GÉNERO

Estudio: Las mujeres subestiman sus habilidades intelectuales

¿Por qué los hombres se ven a sí mismos como mucho más brillantes, mientras que las mujeres subestiman constantemente su inteligencia?

Cuando se les pide a las personas que estimen su inteligencia, la mayoría de ellas dirán que están por encima del promedio; se trata de un sesgo cognitivo normal y saludable y se extiende a cualquier rasgo socialmente deseable. Pero, ¿se da de igual manera esto en hombres y mujeres?.

Históricamente, se creía que las mujeres eran intelectualmente inferiores por tener cráneos ligeramente más pequeños. Fue uno de los tantos “neuromitos” más ampliamente difundidos, como lo es el que dice que tenemos un hemisferio del cerebro dominante que nos da ciertas características —lógica, racionalidad, creatividad—, o como lo es el que sostiene que las diferencias anatómicas entre los cerebros de hombres y mujeres explican por qué los primeros son “más agresivos y sexuales”, y las segundas “más sensibles y emocionales”. Pero diversos estudios a lo largo de los años terminaron por demostrar que las diferencias en cerebro no se relacionan ni con la inteligencia ni con tener menor o mayor predisposición a ciertos comportamiento o emociones. Ahora, la manera en la que los humanos percibimos la inteligencia no necesariamente se condice con la biología.

En este sentido, en un estudio reciente publicado en la revista Frontiers in Psychology, un equipo de investigadores evualuó cuán consistentemente hombres y mujeres estimaban su propia inteligencia o CI (coeficiente intelectual), así como también la autoestima general y rasgos de personalidad masculinos y femeninos.

Para ello, se le pidió a los participantes que estimaran su coeficiente intelectual después de informarles sobre cómo se califica la inteligencia. “La puntuación media es de 100 puntos. Mostramos a los participantes que dos tercios (66%) de las personas obtienen una puntuación en el rango de 85 a 115 puntos para darles un marco de referencia para las estimaciones”, explica uno de los autores, David Reilly, de la Escuela de Psicología Aplicada en la Universidad Griffith (Australia).

Además, para contrarrestar las estimaciones “infladas”, le dijeron que después de la estimación completarían una prueba de coeficiente intelectual para probar la precisión de las autoestimaciones que realizaron. Y a esto se le sumaría, también, una prueba sobre autoestima general y un Inventario de Roles Sexuales de Bem, que mide los rasgos de personalidad estereotípicamente masculinos y femeninos.

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