La carta de la familia Bacchiocchi
Un vecino de Ramallo, Mario Bacchiocchi, se contagió covid y desde el viernes 30 se encuentra internado en la UTI de la Clínica UOM. La familia considera que la atención del sistema de salud local fue ineficiente y por eso escribió una carta en forma de descargo para contar, día por día, cómo fue el trato que recibió Mario por parte del Hospital Gomendio y Línea 107 donde se comunicaban para recibir las recomendaciones.
Carta de la familia de Mario Bacchiocchi
El miércoles 21 de octubre por la mañana Mario comenzó a sentirse mal, raro. Su mujer le mide la fiebre y estaba bien de temperatura, no tenía fiebre. Por lo que él mismo pide que en una farmacia le midan la presión. La tenía muy alta, resultó tener 18,4. En la misma farmacia le sugieren que se atienda con un médico clínico.
Entonces, por la tarde, conseguimos turno con un médico clínico. Justamente le encontró la presión alta, le tomó la fiebre y hasta ese momento no tenía. Lo medicó para la presión, pidió una serie de análisis para un control general y le solicitó que tenga una entrevista con un cardiólogo.
El jueves 22 de octubre, por la mañana, se realizó los análisis pedidos por el médico clínico y tuvo turno también con cardiología. Ahí lo medicaron, duplicándole la dosis para la presión. Quedaba esperar por los resultados de orina y sangre (hemograma completo) para llevárselo nuevamente a cardiología el día lunes.
El viernes 23 de octubre, por la noche, Mario comienza a levantar fiebre (37,5). Llamamos a la empresa Loberaz S.A. (Empresa que trabaja en Siderar-Techint), para quien él trabaja hace más de 25 años y nos dijeron que nos comuniquemos con el 107. Al llamar al 107, ese mismo viernes a la noche, nos preguntan por los datos personales, si tenía o no obra social, edad (Cosa que hicieron cada vez que nos comunicábamos)… Para lo cual ofrecimos los datos pertinentes y les comunicamos también dónde y cómo trabaja Mario, que es una persona de riesgo por la edad, y que la empresa está muy infectada por Covid. Nos dijeron que tome Paracetamol (sin especificar los mg) para bajar la fiebre y que comiencen, junto a su mujer, el aislamiento. Nada más.
El sábado 24 de octubre, Mario advierte en la fábrica que tenía falta de olfato (parcial), presión alta y fiebre. De allí le dicen que vuelva a comunicarse con el 107. Nos aislamos. Todo el fin de semana Mario seguía presentando líneas de fiebre todas las noches y lo bajábamos con las indicaciones que del 107 nos presentaron, Paracetamol.
El día lunes 26 de octubre, una de las hijas va a buscar los resultados de los análisis de orina y sangre y se los lleva a cardiología, también le explica todo lo que él estaba pasando. Le comunican que los análisis estaban bien y que cuando él mejore continuaría con los estudios. Ese mismo día por la noche, continúa con fiebre. Llamamos al 107, nos preguntan nuevamente todos los datos personales y qué medicación estaba tomando, por lo que les respondemos que estaba tomando el Paracetamol, recetado por ellos mismos. Al no habernos especificado primeramente, el Paracetamol que compramos era de 500 mg, y del 107 nos informan que debía ser de 1 g. Automáticamente cambiamos la dosis y nos citan al día siguiente para realizar el hisopado. Cortamos comunicación con el número oficial de asistencia al Covid y a los minutos nos llaman ellos corrigiendo el día en el que se tendría que realizar el hisopado, en vez del martes lo modifican al día miércoles 28 de octubre, y que no podían ir a buscarlo, sino que debería movilizarse él mismo por su cuenta. Llamamos al 107, nuevamente, pidiendo que en el momento que le hagan el hisopado, al día siguiente, si existía la posibilidad que lo atienda un médico para poder controlarlo (sobre todo la presión). Obtuvimos la negativa por parte del Hospital, aludiendo a que para realizar el hisopado sólo habría un “técnico” para llevarlo a cabo, y que si queríamos un control habría que llamar nuevamente y coordinar con administración para acondicionar un turno cumpliendo con el protocolo Covid y viendo la demanda de pacientes para ese mismo día.
