El consumo en supermercados sigue en caída durante enero, generando alarma en el sector
A pesar de la leve mejora en la inflación, el consumo en los grandes supermercados continúa desplomándose en enero, lo que genera creciente preocupación dentro del sector. Según datos de la consultora Scentia, las ventas interanuales cayeron entre un 16% y un 23% durante la segunda mitad de 2024, situación que ya se anticipaba debido a la caída del poder adquisitivo y la comparación con un consumo elevado durante el mismo período de 2023, cuando la inflación y las medidas del “plan platita” impulsaron las compras.
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Sin embargo, lo más alarmante fue la caída en diciembre de 2024, que alcanzó un 18% en comparación con un ya flojo diciembre de 2023. Este descenso se produjo en un contexto de fuerte inflación, derivada de la megadevaluación y la liberación de precios, en el marco del ajuste económico impulsado por el nuevo gobierno. Para Scentia, este panorama marcó uno de los peores años en los últimos 20, con una caída acumulada del 13,9%.
La caída continúa en enero de 2025
Las expectativas de una posible recuperación en diciembre de 2024 se han desvanecido con las cifras de enero de 2025. Según fuentes del sector consultadas por El Destape, las ventas en supermercados se desplomaron un 15% durante la primera quincena de enero, lo que indica que la tendencia negativa persiste. Aunque las cifras son provisionales y no incluyen los datos de la segunda quincena ni el 25% de las cadenas, la alarma ya está encendida en las grandes cadenas de supermercados, que temen que el panorama se agrave aún más.
El escenario es aún más preocupante que en diciembre, ya que el descenso de enero se da contra una base de comparación más baja, con una caída interanual del 3,5% en enero de 2024, frente a un leve aumento del 1,4% en el mismo mes del año anterior.
Una posible explicación para esta caída tan pronunciada es el cambio de comportamiento del consumidor, que podría haber dejado los grandes supermercados en favor de los comercios de barrio debido a la estabilización de los precios. Según Salvador Femenía, vocero de la CAME, los consumidores prefieren ahora comprar productos en cantidades menores y en lugares más cercanos. Sin embargo, el derrumbe de un 15% sugiere que el descenso en el consumo masivo sigue siendo profundo, y la baja inflación, aunque útil, no ha sido suficiente para una verdadera recuperación económica. Esto pone en riesgo los objetivos del Gobierno, que aún aspira a una reactivación antes de las elecciones de este año.
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