Un día como hoy, pero de 1908, nacía la leyenda feminista, Simone de Beauvoir
La escritora y filósofa escribió sobre el origen de la desigualdad entre mujeres y hombres y la necesidad de acceder al aborto, entre otras cosas. Su obra es un emblema del feminismo y su libro El segundo sexo, uno de los ensayos más importantes del siglo pasado.
El 9 de enero de 1908 nació en Francia la escritora, filósofa y feminista francesa Simone de Beauvoir, autora del ensayo feminista sino el más importante, uno de ellos, del siglo XX, El segundo sexo (1949).
En esta obra cumbre y referencia para el movimiento feminista, Simone de Beauvoir habló de la cárcel en la que se ha visto encerrada la mujer a lo largo de los siglos y ahondó con una mirada aguda en la raíz de la desigualdad entre hombres y mujeres.
La filósofa, cuyo pensamiento se enmarcó en el existencialismo, fue una luchadora incansable por la igualdad de derechos de la mujer y por la despenalización del aborto y de las relaciones sexuales.
En esta línea fue, también, una de las redactoras del Manifiesto de las 343, una declaración publicada el 5 de abril de 1971 en el número 334 de la revista francesa Le Nouvel Observateur y firmada por 343 mujeres que afirmaban haber tenido un aborto y que se exponían, de esta forma, a ser sometidas a procedimientos penales que podían llegar hasta el ingreso en prisión.
“El aborto es parte integral de la evolución en la naturaleza y la historia humana. Esto no es un argumento ni a favor o en contra, sino un hecho innegable. No hay pueblo, ni época donde el aborto no fuera practicado legal o ilegalmente. El aborto está completamente ligado a la existencia humana”, subrayó la escitora en abril de 1971, en la revista Le Nouvel Observateur.
En El segundo sexo también recitaba: “El control de la natalidad y el aborto legal permitirían a la mujer asumir libremente sus maternidades”.
A su lucha por los derechos de las mujeres se sumó el compromiso con el comunismo, por el cual viajó intensamente por los Estados Unidos, China, la Unión Soviética, Cuba y hasta entrevistó a Mao, a Fidel Castro, a Ernesto Guevara.
Fue una decidida atea desde la niñez, brillante intelectualmente en toda disciplina que abordó y tuvo pensamientos de total avanzada sobre el amor, la sexualidad y el matrimonio.
Cuando el filósofo Jean-Paul Sarte, su pareja, le propuso casarse para no tener que separarse en un momento en que sus trabajos los obligaban a tener que distanciarse, ella fue firme: “No pensé en rechazar esa propuesta ni un segundo. El matrimonio multiplica por dos las obligaciones familiares y sociales. Sólo podía encontrar libertad en mi cabeza y en mi corazón. Y también decidí no tener hijos”, expresó en su libro La fuerza de las cosas (1963).
Con Sarte vivieron un amor intenso y una libertad sexual plena. Según él, la unión con Simone era “un amor necesario”, pero los dos debían permitirse “amores contingentes”. Así, también conoció de Beauvoir al escritor estadounidense Nelson Algren, con quien también se mantuvo unida por el cariño y la pasión, con más de 300 cartas de por medio.
Para recordarla, su frase estrella:
“No se nace mujer: se llega a serlo. Ningún destino biológico, psíquico, económico, define la imagen que reviste en el seno de la sociedad la hembra humana; el conjunto de la civilización elabora este producto intermedio entre el macho y el castrado que se suele calificar de femenino. Sólo la mediación ajena puede convertir un individuo en alteridad”.
Gracias Simone, hoy las maternidades en Argentina se pueden asumir más libremente.
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