Adiós a las extensiones más potentes de Chrome: el cambio radical que ya es irreversible
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Google ha cumplido con lo que había anunciado y ha comenzado a implementar una modificación sustancial en su navegador Chrome, afectando a millones de usuarios. Luego de anticipar el año pasado la eliminación de varias de las extensiones más populares, la empresa ha establecido nuevas reglas que limitan funcionalidades del navegador, desatando críticas tanto de usuarios como de desarrolladores.
Desde la aplicación de estas medidas controvertidas, los usuarios han empezado a notar los efectos adversos. Al abrir Chrome, muchos se encuentran con una ventana emergente que indica la desactivación automática de ciertas extensiones. Este proceso se realizará gradualmente y afectará a todos los usuarios. Aquellos que aún tienen acceso a las extensiones recibirán un aviso en la Configuración del navegador, informando que “dejarán de admitirse próximamente” y sugiriendo la búsqueda de alternativas.
Los desarrolladores de las extensiones afectadas confirmaron que sus aplicaciones están siendo eliminadas de la Chrome Web Store, la tienda oficial de extensiones de Chrome. Esta decisión marca el final de uno de los cambios más polémicos en la historia reciente del navegador, alineado con la eliminación de cookies de terceros. Sin embargo, a diferencia de esa medida, Google ha decidido avanzar pese a la amplia oposición y el riesgo de perder cuota de mercado frente a otros navegadores.
Para entender este cambio, es importante mencionar la API que usan las extensiones. Hasta ahora, Chrome operaba bajo Manifest V2, pero Google presentó una nueva versión, Manifest V3, que introduce mejoras significativas en la seguridad. Esta normativa limita las capacidades de las extensiones, reduciendo el riesgo de que obtengan datos personales de los usuarios o ejecuten malware.
Aunque las intenciones de Google parecen estar orientadas a proteger a los usuarios, las restricciones perjudican a muchas extensiones útiles, como bloqueadores de anuncios y herramientas de privacidad, que requieren un acceso más profundo al navegador. La compañía, que controla un 65,74% del mercado de navegadores, según Statcounter, podría beneficiarse de una menor protección de datos, permitiendo una mayor recolección de información para publicidad dirigida.
Google intentó mitigar el impacto de estos cambios colaborando con la comunidad de desarrolladores. Al desactivar extensiones, Chrome ofrecerá alternativas que aún estén disponibles, aunque estas opciones son menos eficaces que las originales. Algunos desarrolladores han lanzado versiones ‘Lite’ de sus extensiones, pero muchos prefirieron permitir su eliminación, ya sea por dificultades técnicas o en forma de protesta.
Ante este escenario, los usuarios tienen dos opciones: buscar versiones ‘Lite’ de sus extensiones favoritas o cambiar a otros navegadores que sigan soportando las extensiones actuales. Firefox, que ha anunciado que mantendrá el soporte para las extensiones bajo Manifest V2, podría beneficiarse de esta controversia, atrayendo a los usuarios descontentos con los cambios de Google. Con apenas un 2,71% de cuota de mercado, Firefox se presenta como una alternativa viable, lo que demuestra que esta decisión del gigante tecnológico podría tener repercusiones inesperadas en el competitivo mundo de los navegadores.
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