El legado profético de Benjamín Solari Parravicini: advertencias ante el avance tecnológico
Benjamín Solari Parravicini, conocido como “el Nostradamus argentino”, fue mucho más que un destacado artista plástico. Nacido en Buenos Aires en 1898, su obra trascendió las fronteras del arte para adentrarse en el misterioso mundo de las profecías. A lo largo de su vida, Parravicini fue el canal de mensajes premonitorios, plasmados en sus enigmáticas psicografías, que revelaban acontecimientos futuros con sorprendente precisión.
Más allá de su éxito como pintor y escultor, Parravicini experimentó un fenómeno paranormal que lo llevó a ser un instrumento de visiones del porvenir. Desde su infancia, se vio envuelto en un contacto con seres espirituales que le revelaban eventos venideros. Estas visiones, a veces perturbadoras, lo impulsaron a plasmarlas en dibujos y escritos, aunque inicialmente se resistió, creyendo estar poseído por fuerzas malignas.
Sin embargo, con el tiempo, Parravicini aceptó su rol como vidente y guardián de estas profecías. Hasta su fallecimiento en 1974, continuó entregando al mundo sus visiones, algunas de las cuales se han cumplido de manera sorprendente. Entre estas, destacan predicciones sobre figuras históricas como Hitler y Mussolini, así como avances tecnológicos como los satélites artificiales y la televisión.
Pero quizás las advertencias más inquietantes de Parravicini se refieren al avance imparable de la inteligencia artificial y los robots antropomorfos. En sus psicografías, el argentino vislumbró un futuro donde estas tecnologías superan la capacidad humana, desplazando a los trabajadores de sus empleos y planteando serias amenazas para la supervivencia de la especie.
Hoy, con la inteligencia artificial avanzando a pasos agigantados y empresas líderes en la carrera por desarrollar una Inteligencia General Artificial, las predicciones de Parravicini cobran una relevancia aún mayor. Sus visiones de un mundo donde las máquinas no solo realizan tareas específicas, sino que también comprenden emociones humanas, nos obligan a reflexionar sobre los límites éticos y el control que debemos ejercer sobre estas tecnologías.
En última instancia, el legado profético de Benjamín Solari Parravicini es un recordatorio de la necesidad de abordar el progreso científico y tecnológico con cautela y responsabilidad. Sus dibujos, más allá de ser simples advertencias, son un llamado a la acción para asegurar que el avance de la ciencia beneficie verdaderamente a la humanidad y no ponga en peligro nuestra existencia. En nuestras manos está el evitar que sus escalofriantes visiones se conviertan en realidad.
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