Caso Nora Dalmasso: 18 años sin justicia
El asesinato de Nora Dalmasso en 2006 sigue sin resolverse, con fallas investigativas, pistas inconclusas y cuestionamientos judiciales que impiden llegar a la verdad.
El 26 de noviembre de 2006, Nora Dalmasso fue hallada sin vida en el dormitorio de su hija, en su residencia ubicada en el exclusivo barrio Villa Golf de Río Cuarto. La autopsia reveló que murió por asfixia manual y con el lazo de su bata. Este caso conmocionó al país y desnudó graves falencias en el sistema judicial.
Las primeras sospechas y un proceso irregular
Desde el inicio, las investigaciones estuvieron marcadas por la falta de pruebas claras y teorías controversiales. Marcelo Macarrón, esposo de la víctima, fue acusado en 2016 por “homicidio calificado por el vínculo, alevosía y promesa remuneratoria”. Sin embargo, en 2022, un jurado popular lo absolvió tras la falta de evidencia suficiente para sostener la acusación.
Las críticas hacia la fiscalía, los peritos y la policía empañaron aún más el proceso. El fiscal Julio Rivero desistió de continuar la acusación, señalando inconsistencias graves en el manejo del caso desde sus inicios.
Pistas inconclusas y un perfil desconocido
El fiscal de Instrucción Pablo Jávega solicitó más de 200 pruebas de ADN en un intento por identificar al responsable. Entre las pruebas más relevantes estaban las huellas encontradas en el cinto de la bata utilizada para estrangular a Dalmasso, que correspondían a un perfil genético no identificado.
A pesar de analizar material genético de más de 30 personas, incluidos familiares, policías y allegados, no se encontraron coincidencias con los sospechosos iniciales.
La absolución y la lucha por la verdad
Con la absolución de Macarrón, el caso quedó estancado. La familia de Dalmasso aún espera respuestas, mientras las autoridades judiciales enfrentan el desafío de esclarecer uno de los crímenes más resonantes de la historia reciente de Argentina.
Reflexión sobre un sistema en deuda
El caso Dalmasso expone las falencias estructurales en la investigación de delitos graves. La falta de protocolos, la manipulación de pruebas y las teorías sin sustento científico son reflejo de un sistema que deja a las víctimas y sus familias sin justicia.
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