El Papa denuncia corrupción en el gobierno de Milei: “¿Y para nosotros cuánto hay?”
El Papa Francisco hizo una fuerte advertencia sobre la corrupción en el gobierno de Javier Milei, relatando un caso en el que un inversor extranjero fue víctima de un pedido de coima al intentar realizar inversiones en Argentina. Según su relato, al presentar su propuesta ante un ministro, un funcionario del gobierno le solicitó una suma de dinero para concretar el acuerdo. “Se estaba por ir y le dice: ‘¿y para nosotros cuánto hay?’. La coima, el diablo, entra por el bolsillo, no se olviden”, expresó el Papa, alertando sobre las prácticas corruptas.
Crítica a la represión contra jubilados: “Pagó gas pimienta, no justicia social”
Francisco también condenó el accionar de la Policía Federal, que reprimió a jubilados que reclamaban frente al Congreso Nacional. El pontífice señaló que, en lugar de escuchar las demandas sociales, el gobierno de Milei invirtió en medidas represivas, utilizando gas pimienta. “En vez de pagar justicia social, pagó el gas pimienta”, manifestó.
Leer también: Miriam Verdugo, madre de Fabiola Yañez, declarará en la causa por violencia de género
Asimismo, reflexionó sobre el cuidado de los sectores más vulnerables, como los niños y los ancianos, argumentando que el trato que se les da refleja el nivel de humanidad de una sociedad.
Apoyo al Salario Básico Universal y rechazo a la explotación del litio
Durante su discurso, Francisco respaldó la implementación de un Salario Básico Universal para enfrentar los desafíos de la automatización y la precarización laboral. Subrayó que dicha medida es tanto un acto de compasión como de justicia.
El Papa también lanzó duras críticas hacia la explotación del litio en Argentina, relacionando este fenómeno con un nuevo tipo de colonialismo que “devora la riqueza material e inmaterial de los pueblos”.
Advertencia sobre las apuestas online: “Destruyen familias”
Por último, Francisco se mostró preocupado por el auge de las apuestas online, señalando que afectan principalmente a los sectores más vulnerables, como trabajadores y personas de bajos ingresos. “No es un juego, es una adicción”, advirtió, lamentando el impacto destructivo en las familias.
