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Instagram: la dulce amargura de la adicción digital

En el mundo digital, Instagram se presenta como un paquete de cigarrillos: la primera calada puede hacerte sentir fresco y en onda, pero con el tiempo, su consumo prolongado puede intoxicar y enfermar. Esta comparación puede sonar extraña a primera vista, ya que Instagram, al igual que el tabaco, no es inherentemente maligno, pero su abuso puede ser perjudicial para la salud mental.

A lo largo de los años, numerosos estudios han analizado el impacto de esta plataforma en la salud mental, especialmente entre los adolescentes. Tanto universidades como organizaciones de salud pública, e incluso la propia empresa, han llevado a cabo investigaciones que revelan el profundo conocimiento que tienen sobre el impacto negativo de la aplicación.

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Los datos filtrados por Frances Haugen en 2021, una ingeniera de datos que trabajaba en el equipo de integridad cívica de Facebook, muestran que Instagram puede empeorar los problemas de imagen corporal en los jóvenes. En Argentina, donde más de 24 millones de personas usan regularmente Instagram, casos como el de Victoria, de 27 años, ilustran cómo el uso excesivo de esta red social puede afectar negativamente la salud mental.

Victoria, quien solía ser una usuaria activa, se vio atrapada en la espiral de los filtros de belleza de Instagram. Lo que comenzó como un uso ocasional se convirtió rápidamente en una dependencia, alimentada por la necesidad constante de validación a través de likes y comentarios. Esta búsqueda de aprobación virtual la llevó a una espiral descendente, donde la realidad de su apariencia chocaba con la imagen cuidadosamente editada que presentaba en línea.

El caso de Victoria no es único. Muchos usuarios se enfrentan a una disonancia entre la imagen que proyectan en línea y su verdadero yo, lo que puede generar ansiedad y dismorfia corporal. La presión por mantener una imagen perfecta en las redes sociales puede tener consecuencias devastadoras para la salud mental, como lo experimentó Victoria.

Actualmente, Meta, la empresa matriz de Instagram, enfrenta demandas legales por su presunto papel en el deterioro de la salud mental de los jóvenes. Las acusaciones incluyen el diseño deliberado de funciones para estimular la adicción y el consumo compulsivo de la plataforma.

Para abordar este problema, es fundamental la educación sobre el uso responsable de las redes sociales. Padres, madres y escuelas deben enseñar a los jóvenes a desarrollar un pensamiento crítico que les permita distinguir entre la realidad y la ficción en línea, y a valorar su verdadera identidad más allá de las imágenes retocadas y los filtros de belleza. La vida tiene muchos matices, y es importante recordar que lo que se muestra en las redes sociales es solo una parte de la historia.

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