La clínica Uom incorporó 5 respiradores de última generación de 10.000 dolares cada uno
El Sanatorio de la Fundación Nuestra Señora del Rosario recibió durante el día de ayer 5 nuevos respiradores Neumovent GraphNet TS, para ventilación de pacientes adultos, pediátricos y neonatales.
El Dr. Rubén Millán, Director Médico del lugar, explicó: “Estamos preparados para dar respuesta a los pacientes que padecen COVID-19 o bien otras patologías. En el sector de emergencia, dentro de los pacientes críticos, tenemos dos salas perfectamente distinguidas. Unidad de Terapia Intensiva para los pacientes no COVID-19 con 13 camas. Y otras 15 camas en la Unidad de Terapia Intensiva COVID-19, donde ingresan los pacientes críticos y graves. Además, en otro piso armamos la Unidad Coronaria (UCO) para seguir prestando servicios sobre las demás patologías que existían y siguen existiendo. Hay que entender que el sanatorio de la UOM es un centro de derivación muy importante para todo tipo de enfermedades agudas y graves”.
“En cada una de las áreas se requiere el equipamiento específico, y en nuestra institución disponemos de tecnología muy moderna. En este momento hemos completado prácticamente la totalidad de las camas de emergencia, tanto para Terapia Intensiva como para Unidad COVID-19, con los cinco respiradores que acabamos de recibir. Se trata de equipos de última generación que permiten hacer una ventilación adecuada de los pacientes críticos. Sabemos que una de las complicaciones más serias que trae aparejado el coronavirus está relacionada con el aparato respiratorio. Hemos asignado tres pisos de la estructura sanatorial para atender a los pacientes COVID-19 que no requieren Terapia Intensiva. Esas áreas están separadas del resto de la institución lo que nos permite cumplir el protocolo de tratamiento que busca evitar que progrese la enfermedad y que terminen en áreas críticas. Además, la Guardia fue separada en dos áreas (un COVID-19 y otra no COVID)”, agregó Millán.
Con respecto a la aparición de nuevas variantes de covid, el Director declaró: “En uno de nuestros pacientes identificamos la variante de Manaos, también en las cercanías a la cepa británica. La OMS dio advertencias de que probablemente sean mucho más efectivas, es decir, más fácil la transmisión con estas cepas. No se ha categorizado aún si la gravedad es mayor. Lo que uno observa es que en esta etapa, a diferencia del año pasado, vemos afectado a gente más joven. Eso si nos llama la atención. Muchos de ellos se presenta una forma severa de enfermedad, e inclusive la muerte. Es muy probable que la afectación a la gente joven haya estado relacionada con que parte de la población mayor ya tenga colocada la vacuna. También es cierto que muchos de ellos pueden haber estado previamente infectados con el virus y algo de inmunidad haber quedado. Ahora vemos que en muchos casos ha bajado la edad de padecimiento”.
“Cuando uno asiste a este tipo de padecimientos que van desde formas leves a severas, toda la tecnología ayuda a la precisión del diagnóstico y tratamiento. Desde un inicio hacemos el diagnóstico rápido para tomar ciertas medidas. Ahí el Laboratorio de Virología y Biología Molecular nos permite hacer un PCR en forma rápida y tener el resultado -a veces- antes de las 24 horas. Existen otros métodos como el test rápido, que sin bien es útil puede arrojar más falsos negativos cuando uno lo usa en el testeo de pacientes que a lo mejor no han desarrollado aún los síntomas”, expresó Millán.
“Tal vez alguno piensa que está nada más que el respirador. Pero está el monitor, el Laboratorio para tener exámenes permanentes que permiten hacer correcciones, equipamiento de bomba de infusión, tomografía para control del paciente. Todo eso nos permite hacer un seguimiento muy preciso. La mayor dificultad está relacionado con el recurso humano. Muchas veces el verdadero límite en la atención de los pacientes está relacionada con el recurso humano, que es un recurso conmplejo, que no se forma de un día para el otro. Tal vez en este período que atravesamos nos encontramos mejor parados en ese sentido. Muchos de los que están trabajando ya tuvieron la enfermedad, les ha dejado un cierto grado de inmunidad y además están vacunados. En el aspecto humano tenemos mejor preparación en relación a 2020, donde no había vacunas en una enfermedad con evolución incierta. La llegada de estos respiradores posibilita que cada paciente tenga su respirador. Es un derecho, por decirlo de alguna forma. El sanatorio ha conseguido completar todas las camas de emergencias con respirador”, indicó el Dr. Rubén Millán.
Naldo Brunelli, Secretario General de la UOM San Nicolás, valoró el recurso humano del policlínico: “Le agradecemos muchísimo a todo el personal del policlínico, en los distintos niveles y servicios, enfrentando hace más de un año esta pandemia”, dijo. La llegada de estos cinco respiradores fue producto de una negociación rápida y exitosa, destacando el acompañamiento de Rubén Urbano (Secretario General de UOM Córdoba) en las gestiones y de la misma empresa TECME, donde “parece anecdótico todo el movimiento, pero requiere de logística, hasta de moverlos con custodia. Cada respirador vale 10 mil dólares”, aseguró.
Brunelli reveló que se compró uno más para tener otro de back up, aunque se necesitarían tener 2/3 más calculando una rotura del 10%. “No es fácil traer esa cantidad de dinero en equipamiento sin tomar algunas previsiones. Contribuimos en lo más que podemos desde la discapacidad intelectual. Esto lo saben los médicos. Son ellos quienes deciden qué se hace y que no se hace. En este sentido estamos bastante completos. La medicina está muy mal paga desde el profesional médico, pasando por todo el personal. Hay obras sociales que hace años que no actualizan. Y eso también perjudica. El esfuerzo humano ha sido inconmensurable y la Organización no tiene palabras más que de agradecimiento”, afirmó.
Por otro lado, Brunelli sostuvo: “Un resonador vale un millón de dólares. Al dólar oficial son 100 millones de pesos. Por eso hay que cuidar mucho los equipos. En estas condiciones, la medicina va a sufrir un gravísimo retroceso. Se dieron dos aspectos fundamentales. Nosotros vemos que nuestros profesionales hacían 45 operaciones diarias y en algún momento fueron 10. Ahora se subió algo. Eso daba alrededor de 9 mil operaciones al año. Entonces, el impacto -en nuestras finanzas- ha sido increíble y estamos con el agua al cuello. Y hay gente que tiene patologías que hace un año no se controla. Y no sabemos cuánta incidencia tendrá en el futuro en la salud poblacional. Y tampoco sabemos cuándo termina esto. Hay que tener confianza, fe en Dios y no bajar los brazos. Trabajar, trabajar, trabajar. Y despolitizarlo totalmente. Nosotros hacemos lo que toda la vida hicieron los metalúrgicos. Hablar poco y hacer mucho”.
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