Los Piojos volvieron con un ritual que unió generaciones en La Plata
La banda hizo historia en el Estadio Único con un show emotivo y festivo, marcado por homenajes y reencuentros que desataron la pasión de sus seguidores.
Desde la tarde del sábado, el boulevard de la Avenida 32 en La Plata fue una muestra del fervor piojoso: banderas con el logo de Los Piojos y el icónico número 87 ondeaban al viento, mientras parlantes, heladeritas con fernet y picnics improvisados armaban la previa para un reencuentro muy esperado. Los fanáticos, en su mayoría mayores de 35 años, avanzaban en familia y con espíritu festivo hacia el Estadio Único Diego Armando Maradona, donde los esperaba la banda de sus vidas.
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El reloj marcó las 21:50 cuando las luces se apagaron y el logo renovado de Los Piojos iluminó la pantalla. Sin preámbulos, arrancó “Te diría” y las banderas que colmaban el boulevard ahora flameaban en el campo, mientras el público acompañaba, algo moderado pero profundamente emocionado. El clima se encendió con “Desde lejos no se ve”, confirmando que la química seguía intacta. Recién con “Babilonia” llegó el saludo de Ciro Martínez, enfundado en una chaqueta bordó con el 87 en la espalda: “Buenas noches, esto está sucediendo”. Breve pero significativo, el mensaje resonó como una prueba de que el tiempo, tras 15 años de separación, había logrado sanar las heridas.
El reencuentro de Los Piojos, anunciado oficialmente en septiembre, ya daba señales desde el año pasado. El primer indicio fue el reencuentro entre Ciro y Piti Fernández en un show de Los Persas, seguido por pasacalles enigmáticos, una nueva cuenta de Instagram y el lanzamiento del disco en vivo “Ritual Piojoso”. Sin embargo, el regreso no estuvo exento de tensiones: Micky Rodríguez, bajista original, manifestó públicamente su descontento, mientras la banda aseguró que había sido parte de las conversaciones.
El show avanzó con momentos de alto voltaje emocional. “Todo pasa” trajo una melancolía colectiva con imágenes de un casete casero, evocando el disco 3er arco (1996) y sus grandes himnos. Más tarde llegaron homenajes sentidos: sonó el tema dedicado a Diego Maradona y luego “Sudestada”, donde Matías Kupinski, hermano de Tavo –el guitarrista fallecido en 2011–, subió al escenario para un tributo que dejó al público en silencio.
El bloque más rítmico incluyó clásicos como “Bicho de ciudad”, con Piti Fernández en voz, y “Reggae rojo y negro”, mientras que “Fantasma” destacó con la interpretación teatral de Ciro. Otro momento memorable ocurrió con Alejandro Dell’Osa, un fan que en 2009 leyó una carta durante el último show en River. Esta vez, emocionó al público con sus palabras: “Volvimos, loco, volvimos. Los Piojos siempre estuvieron y nosotros nunca nos fuimos”.
El final llegó con los bises y “Verano del 92”, donde hijos de los músicos se sumaron a una murga que desplegó todo el color y el ritmo piojoso.
Casi tres horas después, la noche confirmó lo que todos esperaban: Los Piojos volvieron no solo como una banda de rock, sino como un fenómeno cultural que sigue uniendo generaciones. Un ritual que, como dijeron sus seguidores, nunca terminó del todo.
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