Cinco consejos para celebrar las fiestas de manera sustentable
Las fiestas de fin de año son sinónimo de excesos. No solo porque muchas personas comen y toman de más, sino también porque aumentamos todos nuestros consumos a niveles insostenibles para nuestro planeta.
El impacto visual más contundente se puede observar los días posteriores a Navidad, cuando en las calles vemos desbordados los contenedores y canastos para los residuos. No hay datos oficiales para Argentina, pero estimaciones en otros países indican que durante las fiestas se produce hasta un 30% más de basura que en días normales.
“En las fiestas se ve que la manera en que consumimos no es para nada sustentable. Un momento de unión y de compartir se transforma en escenas de derroche y contaminación”, comenta Martín Font, director de Comunicación y Educación Ambiental de la Fundación Vida Silvestre.
Más allá de la contaminación que provoca generar un mayor volumen de basura, los excesos navideños también agitan la crisis climática. Un estudio de la Universidad de York (Inglaterra) estimó que durante los pocos días que dura la fiebre navideña las personas emiten el 5,5% de todo el dióxido de carbono (CO2) anual que conforman su huella de carbono. El CO2 es el principal gas responsable del cambio climático.
El estudio fue realizado en Inglaterra y tuvo en cuenta las emisiones que las personas producen directa o indirectamente por sus comidas, iluminación, el transporte y compras navideñas.
1) El triple impacto de las luces navideñas
Uno de los cambios más notorios en las casas y negocios durante las fiestas es la incorporación de iluminación festiva. Aunque se utilicen luces LED, el impacto ambiental sigue siendo triple: gasto energético improductivo, generación de más CO2 y contaminación lumínica.
Según Edesur (empresa de energía de Ciudad de Buenos Aires), las guirnaldas de luces LED pueden consumir un promedio de 7,5 watts por hora. Si se mantienen encendidas por 10 horas diarias durante un mes consumirían 2,25 Kilowatts hora.
No implica un gran aumento en el consumo de cada domicilio, si pensamos que un TV LED consume 90 Watts por hora. Pero si multiplicamos ese consumo por unas 10 millones de viviendas (el 66% de todas las que hay en Argentina), el impacto ambiental es grande para un consumo eléctrico que parece innecesario.
Sobre esta decoración, Font sugiere mantener las luces apagadas durante la noche y reutilizar los adornos de años anteriores. “En lugar de comprar nuevos productos, pensar en ideas creativas y manualidades para armar la decoración con materiales en casa”, agrega.
2) La producción excesiva de comida
Font recuerda la campaña “Save One Third” del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés). Explica que en promedio un tercio de la comida termina en la basura. En Argentina esa cifra es del 12,5%, según la FAO. Durante las fiestas de fin de año siempre se cocina de más.
“Cuando desperdiciamos comida estamos desperdiciando tierra, agua y energía que se utilizó para producirla”, explica. La campaña de WWF dice que si evitamos ese tercio de desperdicios, lograremos ahorrar 250 billones de litros de agua por año, 11 mil terawatts de energía y 19 mil km2 de bosques”, detalla.
Además, de calcular bien cuánto vamos a cocinar, se puede pensar en qué comer para reducir nuestra huella ambiental. Lo mejor es utilizar alimentos de estación y de producción local. Consumir menos carne y más verduras también puede ayudar a minimizar el cambio climático.
3) Los regalos que hacen daño
El consumismo se ve reflejado en la fiebre por la compra de regalos. “Comprar menos regalos reduce los impactos sobre el planeta y además ayuda a tu billetera. Una idea puede ser jugar al amigo invisible”, cuenta Font.
Otras sugerencias son regalar experiencias para evitar demandarle recursos físicos (agua, tierra, madera, etc) al planeta o artículos de segunda mano. Font también recomienda pensar en los materiales de los regalos y en su vida útil.
Lo ideal es que sean materiales reciclados o certificados y evitar artículos de plástico de un solo uso que no se pueden reciclar. Existen algunas opciones de juguetes sustentables.
A su vez, es importante mirar dónde se producen los artículos que vamos a regalar para minimizar el impacto de la huella ambiental que genera el transporte. En este sentido, se recomienda regalar objetos artesanales o de producción local. También hay recomendaciones para hacer más sustentables las compras on line.
Las fiestas pueden ser una buena oportunidad para impulsar conductas más sustentables. Una sugerencia es regalar vasos o botellas reutilizables para reducir el uso de envases plásticos. “Otra idea es ‘regalar un futuro mejor’ al apoyar una iniciativa de una ONG que se dedica al cuidado del planeta con acciones como donar un árbol para un bosque”, sugiere Font.
4) Reducir y reciclar también en las fiestas
Los papeles para envolver son otro impacto innecesario. Lo mejor sería no envolverlos, aunque otra opción es usar papeles reciclados o reutilizar otros papeles como el de un diario viejo. Y si lo envolvemos, no agreguemos además una bolsa plástica.
El plástico de un solo uso es uno de los mayores enemigos del planeta. En las celebraciones de fin de año está muy presente. Un forma de reducir su uso es no utilizar vajilla y cubiertos descartables, y elegir cotillón sustentable.
Por la fiebre festiva no podemos olvidarnos que durante fin de año también hay que separar los residuos inorgánicos para que puedan ser reciclados y que también podemos compostar los residuos orgánicos.
Si las celebraciones incluyen paseos familiares a una playa, parque o espacio verde, una buena idea es llevar una bolsa y guantes para realizar plogging, la práctica que combina el ejercicio al aire libre mientras se recogen residuos.
5) Pensar en balances y metas sustentables
Fin de año también es un tiempo para reflexionar sobre lo realizado y fijar metas para el próximo año. Font propone que las personas incluyan objetivos sustentables entre estas reflexiones. Algunos desafíos que podrían incluirse para este año nuevo son:
- Reducir el uso de plásticos de un solo uso.
- Comer más verduras y menos productos procesados.
- Plantar un árbol nativo.
- Andar menos en auto y más en bicicleta o transporte público.
- Comprar productos certificados o con la etiqueta de mayor eficiencia.
- Reducir las compras innecesarias.
- Elegir más productos locales.
- Compostar, reciclar y reutilizar.