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De la pasión digital a la pesadilla: sexting y pornovenganza

De la pasión digital a la pesadilla: sexting y pornovenganza. El envío de textos, fotos y vídeos de índole sexual se ha convertido en una práctica habitual, especialmente entre los jóvenes. Sin embargo, si no se toman precauciones adecuadas para proteger la privacidad, lo que debería ser una experiencia excitante puede transformarse en una situación devastadora.

Del amor a la exposición pública

Armando y María estuvieron en pareja por casi diez años, compartiendo una vida juntos y participando en reuniones familiares. En marzo de 2018, decidieron, de mutuo acuerdo y en buenos términos, poner fin a su noviazgo. Tras cuatro años de convivencia y una relación aparentemente sólida, la separación fue amistosa y sin conflictos aparentes.

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Una traición inesperada

Sin embargo, en 2020, un amigo de María la contactó para informarle que había encontrado varias fotos y vídeos de ella de contenido sexual en sitios de pornografía. Más de 700 imágenes, que habían sido intercambiadas durante su relación con Armando como parte de su intimidad, estaban ahora expuestas públicamente sin su consentimiento, causando un impacto emocional significativo y repercusiones en su vida personal y laboral.

La búsqueda de justicia

Atormentada por la angustia, María decidió iniciar una acción penal bajo el artículo 71 bis del Código Contravencional de la Ciudad de Buenos Aires, que sanciona la difusión no consensuada de imágenes íntimas. Los peritajes informáticos confirmaron la responsabilidad de su ex pareja, quien finalmente fue condenado a tres años de prisión en suspenso y obligado a pagar una indemnización por daño moral debido a la divulgación no consensuada de material privado.

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Casos emblemáticos y reformas legislativas

Aunque impactante, el caso de María no fue el primero en ganar notoriedad en el país. En junio de 2017, Patricio Pioli, un reconocido tatuador sanjuanino, fue acusado de difundir fotos y vídeos personales de su ex pareja sin su consentimiento. Pioli había mantenido una breve pero turbulenta relación de apenas 8 meses con Paula Sánchez Frega. Tras la ruptura, en un claro acto de venganza, Pioli decidió viralizar el material confidencial a través de WhatsApp.

Paula llevó la situación a la justicia, y como resultado, Pioli fue condenado a 5 años de prisión efectiva por coacción y lesiones leves calificadas. Este caso impulsó el debate público y legislativo, resultando en una importante reforma del Código Penal argentino, incorporando la “pornovenganza” como un nuevo delito informático.

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Entendiendo el sexting y pornovenganza: sus riesgos

Para comprender mejor este fenómeno, es importante definir primero el concepto de sexting. Esta práctica consiste en compartir mensajes, fotos o vídeos de índole sexual a través de dispositivos digitales, algo muy común en la época actual, donde la proliferación de teléfonos con cámaras de alta resolución y redes de internet móvil ha facilitado enormemente el intercambio de este tipo de imágenes. Sin embargo, cuando este contenido privado se comparte sin el consentimiento de alguna de las personas involucradas, se enfrenta a lo que se conoce como “pornovenganza”.

Responsabilidad y precaución

Compartir una imagen íntima es como soltar un globo al aire: podés verlo alejarse, pero no podés recuperarlo ni controlar dónde aterrizará. Incluso en plataformas que admiten mensajes y fotos temporales, como Instagram, WhatsApp o Snapchat, el contenido se puede capturar, guardar y compartir con otras personas. Es crucial tener presente que cada vez que se publica algo en internet se pierde por completo el control sobre ese material, y las personas pueden hacer lo que quieran con él, incluso alguien en quien confías ciegamente. Ese contenido puede ser utilizado para extorsionar, acosar, amenazar e incluso ser vendido a sitios para adultos.

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En pocas palabras

A pesar de los riesgos mencionados, algunos estudios sugieren que el sexting, cuando se practica de manera consensuada y responsable entre adultos, puede resultar beneficioso en ciertas relaciones, fortaleciendo el vínculo emocional y sexual, especialmente en parejas que mantienen una relación a larga distancia. Es fundamental que ambas partes sean plenamente conscientes de los riesgos y tomen precauciones para proteger su privacidad, evitando que lo que podría ser una experiencia excitante se convierta en una pesadilla.

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