El robot que imita al T-1000 de Terminator 2 ya existe: de muñeco a metal móvil

En Terminator 2: Judgment Day, el T-1000 representaba una amenaza imparable y fluida, capaz de licuarse, atravesar barrotes, regenerarse y adoptar múltiples formas. Aunque parecía una fantasía cinematográfica, un equipo de investigadores ha logrado desarrollar una máquina que emula de manera inquietante estas capacidades.
¡Mantenete al tanto de las últimas noticias de San Nicolás y el país!. Unite a nuestro CANAL DE WHATSAPP y recibí las novedades directamente en tu teléfono. Click AQUÍ
Este robot, conocido como MPTM (Magnetoactive Phase Transitional Matter, o Material de Transición de Fase Magnetoactiva), no es el resultado de un estudio de efectos especiales, sino de un avance científico real que abre posibilidades prácticas innovadoras.
El impresionante robot que cambia de estado
El robot MPTM, de apariencia simple, recuerda el tamaño y forma de un muñeco de Lego. Sin embargo, su estructura metálica, compuesta por un material líquido embebido con micropartículas magnéticas de neodimio-hierro-boro, le otorga una capacidad única: puede cambiar de estado de sólido a líquido y volver a solidificarse en segundos gracias a la acción de campos magnéticos alternos.
Este comportamiento no es una maniobra visual, sino el resultado de una composición científica precisa. Cuando se expone a calor inducido por campos magnéticos, el robot se funde y, al enfriarse, vuelve a recuperar su forma sólida. Este proceso reversible le permite adaptarse a obstáculos o realizar tareas en estructuras tanto mecánicas como biológicas.
Pruebas impactantes y aplicaciones prácticas
En uno de los experimentos, el robot se colocó dentro de una celda con barrotes estrechos. Cuando se le aplicó el estímulo magnético, el robot se licuó y pasó a través de los barrotes, para luego recuperar su forma original al salir. Esta escena recuerda directamente a la secuencia icónica del T-1000 atravesando rejas de una prisión.
Más allá de su impacto visual, el equipo científico ha explorado aplicaciones prácticas de gran valor. En un experimento médico, el robot extrajo un objeto de un estómago artificial y luego administró una dosis de medicación en el mismo sitio. Este tipo de uso podría revolucionar la microcirugía no invasiva y la administración de fármacos.
Otro ejemplo de su potencial es el uso del robot como herramienta de reparación electrónica: se licúa, entra en una cavidad, y al solidificarse actúa como un punto de soldadura para cerrar circuitos. Esta versatilidad le da una adaptabilidad única, permitiéndole realizar tareas que los robots rígidos convencionales no pueden hacer.
Además, el robot es capaz de funcionar como tornillo mecánico: se adapta a una cavidad roscada, se funde dentro de ella, se solidifica y crea una unión firme sin necesidad de herramientas externas.
El futuro de la tecnología MPTM
Carmel Majidim, autor principal del estudio y miembro de la Universidad Carnegie Mellon, explicó que las partículas magnéticas son las responsables de hacer que el material responda a un campo magnético alterno, lo que induce el cambio de fase y otorga movilidad dirigida. Este fenómeno permite al robot desplazarse con precisión a través de entornos complejos.
Aunque las pruebas actuales son prometedoras, el equipo de investigación reconoce que aún queda mucho por investigar para asegurar la aplicación a gran escala, tanto en entornos clínicos como industriales. Los próximos pasos incluirán verificar la seguridad biocompatible del material, mejorar su durabilidad y perfeccionar los sistemas de control remoto.
Este desarrollo no solo imita al T-1000, sino que también podría ser una herramienta revolucionaria en campos como la medicina y la electrónica, abriendo un abanico de posibilidades que antes parecían sacadas de una película de ciencia ficción.
LEER: Comenzó el programa educativo “niños, adolescentes, ciudadanos y concejales” en el HCD