La Educación Sexual Integral, clave para prevenir abusos sexuales a las infancias
La Lic. Analía Lilian Pereyra, Sexóloga Clínica y Educativa, explica el contexto en el que ocurren los abusos sexuales y las maneras en que los niños y niñas suelen manifestar que están siendo víctimas de abusos.
“A tu hermanita le va a pasar algo”. Frases como estas son las que usan los abusadores para amedrentar a niños, niñas y adolescentes y así lograr que no hablen, que sigan en la situación de abuso.
La Educación Sexual Integral (Ley 26.150) constituida como ley en 2006, lleva casi 16 años y es LA herramienta para poner voz a la vulneración de derechos; porque se enseñan los nombres de todo el cuerpo, apropiados y correctos, y ello da a las infancias el poder de manifestar cuando algún adulto realiza, por ejemplo, tocamientos en su cuerpo. Si una niña dice: “mi tío me toca la galletita”, no podemos saber a qué se refiere, en cambio es es muy diferente escuchar “me toca mi vulva”.
Según explica la Lic. Analía Lilian Pereyra, Sexóloga Clínica y Educativa (@licenciadaanaliapereyra), los abusadores son personas cercanas a la familia, suelen ser padres, tíos, abuelos, primos y vecinos. Muy contrario a la idea que se tiene de que son personas fáciles de reconocer, no nos damos cuenta que es alguien que comete abusos a las infancias. Suele ser una persona muy común, padre de familia, tío amoroso, abuelo y suele hasta ser muy carismático y amable, lo cual nunca hará sospechar que es un abusador.
Asimismo, los abusos ocurren en una situación asimétrica de poder, ya que el abusador es un adulto que involucra a un niña o niña en una conducta de tipo sexual e implica una cosificación de este, porque lo considera un objeto a ser usado para su placer. Pueden darse comportamientos sexuales sin contacto físico como lo son exhibir genitales, masturbación delante del niño o niña, exhibir material pornográfico, entre otras; o comportamientos con contacto físico como tocar genitales, inducir que toque sus genitales, usar dedos o genitales para penetrar o realizar prácticas orales. “Tanto con o sin tocamientos, todos estos comportamientos son abuso sexual a infancias”, manifiesta la especialista.
“Quien abusa va ganándose la confianza del niño o niña, aprovecha el vínculo de dependencia y confianza y va imponiendo maniobras para asegurar su silencio“, agrega. Algunos ejemplos de esto incluyen normalizar la situación de abuso, hacer creer que esto es algo que hacen los niños o niñas y sus adultos, manifestar que esto es un juego entre ellos, usar estrategias coercitivas como denigrar al niño o niña y culpabilizarlo, y usar amenazas de que algo le pasará a su mamá o hermanitos si habla.
La evaluación Aprender, un censo que se implementa desde 2016 a nivel nacional y que tiene por objetivo obtener datos y diagnósticos con el fin de implementar mejoras en el sistema de educación del país, preguntó a les alumnes de 5to y 6to año de secundaria de las 5 regiones del país qué temas quisieran recibir información, la mayoría responde sobre “educación sexual” y en segundo lugar aparece “violencia de género y otros tipos de violencia”. Fuente: Ecofeminita.
Por otro lado, la develación de este secreto es el relato que muchas veces ocurre en la escuela cuando un niño o niña le cuenta a la docente que eso que ella dice que no debe pasar a él le está pasando. Aquí radica la importancia de que en las escuelas se enseñe sobre el cuerpo y también sobre la intimidad, sobre lo que queda en nuestros espacios íntimos y que nadie debe irrumpir ahí.
Enseñar y trabajar con las familias que deben bañarse solos, que hay que respetar cuando no quieren besar o abrazar a alguien, que no hay que mostrar ni exponer a las infancias a imágenes y escenas sexualizadas que no puede comprender por su edad, y cuidar la exposición de las infancias a los dispositivos celulares —ya que ahí circula mucho contenido pornográfico que pueden ver sin filtro—, también son claves.
Los niños y niñas suelen manifestar de muchas maneras, más allá del relato, que están siendo víctimas de abusos; puede ser mediante comportamientos disruptivos o agresivos, a través de dificultades para dormir o para comer, al bajar el rendimiento escolar, mediante la aparición de temores repentinos, llanto frecuente, culpa y vergüenza, excesiva curiosidad sexual, masturbaciones compulsivas, lenguaje sexualizado y hasta por el intento de hacer con amigos estos comportamientos sexualizados.
Por ello, la Lic. Pereyra recuerda que la prevención de abusos es la gran herramienta que tenemos a mano con la Educación sexual Integral en las escuelas y como familias; y recomienda usar el diálogo, estar atentos a los comportamientos de las infancias y ante cualquier duda realizar una consulta con una profesional de la Psicología o Sexología.
“Somos los profesionales, las familias, los docentes quienes tenemos la posibilidad de detener estas situaciones abusivas, con los ojos atentos y la escucha adecuada, con la información acorde a su edad y teniendo la obligación por ley de denunciar. Por infancias libres, detener el abuso es nuestra responsabilidad”, finaliza.
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