La operatividad de las plantas de San Nicolás frente a la crisis siderúrgica nacional

La planta de Acindar en Villa Constitución, Santa Fe, atraviesa un período crítico marcado por suspensiones masivas y adelantos de vacaciones que afectan a más de 700 trabajadores. En contraste, las plantas locales de San Nicolás, Bonelli y Fenicsa, siguen operando con normalidad. Ambas fábricas continúan funcionando sin interrupciones, lo que ofrece un respiro a la región en medio de la crisis.

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Mientras tanto, a nivel nacional, la situación en la rama siderúrgica sigue siendo preocupante. La Unión Obrera Metalúrgica (UOM) finalizará el 2024 sin un acuerdo salarial, lo que dejará a los trabajadores con las mismas condiciones actuales: un valor por hora de $2640,93 para los operarios de mantenimiento y un salario básico de $597.612,31 para los técnicos de primera.

Durante una reciente audiencia virtual entre el sindicato y la Cámara Argentina del Acero, ambas partes mostraron posturas rígidas. Los trabajadores exigieron un aumento cuatrimestral del 14%, retroactivo y con cláusula de revisión, para equiparar los aumentos con la inflación. La cámara respondió con una propuesta de un 2% mensual, argumentando que la crisis del sector no permite mayores incrementos debido a la caída de la producción y el aumento de despidos y suspensiones.

Ante la falta de acuerdo, la Secretaría de Trabajo dictó un cuarto intermedio hasta el 9 de enero de 2025, aunque desde la UOM indicaron que no están obligados a asistir a la próxima reunión y no descartaron la posibilidad de medidas de fuerza, en consonancia con otros conflictos laborales, como el de la rama metalmecánica, que tiene una nueva oportunidad de acuerdo el 26 de diciembre.

En Acindar, la crisis continúa escalando. Las suspensiones y paradas técnicas afectan tanto a operarios directos como a contratistas, impactando gravemente en la economía local. Pablo González, secretario general de la UOM Villa Constitución, señaló que este es “el peor año en la historia de la planta”, con una producción que se redujo a la mitad en comparación con el año anterior.

A pesar de este sombrío panorama, las plantas de Bonelli y Fenicsa en San Nicolás siguen siendo una excepción, operando sin suspensiones, lo que aporta una cuota de estabilidad laboral a la región, al menos por el momento.

No obstante, la falta de acuerdos salariales y la crisis productiva del sector metalúrgico generan incertidumbre a corto plazo. Con una contracción de la producción del 12,9% en lo que va del año y las preocupantes cifras del último informe de Adimra, que revelan una caída del 7,1% interanual en noviembre y una utilización de la capacidad instalada de apenas 50,5%, el futuro de la industria sigue siendo incierto.

El desenlace de las negociaciones salariales y los conflictos laborales en Villa Constitución tendrá un impacto clave en las plantas de todo el país, incluida San Nicolás. Aunque las fábricas locales sigan operando con normalidad, la preocupación por el futuro del sector metalúrgico persiste, marcando un escenario lleno de incertidumbre para los próximos meses.

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