‘Producto untable: La manera engañosa de hacer pasar algo por manteca
La segunda marca de La Serenísima llamada La Armonía vende un símil manteca que no es tal. Idéntico envase, misma góndola, pero lo llaman "producto untable"
No es algo nuevo, ni es el primer lácteo que sufre alteraciones tan importantes en su composición que por ley no puede denominarse como el producto clásico.
“La Armonía”, segunda marca de La Serenísima vende un “pan” idéntico a los clásicos de manteca de 200 grs, con un packaging en papel plateado, y ubicado en la misma góndola de los supermercados, pero leyendo detenidamente el envase puede apreciarse que nunca se rotula como tal, sino como “producto untable”.
Desde años atrás aparecen sustitutos más económicos a lácteos, cafés y otras variedades de artículos que con artilugios engañosos cumplen la ley, pero buscan ocultar con tretas de marketing su verdadera esencia.
DE RALLADO A BEBIBLE: AHORA, UNTABLE
El primero fue “Rallado” una mezcla de sémola con sabor a queso que imitaba a este producto a costo más económico también llamando a engaño.
Hace algunos meses apareció “Bebible” un líquido lácteo similar al yogurt, también de La Serenísima, que en realidad es “bebida a base de leche” pero no alcanza a tener los componentes necesarios para esa denominación.
Fuera del mundo lácteo, y sin relación ninguna com La Serenísima, existe el “alimento a base de café” (que no es café) de marca Arlistán.
Lo que ahora indignó a un usuario de Twitter como para “denunciar” haber sido víctima del engaño, fue que se “hayan metido” con un alimento que considera “sagrado” para los argentinos, como es el clásico paquete de 200 grs de manteca rectangular al que generaciones anteriores, en ese formato, llamaban “pan“.
Como es frecuente ante este tipo de denuncias en redes sociales son muchas las opiniones que se colocan del lado de las empresas (en este caso la marca “La Serenísima”) y culpan al cliente por “no saber leer la etiqueta” que en ningún lugar llama manteca a ese producto untable.
Sin embargo esta táctica engañosa provoca que ante la compra de cada artículo el consumidor deba convertirse en “ingeniero de alimentos” deteniéndose entre los pasillos del supermercado a leer cada etiqueta, desconfiando de las compañías que fabrican cada producto queriendo engañar con el tipo de packaging y la ubicación en góndolas a la del clásico y original.
“Me siento estafado, pensé que era manteca de la marca armonía…
Es un producto a base de crema y aceite vegetal untable.Se van a cagar todos”, fue el mensaje que dio pie a la denuncia pública y la posterior polémica habitual entre quienes se indignan por lo que consideran una vil mentira, y los que apoyan al empresariado argentino que “no miente en el paquete“.
El problema no sería entonces que mezclen manteca con aceite hidrogenado para abaratar su costo de fabricación, sino que no exista (o no se cumpla) la normativa de diferenciar en aspecto y ubicación este producto de los originales, con características idénticas a simple vista.
“No es que te sientas sino que es una estafa. Es un producto completamente distinto en una presentación asociada a la manteca de toda la vida. Igual con las cremas “para cocinar” o los “Bebible” saborizados”, aportó otra usuaria para coincidir con el autor del posteo.
Otro, en cambio, haciendo recaer la culpa de haber adquirido ese artículo en el consumidor, escribió: “El código alimentario dice claramente que es y que no es manteca. Este producto claramente parece pero no lo es y lo aclara en su rótulo. Si bien puede prestarse a confusión ellos cumplen con la norma. El tema es quien lee y quien no”.
Justo en medio de la polémica por la remarcación de precios de grandes supermercados como “La Anónima” de la familia Braun, ahora se suma este sutil engaño en el que también tienen bastante que ver ese tipo de bocas de expendio, por no colocar estos productos bien diferenciados en su ubicación a los originales.