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El arriesgado juego de Milei: ajuste draconiano y desafíos políticos

En un audaz movimiento que sorprendió incluso a los economistas más conservadores desde el retorno democrático hace cuatro décadas, la dupla Nicolás Posse-Luis Caputo logró persuadir a los técnicos del FMI para que recomendaran la reactivación del acuerdo con Argentina. Un ajuste draconiano, una devaluación del 118%, el cese abrupto de la emisión monetaria y una reforma del Estado más radical que la de los años ’90 de Carlos Menem, fueron las bazas clave utilizadas para conseguir un desembolso de USD 4.700 millones en febrero.

Con un DNU de 330 artículos ya implementado y una ley ómnibus que despertó al Congreso después de un 2023 electoral prácticamente paralizado, el gobierno de Javier Milei busca mostrar fortaleza para obtener al menos el compromiso del FMI de realizar desembolsos, permitiendo así afrontar los pagos de deuda del primer trimestre sin afectar las escasas reservas del Banco Central.

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Caputo respaldó su posición con un informe detallado elaborado por el equipo del presidente del Banco Central, Santiago Bausili, destacando que las reservas aumentaron en casi USD 3.000 millones desde la devaluación del peso en un 55%. Milei, por su parte, proyecta que la cosecha de este año compensará los USD 20.000 millones perdidos en 2023 por la sequía, situando las reservas en torno a los USD 35.000 millones al final del año.

El freno a la emisión monetaria fue el argumento clave en la negociación con el FMI, destacando Milei esta medida en cada ocasión. Durante el mandato de Sergio Massa como ministro de Economía, la emisión monetaria se disparó, alcanzando el 11,4% del PIB en 2023, según el economista Orlando Ferreres. El “Plan Platita” de Massa generó descontento en el FMI, considerando que el daño a las posibilidades de recuperación de la economía equivale a perder un año de reformas cruciales.

El desafío ahora para Milei es sostener su modelo libertario, especialmente ante la creciente oposición encabezada por el líder sindical Pablo Moyano, quien busca emular la posición de su padre Hugo en la década de 1990. Con la proximidad de marzo, se espera una avalancha de protestas sindicales y movilizaciones que podrían poner a prueba la estabilidad del gobierno.

El gobierno de Milei busca acelerar la aprobación de polémicas reformas con la ley ómnibus a fines de enero, evitando llamar a sesiones extraordinarias en febrero y anticipándose a posibles intentos de la oposición de revertir sus reformas clave. Mientras tanto, se especula en el Parlamento sobre la posibilidad de un cambio de escenario político liderado por la dupla Massa-Kicillof, algo que los seguidores de Milei consideran como un intento golpista.

En las próximas semanas, se revelarán las estrategias políticas de cada sector en esta partida clave, donde 46 millones de argentinos están en juego.

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