El miércoles 28 de octubre, Mario va en moto a realizarse el hisopado al hospital a las 6 a.m. Volvió, desayunó y se sentía bien. A la tarde comienza a subirle la fiebre (38). Llamamos al 107 por la noche y agregan Ibuprofeno a la medicación de Mario alternándola con el Paracetamol de 1 g.
El jueves 29 de octubre, estuvo bien la mayor parte del día. A la tardecita Mario comienza a levantar fiebre sin poder bajársela. Llamamos al 107 por la noche, comunicándoles que la situación se agravaba cada vez más ya que no había manera de bajarle la fiebre por las noches, y nos dicen que le demos Dipirona… En ese momento, ya agotada y cansada de la situación, pedimos la pronta asistencia médica, que lo vengan a buscar a la casa para controlarlo y desde el Hospital les respondieron que no podían salir del mismo por protocolo, que no podían dejar solo el Hospital, que le intentemos bajar la fiebre “con paños y duchas”. Insistiendo permanentemente y de manera muy angustiante en reiteradas oportunidades, les pedimos por favor que lo asistan de manera urgente… no obtuvimos ningún resultado positivo.
Por la madrugada del viernes 30 de octubre, hartas y agotadas de la falta de respuesta por parte del Hospital, llamamos al CEM (Centro de Emergencias Médicas) explicándoles toda la situación y que necesitábamos de inmediato una asistencia médica. Llegó una sola persona en la ambulancia del CEM, lo revisó, tomó la temperatura, la presión y el oxígeno en sangre. En ese mismo momento, el médico nos comenta que Mario debe ser internado de manera urgente. Le comentamos que durante una semana estuvimos comunicándonos con el 107 y así llegamos a esta grave situación. Llamamos nuevamente al 107, con el médico del CEM presente y nos niegan la atención aludiendo que tiene una urgencia, entonces el médico mismo llama personalmente y les dice que lo va a llevar porque Mario precisaba de manera urgente una internación. Lo llevan en la ambulancia del CEM al Hospital.
El viernes por la mañana, hasta el mediodía estuvo internado en el Hospital Gomendio de Ramallo donde a la familia nunca se le informó sobre el procedimiento o atención que tuvo Mario allí dentro. Nos dijeron que llamemos al 107, otra vez, por cualquier información que necesitemos. El director del mismo nos comunica cerca de las 12 hs, que va a ser derivado a Clínica UOM por insuficiencia respiratoria. A esa hora, es derivado en la ambulancia del Hospital hasta la Clínica UOM en San Nicolás.
Primeramente Mario queda en Guardia Covid, para estabilizarlo y hacerle una tomografía para decidir si pasa o no a terapia. Desde ese momento, nos informan a familiares cada estado en el que se encuentra Mario. Llegó con 72 de saturación de oxígeno en sangre, la tomografía salió muy comprometida, ya había desarrollado una neumonía bilateral, por lo que automáticamente sube a terapia, primero con asistencia de oxígeno y luego de dos horas nos informan del próximo intubamiento, ya que su capacidad respiratoria estaba empeorando.
A partir de allí, recibimos el parte diario al mediodía. No hubo cambios. Sólo que Mario está “Compensado”. Con asistencia respiratoria, controlado de temperatura, presión, con antibióticos, corticoides, etc.
