La revolución silenciosa de la IA: más allá de la creatividad, un cambio profundo en la economía mundial
La inteligencia artificial no solo genera contenido; redefine el empleo y reconfigura industrias enteras en un cambio que desafía el equilibrio entre tecnología y sociedad.
A casi dos años de su lanzamiento, la inteligencia artificial (IA) ha demostrado un impacto que trasciende sus habilidades creativas, como la generación de texto, imagen o música. Su verdadero poder se despliega en la transformación estructural de las economías y sociedades, reconfigurando rápidamente el mercado laboral global. Aunque la creación de nuevos roles y la optimización de tareas avanzan, los efectos más significativos de la IA se profundizarán en los próximos años, acelerando el reemplazo de puestos de trabajo tradicionales.
La historia del trabajo ha experimentado ciclos de cambio con cada avance tecnológico, y la IA no es la excepción. Un reciente informe de Goldman Sachs proyecta que, para 2030, un cuarto de los empleos globales podría ser sustituido por IA, mientras que otros estudios, como el del MIT, advierten sobre el impacto específico en el sector industrial, donde se prevé el desplazamiento de millones de trabajadores en un plazo mucho más cercano. Sin embargo, consultoras como Gartner también prevén un lado positivo, estimando que para 2036, la IA podría crear 500 millones de nuevos empleos en sectores especializados.
No obstante, estos nuevos roles en IA exigen habilidades altamente técnicas y especializadas. Las oportunidades están principalmente en la creación y mantenimiento de esta tecnología, pero representan solo una fracción del mercado laboral. En un ámbito que demanda habilidades avanzadas en programación y matemáticas, el acceso a estos trabajos queda limitado a aquellos con formación específica y con una disposición natural para resolver problemas complejos de manera innovadora.
Las encuestas reflejan la creciente percepción del impacto de la IA en la vida laboral: un estudio de ADP revela que el 85% de los trabajadores creen que la IA influirá en sus empleos, aunque no saben bien de qué manera. Mientras algunos la ven como un recurso de apoyo en sus tareas, otros temen el reemplazo parcial o total de sus funciones. El sector financiero, según un informe de Citigroup, está especialmente expuesto, con un 54% de sus puestos en riesgo de automatización. El análisis también identifica que la IA podría incrementar las ganancias del sector bancario global en un 9%, mostrando un impacto económico positivo, aunque a expensas del empleo humano.
El Foro Económico Mundial anticipa que los trabajos rutinarios, especialmente aquellos de oficina, como el ingreso de datos o contabilidad, serán los más vulnerables ante esta transformación. El sector tecnológico ya ha experimentado pérdidas significativas, con más de 130 mil despidos en lo que va del año debido a la automatización de tareas cognitivas.
En este contexto, la IA representa un dilema entre eficiencia y estabilidad. Así como en los ecosistemas naturales el equilibrio entre fuerzas opuestas asegura la sostenibilidad, en la economía actual, la transformación tecnológica podría generar desequilibrios si no se maneja con responsabilidad. La inteligencia artificial es una herramienta poderosa para el crecimiento y la productividad, pero es la acción humana la que debe garantizar un desarrollo equilibrado y justo para que el avance no signifique desigualdad ni precariedad.
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