El nuevo reto del fraude: cómo la IA está redefiniendo el engaño
A lo largo de la historia, los estafadores han sido maestros en la adaptación de sus tácticas a las nuevas tecnologías disponibles, desde fraudes postales hasta estafas telefónicas. Con la llegada de la inteligencia artificial (IA) generativa, la sofisticación de estos engaños ha alcanzado niveles alarmantes, transformando la forma en que se perpetran las estafas.
La IA generativa ha abierto un campo vasto y casi ilimitado para los criminales, permitiéndoles crear fraudes cada vez más realistas y difíciles de detectar. Esta tecnología, que puede ser usada para diseñar personajes en videojuegos o ayudar en la educación, en manos equivocadas se convierte en una herramienta peligrosa para el engaño.
Las estafas basadas en deepfakes son una de las mayores preocupaciones actuales. Estos vídeos falsos pueden engañar incluso a los más perspicaces, como ocurrió recientemente con un fraude en el que se utilizó un deepfake de Taylor Swift para robar información de tarjetas de crédito bajo la apariencia de un sorteo falso.
Otro ejemplo impactante ocurrió cuando el gerente financiero de una multinacional fue engañado en una videoconferencia con deepfakes, donde una imitación del CEO solicitó una transferencia de más de 25 millones de dólares. La tecnología de deepfake ha evolucionado a tal punto que los estafadores pueden ahora simular voces y apariencias con una precisión inquietante, extendiendo su alcance incluso a familiares y amigos cercanos.
Las estafas de clonación de voz han emergido como una amenaza significativa. Los delincuentes pueden replicar con exactitud la voz de una persona conocida, creando situaciones en las que un “ser querido” pide ayuda urgente, logrando engañar incluso a los más atentos.
Además, la IA generativa ha permitido la creación de identidades ficticias en redes sociales y aplicaciones de citas. Estos perfiles artificiales, con biografías y contactos elaborados, son diseñados para engañar y atraer a víctimas específicas, facilitando estafas románticas y financieras.
Recientemente, la Policía Nacional de España alertó sobre una estafa en la que los delincuentes utilizaron IA para crear imágenes de propiedades lujosas que no existen, engañando a víctimas para que pagaran por adelantado en alquileres o compras falsas.
La democratización del fraude es otro efecto preocupante de la IA generativa. Hoy en día, cualquier persona con acceso a foros y tutoriales en la dark web puede participar en actividades fraudulentas, gracias a servicios como el “fraude como servicio” (FaaS). Estos servicios venden herramientas y conocimientos para realizar estafas, desde phishing hasta clonación de voz.
Los ciberdelincuentes también han desarrollado herramientas de IA como WormGPT, que genera correos electrónicos de phishing altamente personalizados y puede crear malware avanzado, automatizando y sofisticando los ataques.
La evolución de la IA ha reducido la barrera de entrada para los estafadores, permitiendo que incluso aquellos sin experiencia puedan llevar a cabo fraudes a gran escala. Este cambio nos obliga a estar más vigilantes que nunca y a cuestionar la autenticidad de cada interacción en línea. En un entorno digital donde las apariencias pueden ser engañosas, mantener una dosis saludable de escepticismo se ha convertido en una herramienta esencial para protegerse.
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