Deepfakes: la amenaza que acecha en la sombra
Hace unos días, el Director Financiero de una prestigiosa consultora recibió un mensaje de WhatsApp que, en apariencia, provenía de la Presidente y CEO de la empresa. En el mensaje, la supuesta CEO solicitaba ayuda con una transacción financiera vinculada a una adquisición, y se refería a una próxima reunión organizada por un asesor externo de un estudio jurídico.
Poco después, el responsable de las operaciones financieras recibió una invitación urgente para unirse a una videoconferencia en Zoom, donde la CEO explicaba la necesidad de actuar con extrema rapidez. Sin embargo, el Director Financiero notó varias discrepancias que le hicieron dudar de la autenticidad de la situación. Por un lado, la comunicación a través de WhatsApp era inusual para la CEO, quien normalmente utilizaba canales más formales como el correo electrónico o Teams. Además, el número de teléfono en WhatsApp no coincidía con el de la CEO, lo que aumentó su escepticismo.
Durante la reunión en Zoom, la actitud y el comportamiento de la supuesta CEO eran extraños: apenas habló y sus movimientos eran mínimos. Todos estos detalles hicieron sospechar al Director Financiero que la imagen de la CEO podría haber sido un video deepfake creado con intenciones maliciosas.
Afortunadamente, la experiencia del Director Financiero lo llevó a seguir los protocolos establecidos y a consultar con su superior jerárquico. Tras una investigación, se confirmó que se trataba de un intento de estafa y se alertó al Centro de Operaciones de Seguridad de la empresa, que logró desenmascarar a los estafadores antes de que lograran su objetivo.
Los deepfakes, videos falsos hiperrealistas que manipulan la imagen o la voz de una persona, se han convertido en una amenaza creciente para el mundo empresarial y financiero. Estos videos, extremadamente convincentes, son utilizados por los ciberdelincuentes para realizar estafas millonarias de ingeniería social.
Por ejemplo, en un caso ocurrido en febrero, los estafadores utilizaron deepfakes para hacer creer a un empleado que participaba en una videoconferencia con varios miembros del personal de la empresa, autorizando así una transferencia de más de 25 millones de dólares.
Estos ataques, meticulosamente planificados, apuntan a empresas y ejecutivos de alto valor, con el objetivo de obtener grandes ganancias ilícitas. Sin embargo, también hay casos en los que los ciberdelincuentes utilizan deepfakes para estafar a ciudadanos comunes, haciéndose pasar por celebridades o figuras públicas en redes sociales para solicitar dinero.
Es fundamental estar alerta ante estos engaños, prestando atención a los detalles que puedan delatar un deepfake, como expresiones faciales poco naturales o desincronización entre el audio y los movimientos labiales. La desconfianza saludable y el pensamiento crítico son herramientas clave para protegernos en un mundo donde la línea entre la realidad y la ficción se vuelve cada vez más borrosa debido a la inteligencia artificial.
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