INTERÉS GENERAL

Crece la automedicación en el país: ¿Está bien publicitar medicamentos y fármacos?

Mientras la publicidad de medicamentos y fármacos explícita no sorprende a nadie, su uso sin control se agravó con la pandemia. Según datos de 2017 del Observatorio Argentino de Drogas el 6,2% de la población de 12 a 65 años consumió alguna vez en su vida analgésicos opiáceos sin prescripción médica. Ese porcentaje es del 2% para adelgazantes, 3,2% para tranquilizantes y 0,2% para estimulantes.

El abuso de estas drogas legales con fines recreativos es apenas una cara del problema. También existe la autoprescripción y la automedicación, que es el consumo de medicamentos de venta libre crónico. Uno y otros ocasionan problemas para la salud de las personas.

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La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que más de la mitad de los medicamentos a nivel mundial se prescriben, dispensan o venden de manera inapropiada y que el 50% de los pacientes no toma sus medicamentos correctamente.

Automedicarse no es lo mismo que autoprescribirse. El primero consiste en administrarse un medicamento de venta libre para aliviar un síntoma reconocible, pasajero y moderado como dolor de cabeza, malestar digestivo, dolores menstruales o contracturas leves. Pero que sea de venta libre no significa que sea inofensivos y que se pueda tomar de por vida.

La autoprescripción ocurre cuando la persona decide tomar un fármaco para el que se requiere una prescripción (o receta) de un médico, porque su administración debe ser supervisada, como son los casos de los psicofármacos, anticonceptivos y antibióticos.

Un producto del mercado: la publicidad de medicamentos y fármacos

Para Carlos Damin, jefe de Toxicología del Hospital Fernández y director de la ONG FundarTox, el problema no es la venta libre de medicamentos, sino la publicidad de los medicamentos y fármacos.

“La publicidad banaliza los fármacos y se transformen en un producto del mercado y deja de ser un bien social. El medicamento puede prescribirse por un médico o la persona puede ser asesorado por el farmacéutico en el caso de las drogas de venta libre.

Pero en ningún caso debería publicitarse. De esa manera se mantiene en un lugar de respeto, para que la gente no crea que puede automedicarse o autoprescribirse”, explica.

Aumento de consumo de fármacos en pandemia

La pandemia provocó un incremento en el uso de medicamentos no solo con la intención de tratar los problemas que ocasiona el Covid-19, sino también psicofármacos para ayudar a soportar cuadros de estrés y depresión.

Hasta 2019, la venta de medicamentos venía descendiendo. Pero en 2020 se produjo un incremento global del 1,35%, según datos del Observatorio de Salud, Medicamentos y Sociedad de la Confederación Farmacéutica Argentina (Cofa).

Los que más aumentaron (6,5%) fueron los que actúan sobre el sistema nervioso central (SNC), entre ellos, psicofármacos como el clonazepam, diazepam y alprazolam.

En 2021 la tendencia siguió en alza. En total se vendieron un 9% más de unidades que en 2020. Los que actúan sobre el sistema nervioso central aumentaron un 10,4%.

El mayor incremento se vio entre los indicados para el sistema respiratorio (27,9%). «Si bien durante 2021 continuamos con medidas preventivas contra la pandemia, aumentó la transmisión de patologías respiratorias. Las personas también relajaron su tendencia a la automedicación, ya que hubo un aumento significativo de la demanda de jarabes expectorantes, antigripales y gotas descongestivas pertenecientes al segmento de venta sin prescripción», dice el informe.

Los antiparasitarios ampliaron sus dispensas en un 28,5%. Esto se debe a la venta de ivermectina, una droga que fue publicitada para tratar el Covid-19, pero que no la recomiendan las organizaciones internacionales de salud, ni tiene evidencia científica a su favor.

Problemas por el uso irracional de psicofármacos y antiinflamatorios

Damin sostiene que hay muchos fármacos que producen problemas de salud si no se tomen de manera racional. “Los principales son los psicofármacos, donde hay mucha autoprescripción. Pero también están los antiinflamatorios no esteroides (Aines), como ibuprofeno, paracetamol y aspirina. Y la mala utilización de antibióticos también genera problemas de salud”, ejemplifica.

  • Antiinflamatorios. El ibuprofeno es la droga de venta libre de mayor demanda. El consumo sin control de este y otros Aines puede ocasionar que la causa del dolor nunca sane (la droga actúa sobre el síntoma y no sobre lo que los ocasiona). A su vez, el ibuprofeno puede provocar falla renal, daño hepático, sangrado gastrointestinal y problemas cardiovasculares.
  • Benzodiazepinas. Mucha gente toma clonazepam y otras drogas de este tiempo para poder dormir bien o aplacar el estrés del día. Los adolescentes los mezclan con alcohol para hacer la “jarra loca”. Pero son drogas que pueden generar adicción y tolerancia, esto es, aumentar la dosis a medida que pasa el tiempo. Su consumo en dosis inadecuadas produce somnolencia y disminución de los reflejos. Combinada con alcohol o analgésicos puede desacelerar la frecuencia cardíaca y causar la muerte. En muchos casos, no se puede abandonar su consumo sin ayuda médica.
  • Opiáceos. El uso controlado de oxicodona, morfina o codeína pueden tratar el dolor sin adicción. Pero su abuso puede generar adicción y causar desde somnolencia hasta una descenso en el ritmo cardíaco.
  • Estimulantes. Entre los estimulantes están las anfetaminas, pero también la cafeína. Su uso irracional puede provocar un aumento riesgoso de la presión arterial, la frecuencia cardíaca o la glucosa en sangre. El exceso de cafeína puede provocar insomnio, mareos, ansiedad, además de generar dependencia.

Problemas de otros fármacos que se consumen sin control

  • Anticonceptivos. La autoprescripción de anticonceptivos puede provocar sangrado, dolor abdominal fuerte, dolor en las mamas, depresión, náuseas, retención de líquidos, mareos, migraña y aumento de peso.
  • Gastrointestinales. Algunas drogas presentan efectos adversos luego de años de estudio. La ranitidina fue el remedio más usado para tratar la acidez. En 2019, se retiró del mercado tras detectarse que una sustancia que incluía su formulación era cancerígena.
    El reemplazo fue el omeprazol, otro medicamento que parece seguro. Sin embargo, muestra efectos adversos leves como cefalea o estreñimiento y otros más peligrosos y a largo plazo como la osteoporosis, lesiones gástricas premalignas y cáncer de estómago.
  • Antibióticos. El consumo inadecuado de antibióticos a nivel mundial está presionando a los microorganismos a generar resistencia hacia estos fármacos. Se trata de uno de los problemas de salud global más importante de los próximos años, según la OMS.

¿Prohibir la publicidad de medicamentos? Cómo solucionar el uso irracional de fármacos

Damin cree que para frenar el abuso de fármacos se requieren fondos para la prevención de las enfermedades, una política que demanda mucho dinero y en la que se invierte poco.

“También hay que prohibir la publicidad de medicamentos y fármacos, y hacer grandes campañas masivas de concientización para que la gente tenga respeto a los fármacos y entienda que lo ideal es no estar medicado, porque tienen efectos secundarios”, agrega.

Y apunta que una práctica común que debería evitarse es sugerir el uso de una remedio a otra persona porque el médico se la prescribió a ésta.

Según Damin, otros mecanismos que impulsan la sobremedicalización son la sobreprescripción médica, en especial de psicofármacos y la dispensa sin receta en la farmacia porque hay pocos controles. “Pero también la gente lo demanda, entonces se hacen recetas a nombre de una persona para que las utilice otro, por ejemplo”, detalla.

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