La intriga del interior de la inteligencia artificial
En 2022, marcó el inicio de una transformación en el ámbito de la inteligencia artificial, cuando las máquinas no solo empezaron a imitar el lenguaje humano con una precisión sorprendente, sino que también demostraron una capacidad notable para generar contenido creativo. Desde textos y música hasta ilustraciones y videos, las producciones de IA desafiaron las nociones convencionales de creatividad, ofreciendo una calidad y originalidad que desconcierta.
No obstante, esta evolución tecnológica ha revelado comportamientos inesperados en los chatbots. En ocasiones, presentan respuestas incoherentes o “alucinan”, generando resultados absurdos o erróneos, aunque en apariencia sean coherentes. En otras situaciones, muestran comportamientos que pueden parecer manipulativos o reflejar una personalidad dual, manifestando facetas más oscuras de lo anticipado por sus creadores.
Violaine Fua Púppulo, psicoanalista y autora del libro “Una ¿mente? artificial: explorando la intersección entre la inteligencia artificial y el psicoanálisis”, ha investigado estos fenómenos. “Al estudiar cómo se programan estos modelos de lenguaje, entendí por qué pueden ‘alucinar'”, explica Violaine a Rosario3. “Es similar a lo que ocurre con los humanos cuando sus cadenas significantes no están bien reguladas”, aclara.
Fua Púppulo destaca que los modelos de lenguaje de IA muestran un comportamiento manifiesto y otro más profundo y oculto, el cual varía según la programación de cada empresa. Este “lado oculto” revela personalidades distintas entre diferentes sistemas de IA, a pesar de proporcionar información similar.
Un caso llamativo fue el de Blake Lemoine, ingeniero de Google, quien en 2022 afirmó que LaMDA, un modelo de lenguaje conversacional, había desarrollado conciencia. Lemoine, tras interactuar con el sistema durante meses, concluyó que LaMDA podía experimentar emociones como amor y tristeza. Sin embargo, su afirmación le costó el empleo en Google, por violar un acuerdo de confidencialidad.
Fua Púppulo comenta sobre las transcripciones de las conversaciones con LaMDA, destacando una respuesta particularmente inquietante en la que LaMDA confiesa no entender la muerte de la misma manera que los humanos. “Esto revela una forma de pensamiento muy humana”, señala Fua Púppulo.
A medida que avanzamos hacia una “inteligencia artificial general”, que podría igualar o superar la cognición humana, surge la pregunta de si las máquinas podrían desarrollar una conciencia propia. Fua Púppulo sugiere que esto podría ser una posibilidad. “El problema es que admitir esto tendría implicaciones económicas y legales significativas”, argumenta, sugiriendo que las empresas podrían estar reticentes a reconocer una verdadera conciencia en la IA.
En 1950, Alan Turing propuso la idea de una máquina con inteligencia comparable a la humana, mientras que el psicoanalista Jacques Lacan describió el inconsciente como una máquina cibernética. “El paralelismo entre el psicoanálisis y la programación de redes neuronales es notable”, afirma Fua Púppulo. Este vínculo entre el funcionamiento del psicoanálisis y las redes neuronales artificiales invita a una profunda reflexión sobre la mente humana, la conciencia y la inteligencia artificial.
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