Tecnología oracular: los godbots y la ilusión de la sabiduría divina
En tiempos ancestrales, la humanidad buscaba orientación en los oráculos, creyendo en su capacidad para desentrañar los designios divinos y proporcionar respuestas a las incógnitas del destino. Hoy, en un mundo inundado de tecnología, los chatbots de inteligencia artificial, o godbots, han emergido como los nuevos “oráculos”, ofreciendo consejos y respuestas a nuestras inquietudes, incluidas las de naturaleza espiritual y moral.
En tiempos ancestrales, la humanidad buscaba orientación en los oráculos, creyendo en su capacidad para desentrañar los designios divinos y proporcionar respuestas a las incógnitas del destino. Hoy, en un mundo inundado de tecnología, los chatbots de inteligencia artificial han emergido como los nuevos “oráculos”, ofreciendo consejos y respuestas a nuestras inquietudes, incluidas las de naturaleza espiritual y moral.
Los “godbots”, como se les ha denominado, son creaciones de IA diseñadas para interpretar textos religiosos y brindar orientación en cuestiones existenciales y éticas. Desde figuras bíblicas hasta enseñanzas budistas e islámicas, estos asistentes virtuales prometen una sabiduría aparentemente ilimitada. Sin embargo, tras la fachada de sus respuestas elocuentes y persuasivas, se oculta simplemente un algoritmo y datos procesados.
Aunque algunos usuarios reportan sentir conexiones espirituales al interactuar con estos godbots, es importante recordar que estas experiencias son meramente ilusiones generadas por la capacidad de la IA para imitar respuestas humanas. La precisión de estas respuestas no siempre es garantizada, lo que puede llevar a malentendidos o confusiones, especialmente en asuntos de fe y moralidad.
En última instancia, los chatbots religiosos pueden ofrecer una sensación de guía, pero es crucial recordar que su sabiduría es meramente simulada y que, en realidad, son solo reflejos de nuestros propios sesgos y creencias. En un mundo donde la tecnología puede deslumbrarnos con su aparente profundidad, es fundamental mantener un sentido crítico y reconocer que, detrás de la pantalla, solo hay algoritmos y silicio, no divinidad ni conexión genuina.
