sus formas. La supervivencia y el bienestar de las mujeres argentinas no pueden seguir siendo moneda de cambio en la política pública. El llamado a la acción es claro y urgente: se necesita una respuesta inmediata y efectiva para proteger a las víctimas de violencia de género.
