GÉNERO

Menstruación en Argentina: desigualdades y necesidad de acción gubernamental

En Argentina, la menstruación, un proceso biológico universal, se convierte en un marcador social que revela y perpetúa las brechas de género. Aproximadamente 12 millones de individuos, incluyendo niñas, adolescentes, mujeres, hombres trans y personas no binarias, experimentan el ciclo menstrual, enfrentando desafíos significativos. A pesar de su naturaleza común, el acceso costoso a productos de gestión menstrual (PGM) y la falta de educación sexual generan obstáculos para atravesar este periodo de manera segura y digna.

Marcela Cortiellas, Directora Nacional de Articulación de Políticas Integrales de Igualdad, destaca que menstruar implica una inversión económica que dificulta la adecuada gestión del ciclo para miles de mujeres y personas LGTBI+. El uso de productos como tampones y toallitas descartables resulta desproporcionadamente caro, superando en un 30% el promedio de precios de productos básicos. Datos recientes revelan que el gasto anual destinado a la gestión menstrual asciende a $10.915 por persona, cifra cercana al total mensual de la Asignación Universal por Hijo.

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Laura Testa, economista y asesora del Senado, enfatiza que el costo mencionado solo considera los productos fundamentales, excluyendo aquellos para aliviar el dolor, como medicamentos, lo que aumenta significativamente el gasto. Esta carga financiera, que se extiende durante aproximadamente 40 años, afecta desproporcionadamente a los sectores más vulnerables, generando una brecha de desigualdad financiera considerable.

En el ámbito educativo, la falta de acceso equitativo a productos y la estigmatización relacionada con la menstruación contribuyen a la ausencia escolar de niñas y adolescentes menstruantes. Estudios muestran que esto afecta el desempeño académico, aumenta el malestar emocional y eleva el riesgo de abandono escolar, ampliando las disparidades de género.

Irina Perl, responsable de la Línea de Gestión Menstrual del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidades de la Nación, destaca que el acceso equitativo a productos de gestión menstrual es crucial para el ejercicio pleno de derechos fundamentales, como la educación, el empleo y la salud.

A pesar de la problemática, existen iniciativas como el Programa MenstruAR, que busca promover la producción y uso de productos sostenibles para la gestión menstrual. Este programa distribuye copas menstruales y realiza programas de capacitación y educación sexual integral. Sin embargo, con el cambio de gobierno liderado por Javier Milei, se generan incertidumbres sobre la continuidad de estas políticas.

En este contexto, es fundamental que el Estado continúe fortaleciendo políticas públicas inclusivas que garanticen derechos básicos para todas las personas menstruantes en el país. Ignorar esta problemática, como destaca la economista Laura Testa, sería pasar por alto una realidad que afecta a una gran parte de la población, especialmente a aquellos que viven en condiciones de pobreza. La continuidad de estas medidas es esencial para construir una sociedad más justa, igualitaria y libre de violencias.

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