Un año después: la tensión entre Milei, Kirchner y el macrismo

Casi un año después de la asunción de Javier Milei, se sucedieron hechos que, vistos ahora, anticipaban situaciones clave para el presente político. Uno de los primeros indicios fue la salida de Victoria Villarruel, que pasó desapercibida por los medios, aunque su enojo con Milei resultó evidente cuando, mientras él se preparaba para hablar, ella subía furiosa las escaleras del Congreso, alejándose de su compañero de fórmula. El segundo episodio de relevancia fue más visible: una broma de Milei a Cristina Kirchner sobre su bastón presidencial, lo que desató la risa de la ex vicepresidenta. Aquel encuentro, aparentemente distendido, terminó con Milei dándole a Cristina un desconcertante “quedate tranquila”.

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Estos gestos pueden parecer contradictorios, dado que Milei y Kirchner representan visiones antagónicas de país. Sin embargo, se alinean con otros comportamientos más reveladores. Por ejemplo, en sus declaraciones recientes, Milei criticó a los moderados, destacando que quienes se sitúan en los extremos son más respetables, ya que los tibios ocultan intenciones nefastas. Estos coqueteos entre el presidente y la ex presidenta no dejan de desconcertar al macrismo, especialmente luego de una semana política difícil para ellos.

En la Cámara de Diputados, los legisladores del PRO expresaron su rechazo a una ley que limita la publicidad de las apuestas online, un negocio que ha generado una creciente preocupación por su impacto en los jóvenes. A pesar de la evidente necesidad de regulación, el PRO se opuso, lo que levantó suspicacias sobre la relación de su líder, Mauricio Macri, con empresarios del sector de apuestas. Este giro hacia el lobby de las apuestas no es coherente con el discurso ético que la oposición intenta sostener, lo que debilita su credibilidad.

La relación entre Milei y Kirchner ha sido marcada por negociaciones complicadas, como la discusión sobre quién tomaría juramento a quién en la ceremonia de asunción. A pesar de las tensiones internas, el vínculo entre ambos no se rompió, y durante todo el año siguiente se mantuvo intacto, lo que subraya la pragmática estrategia de Milei de buscar aliados donde menos se espera.

Recientemente, un dictamen firmado por una senadora cercana a Cristina Kirchner para aprobar un pliego resistido por Villarruel y Macri muestra la continuación de esta dinámica. Al mismo tiempo, los libertarios bloquearon la ley de Ficha Limpia, que pondría en peligro las aspiraciones políticas de Kirchner. Este intercambio de favores, acompañado por la corrección pública de Cristina Kirchner a su público, refuerza la idea de una política pragmática, donde los enemigos no son tan irreconciliables como parecen.

Por su parte, el PRO ha intentado nuevamente centrarse en la figura de Cristina Kirchner, impulsando la ley de Ficha Limpia. Sin embargo, el oficialismo respondió de manera contundente, recordando que la oposición no aprobó esa misma ley cuando estuvo en el poder. Este contraste entre lo dicho y lo hecho revela la hipocresía que Milei parece señalar con su “vara argentina”, un mensaje que refleja la compleja realidad política en la que se mueve.

En este escenario, Milei y Kirchner parecen ser los dos grandes actores del panorama político, mientras que Macri y su espacio se desvanecen. La dinámica futura parece llevar a una posible división en las listas electorales, con los libertarios limitando la influencia del PRO. A pesar de los pronósticos en su contra, Cristina Kirchner podría seguir jugando un papel clave, siempre que logre mantenerse dentro de los márgenes legales, lo que le garantizaría una mayor permanencia en el centro del poder.

En definitiva, la política argentina sigue demostrando que, lejos de ser una simple lucha entre opuestos, se trata de un juego donde los límites son difusos y las alianzas más cambiantes de lo que parecen. El desdén mutuo entre Milei y Macri, junto con la complicidad tácita entre Milei y Kirchner, resalta cómo las rivalidades pueden volverse alianzas cuando los intereses comunes prevalecen.

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