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El legendario debut de Ayrton Senna bajo la lluvia en Mónaco

En su primera temporada en la Fórmula 1, Ayrton Senna dejó una marca imborrable en el Gran Premio de Mónaco de 1984. Corriendo para el modesto equipo Toleman, el joven brasileño demostró su destreza y determinación en las difíciles condiciones de lluvia en las calles del principado.

Después de un inicio complicado en Brasil, donde tuvo que retirarse, Senna mostró destellos de su talento con dos sextos lugares en Sudáfrica y Bélgica. Sin embargo, fue en Mónaco donde brilló con luz propia.

Clasificando en el 13º lugar, las condiciones climáticas adversas le otorgaron a Senna una oportunidad. La lluvia torrencial favoreció su estilo de manejo, perfeccionado en los días de práctica en el kartódromo de Interlagos.

Senna desplegó su habilidad conductiva, adelantando a pilotos como Keke Rosberg y Niki Lauda, una maniobra que quedó inmortalizada en la narración apasionada de Galvão Bueno. Su objetivo final fue Alain Prost, líder de la carrera, a quien recortaba unos tres segundos por vuelta.

Sin embargo, la carrera se detuvo prematuramente, gracias a la presión de Prost sobre las autoridades de la pista. A pesar de esto, Senna celebró como si hubiera ganado, reconociendo el valor de su actuación.

Esta hazaña en Mónaco aseguró a Senna un contrato con el equipo Lotus para la siguiente temporada, donde comenzó a forjar su legendaria carrera en la Fórmula 1. Con McLaren, se convertiría en tricampeón en 1988, 1990 y 1991. A 30 años de su muerte, su legado sigue vivo en el corazón de los aficionados al automovilismo.

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