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Tiempos de incertidumbre: perspectivas económicas para Argentina

Los analistas financieros y algunos funcionarios gubernamentales coinciden en una sombría proyección para la economía argentina hacia finales de marzo o principios de abril. Este pronóstico llega en un momento crucial, justo cuando se espera una entrada significativa de dólares por la cosecha. Según estimaciones, el país podría sumergirse en una recesión, con una contracción económica del orden del 3% para este año.

Las señales preocupantes no son nuevas. Las ventas minoristas han experimentado descensos notables en las últimas semanas, tendencia que se espera se profundice. Este panorama sombrío se ve agravado por un aumento de precios que está afectando especialmente a la clase media, dejándola sin respuesta.

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El presidente, Javier Milei, había advertido sobre la dureza del escenario económico días antes de asumir su mandato. Ya en noviembre del año pasado, la actividad económica mostraba signos de estancamiento, en parte debido a una severa sequía que afectó al sector agrícola.

Sin embargo, los desafíos se intensificaron con la devaluación de diciembre y el fin de los acuerdos de precios, lo que desencadenó una nueva ola de aumentos y llevó la inflación a niveles récord, alcanzando un preocupante 25.5% en diciembre. Esta situación ha comenzado a impactar en el consumo, reflejándose en caídas en las ventas minoristas y mayoristas.

Otro indicador alarmante se presentó en enero con una caída interanual del 6% en la recaudación, principalmente atribuible a la disminución de impuestos relacionados con la actividad económica y el impuesto a las ganancias. Los salarios formales también han sufrido, registrando una caída real del casi 14% en diciembre, lo que ha contribuido a un aumento en los índices de pobreza, que ya rondan el 50%, según cifras oficiales.

El Fondo Monetario Internacional advierte que la economía argentina se está dirigiendo hacia una situación de “estanflación”, con una inflación que se mantiene alta y una demanda en declive, lo que lleva a proyectar una contracción del PIB del 2.8% para el año 2024. Esta perspectiva coincide con la del gobierno, que espera una recesión debido al aumento inflacionario.

Los economistas ya están observando signos que podrían indicar el inicio de una nueva recesión, con proyecciones de una caída del producto interno bruto de hasta un 6% interanual para el primer trimestre. Los datos sectoriales, desde la industria hasta la construcción, corroboran esta tendencia, sumándose a la retracción en consumo, actividad comercial, faena ganadera, importaciones, ventas de combustibles, consumo eléctrico, escrituración de propiedades y préstamos al sector privado.

En resumen, los indicadores apuntan a un panorama económico desafiante para Argentina, donde la incertidumbre y la volatilidad son las notas dominantes.

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