Luego, a raíz de la repercusión en redes sociales por haber comentado el grave estado de Mario, la presencia precaria y mortal del gobierno en el sector salud (entre tantos otros sectores), y por las cadenas de oración pidiendo por su pronta recuperación, se comunican con la familia desde sector de Desarrollo Humano del Gobierno Municipal preguntando el estado de salud de Mario y ofreciendo la atención necesaria, que a él se le negó, a su mujer. El sábado 31 de octubre, la mujer y una de las hijas de Mario, aisladas hasta el día de hoy, fueron atendidas en el Hospital Gomendio, donde se le hizo un control y prometen un seguimiento, pero únicamente a su mujer.
Hay una aclaración muy importante para hacer por parte de la familia: Que el enojo y bronca que ésta situación les provoca no es de ninguna manera en contra de los y las trabajadoras de la salud que hacen lo imposible para mantener en pié un sistema que los diferentes gobiernos han devastado año tras año. Son escasos los recursos, tanto humanos como materiales, con los que cuentan. Lo que vivimos durante todos estos momentos es la desesperación que nos genera la precariedad con la que deben trabajar todo el personal de salud. Por ejemplo, en la entrada de la guardia Covid del Hospital no había ni siquiera una botella de alcohol para las personas que precisaban atención, para su desinfección y mantener la higiene y asepsia que corresponde. Cada vez que llamamos al 107 se nos pedía siempre los mismos datos, uno tras otro, como si no hubiera una especie de historia o memoria de cada paciente que recurre al número telefónico oficial. El Hospital cuenta con un solo médico y un personal de enfermería para la atención diaria, y lo mismo para la guardia Covid. Al hisopado de Mario todavía lo estamos esperando… La exigencia familiar desde el primer momento es hacia el Estado en todos sus niveles (Municipal, provincial y país), y a los funcionarios de los sectores que esto les concierne. Ya que toda esta situación no hubiese pasado si los diferentes gobiernos (todos) hubiesen invertido en salud como corresponde, como merecemos todos y todas. Si hubieran invertido en test masivos rápidos. Aumentando el presupuesto en el sector año tras año. ¡La salud es un derecho básico, del que todos y todas debemos gozar! y acá estamos peleando por tener alcohol a mano, un respirador, una cama, el equipamiento básico necesario. Los y las trabajadoras de salud deberían cobrar más y no con aplausos a una determinada hora del día.
Con los impuestos que se recaudan a las innumerables empresas que cada vez nos ahogan más con sus poluciones y que cada vez más cerca de nuestros hogares “encuentran” (¿o les dan?) asilo, las instituciones sanitarias deberían estar desbordadas pero de recursos, nada debería faltarles. Es todo muy precario. Desde los diferentes estratos del poder oímos que el sistema está colapsado, y creemos que en cierto punto puede ser cierto, pero también nosotros conocemos la falta de atención por parte de ellos a las instituciones públicas, en los Hospitales. Eso lo vemos y padecemos nosotros y nosotras, el pueblo, no los funcionarios de turno. Por algo es que ellos se hacen atender en las más prestigiosas clínicas privadas… La familia quiere prevenir a toda la población, y en particular a las diferentes familias que atraviesan por ésta angustiante situación, que no se queden esperando respuestas oficiales, que recurran a los médicos necesarios para que le brinden la mejor información y el mejor camino para ser atendidos y controlados.
Estamos devastadxs, con una angustia que en nuestra vida hemos tenido nunca, pero de pié para seguir luchando por la pronta recuperación de Mario, y para que muchas cosas que vemos naturalizadas, como las que mencionamos anteriormente cambien de una vez por todas!
Reiteramos nuestro profundo agradecimiento a todo el personal de salud del Hospital Gomendio y de la Clínica UOM. La familia no pertenece ni está afiliada a ningún partido político. Nada le debemos a la clase política, todo lo contrario. Ellos nos deben a nosotros. Simplemente nuestro descargo está dirigido a quienes son los únicos responsables de promover el bienestar de toda la comunidad de Ramallo, de la provincia y de cada rincón de nuestro país.
¡Te estamos esperando pa!”.
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