Milei destaca el cambio hacia el “orden cívico” en seguridad y la necesidad de apoyo a las fuerzas policiales
Durante la ceremonia de premiación en la Escuela de Cadetes “Comisario General Juan Ángel Pirker” de la Policía Federal, el presidente Javier Milei argumentó que el país ha dejado atrás lo que describió como “garantismo barbárico” para adoptar un enfoque de “orden cívico” en materia de seguridad. Afirmó que la defensa pública es “indispensable” para la recuperación económica del país.
En compañía de la vicepresidenta Victoria Villarruel, Milei se disculpó con los policías por “los años de escarnio” que enfrentaron por su compromiso de arriesgar la vida por los demás. Este encuentro fue significativo, ya que se trató de la primera aparición conjunta de la fórmula presidencial en 46 días, donde surgieron tensiones internas cuando Milei calificó de “error” el homenaje de Villarruel a María Estela Martínez de Perón.
Durante su intervención de más de ocho minutos, el presidente criticó las políticas de seguridad de los gobiernos peronistas, asegurando que “se denostaba” a la Fuerza de Seguridad y se creaban “doctrinas para defender criminales”, lo que a su juicio resultó en la desprotección de la sociedad.
“Entendieron a los delincuentes como víctima de su propia historia… lo absurdo llegó a liberar presos o castigar policías honorables por el imperdonable delito de hacer bien su trabajo”, afirmó.
Además, Milei enfatizó que, en un Estado moderno, “el monopolio de la fuerza y la represión del delito son responsabilidades públicas indelegables”, responsabilizando a la izquierda por socavar esta premisa y señalando que la penetración de ideas de izquierda en las instituciones había llevado al país a un estado de violencia.
Al presentar su doctrina de seguridad libertaria, enumeró tres premisas clave: “El que las hace, las paga”; “El orden público es sagrado”; y “Los buenos son los de azul y los malos son los que delinquen”, reafirmando que “el Estado debe proteger a las víctimas y no a los victimarios”.
Milei subrayó que los cambios en la política de seguridad han traído resultados positivos, destacando la finalización de los piquetes y los avances en la ciudad de Rosario, agradeciendo el trabajo de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.
El presidente insistió en la importancia de la seguridad pública para la recuperación económica, planteando que la inseguridad impide a las personas trabajar y arriesgar capital. “Un oficial de policía no tiene lugar para la duda cuando tiene que decidir entre la vida o la muerte”, declaró.
Cercano al final de su discurso, criticó a “los políticos caranchos con seguridad privada” que desvían la atención de los problemas de seguridad para sus propios fines políticos, afirmando que “en la nueva Argentina, no hay lugar para semejante degeneración”.
Finalmente, concluyó reafirmando el compromiso de su gobierno con el “orden cívico”, tras haber rechazado el garantismo que, según él, solo ha traído miseria.
Durante la ceremonia, Milei condecoró al subcomisario Guillermo Armentano, quien había recibido un ataque durante el desfile de su asunción, y otros 16 efectivos también fueron premiados. El presidente, junto a Villarruel, permaneció atento al desfile de las fuerzas de seguridad al final del evento.
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